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“En Cruz Roja no hemos visto nunca una crisis así, y lo peor está por venir”

Toni Bruel, coordinador general de Cruz Roja Española, este miércoles en la sala de operaciones de la sede de la entidad en Madrid.Santi Burgos

Cruz Roja puso en marcha el año pasado la mayor operación de su historia en España. Han gastado más de 100 millones de euros y movilizado a 66.000 voluntarios, casi la mitad nuevos. Toni Bruel (Barcelona, 61 años) es el coordinador general de esta entidad desde hace 25 años. Su trabajo es organizar la respuesta, buscar un frágil equilibrio en todos sus ámbitos de actuación, desde la entrega de bienes al ámbito de la salud o los programas de empleo. Nunca se habían encontrado con una crisis como la que ahora vive el país.

Pregunta. ¿Qué impacto ha tenido la pandemia en la pobreza en España?

Respuesta. Los datos son muy significativos. Empezamos el Plan Responde previendo atender a 1,3 millones de personas y en un año hemos llegado a casi 3,6 millones. Un 40% de estas personas no había tenido contacto con la Cruz Roja hasta ahora. Nosotros somos un último recurso, la gente acude cuando ya no tiene otra alternativa. Es gente que ha entrado en ERTE, que quedó en el paro al principio de la pandemia.

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P. ¿Es la mayor emergencia social que ha atendido Cruz Roja en España?

R. Sí. Estamos acostumbrados a emergencias acotadas geográficamente, como un terremoto, o temáticamente, como fue la crisis económica de 2008 en España, que no afectaba a todo el mundo por igual. En este caso la pandemia afecta a todas las personas de alguna manera. Genera una vulnerabilidad en salud, social, medioambiental [pobreza energética], y además en todo el territorio. La Cruz Roja tuvo una presencia tremenda en la llamada gripe española, pero no en la dimensión y en los volúmenes de este momento. En nuestras reuniones internacionales todos decimos que no hemos vivido nada parecido.

P. ¿Cuál ha sido el incremento de la actuación este último año?

R. Hemos hecho actividades distintas para 3,6 millones de personas asociadas a la crisis, parte de las cuales ya atendíamos habitualmente y ahora han recibido respuestas adicionales. Al año normalmente atendemos en el ámbito social a 1,8 millones de personas. Nunca nos habíamos encontrado con que por teléfono o por la web nos llegaran 362.000 demandas directas en un año, un reto enorme porque cuando la gente manda un correo diciendo que no tiene comida es que está en una situación límite. Había días con una presión interna tremenda. Llegamos a tener 8.000 peticiones en un día.

P. ¿Lo peor está por venir?

R. No hemos visto nunca una crisis así y lo peor está por venir, sí. Pero esto es igual que en la anterior crisis. Se declaró en el año 2008 y los grandes efectos empezaron en 2012. El sistema sanitario tiene que engullir todo lo que ha quedado pendiente, el sistema social tiene que abordar todo lo que ha llegado, y al mismo tiempo tiene que haber un desarrollo económico que permita resolver todas estas cosas.

P. Con los 3,6 millones atendidos este año por la pandemia, ¿qué acciones llevan a cabo?

R. Actuamos en áreas como socorro, empleo, salud o educación a través de acciones como información, capacitación, entregas económicas a través de tarjetas monedero, formación sobre covid, ayudas en la gestión emocional, hemos habilitado plazas en albergues, hemos ayudado en movilización y traslados de ambulancia, cribados en centros educativos… Hemos entregado bienes a más de un millón de personas, entre los que hay alimentos, productos farmacéuticos, de higiene, tabletas para niños y niñas, tarjetas SIM para conexión a internet… Intentamos buscar un equilibrio en nuestras intervenciones, no destinar todo el dinero a una única acción, porque no daríamos solución a todas las balizas de vulnerabilidad.

P. ¿Cómo comienza la intervención?

R. En cualquier emergencia empezamos llamando a las personas más vulnerables de nuestras bases de datos y preguntando cómo están. Si no, tardan mucho más en venir y es peor. Hay varios niveles de actuación. El primero, de urgencia, en las primeras semanas, cuando entregamos paquetes de emergencia con lo más básico. Pero con el tiempo procuramos que la actuación sea integral. Normalmente las necesidades van encadenadas, la entrega de un paquete de alimentos en un porcentaje importante viene acompañada de medidas para cubrir suministros o el pago de la vivienda.

P. ¿Cuál es el perfil de la persona que han atendido en pandemia?

R. La media de edad antes de la pandemia eran 65 años, la media de edad ahora son 44. La mayoría son españoles, en un 71,5% antes de la pandemia y en un 80% ahora. Antes de esta crisis, un 24,8% estaban en desempleo, ahora en los atendidos son un 51,7%. Quienes estaban en ERTE son un 21% y en la población previa eran un 9%. El ingreso medio por hogar de quienes estaban en nuestros programas antes de la covid eran 981 euros, y el de quienes han llegado ahora, 570 euros. Hablamos de personas que han perdido su trabajo o lo han empeorado. La mayor parte, como siempre, proceden de barrios humildes y con bajo nivel de ingresos, pero no todos provienen de estos grupos.

P. ¿Hay un problema en España con la pobreza laboral?

R. Sí. A nivel social, lo que tiene más impacto es el empleo, por un lado, que hay muy baja intensidad, tenemos un gran volumen de personas paradas; y por otro lado, cuando hablamos de un hogar con 570 euros de ingresos quiere decir que gran parte de la composición de esas familias son trabajadores pobres. Además, los hogares sin ingresos son ahora el 22% y antes hablábamos del 9,8%.

P. ¿A menor nivel formativo, más dificultades?

R. El nivel formativo es importante. Pero también hay muchísima población joven con formación y muy pocas oportunidades laborales.

P. ¿La pobreza está más feminizada aún?

R. Sí, definitivamente. Ya antes de la pandemia, casi el 70% de las personas que atendíamos eran mujeres. El 60% de los usuarios nuevos de Cruz Roja a través del Plan Responde son mujeres.

P. ¿La brecha digital es más insalvable ahora que hace un año?

R. Es mucho más grave porque la mayor parte de gestiones se han transformado en cuestiones digitales. La brecha con personas mayores, por ejemplo, es tremenda, porque todas las gestiones que podías hacer presencialmente se convierten en virtuales, no hay alternativa. En la infancia es tremendo porque en familias vulnerables muchas veces hay un solo dispositivo y son muchos. Para una persona desempleada, brecha digital es que sepa encontrar trabajo a través de internet, no que use las redes sociales. Y para una persona mayor, no es que mire el periódico, es que pueda entrar a pedir su cita en el centro de salud. Muchas veces llegaremos a tener el problema de si es más importante facilitar que la gente tenga wifi o comida por las dificultades que te genera para vivir no tener esa accesibilidad.

P. ¿Responden las administraciones?

R. Hay para todo. El ingreso mínimo vital es un instrumento fundamental. Pero no iremos bien si las administraciones no vinculan al ingreso mínimo vital medidas de acompañamiento, de empleo, formación, capacitación y vuelta al mercado laboral.

P. ¿Cuánto calculan que durará esta crisis?

R. Habrá varias velocidades. La mayor preocupación es quién tardará más en salir. Y tardarán mucho más las familias cuyos miembros están todos en paro, en infraviviendas, los jóvenes, y tendrán más problemas de éxito escolar los niños de estas familias con estos entornos más complejos. Y esto durará años si no se adoptan medidas muy contundentes.


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