En los concesionarios se impone la ley del más rápido

Coches nuevos a la espera de ser embarcados en el puerto de Barcelona.
Coches nuevos a la espera de ser embarcados en el puerto de Barcelona. Getty Images

Alfredo, encargado del concesionario Ford de la calle Diputació de Barcelona, está harto de comunicar a los clientes que el coche que están esperando con tanta ilusión se retrasa, o de advertir a alguien que quiere encargar uno ahora de que igual tiene que esperar seis meses. “Es desesperante, frustrante. Se me acaban los calificativos. La gente se molesta y con razón”, resume. Cuenta que los problemas de retrasos empezaron en febrero de este año y que los primeros meses de la pandemia, una vez levantado el confinamiento, no fueron tan malos. Este año ha tenido que anular algunos pedidos porque los clientes se han cansado de esperar y ya empieza a preocuparse por los coches que deberían entregar antes de que acabe el año: “Esos compradores se benefician de un descuento en el impuesto de matriculación en función de la emisión de CO₂. Suele oscilar, según los modelos, entre los 800 y 1.000 euros. Esa bonificación se acaba el 31 de diciembre por lo que si se retrasa la entrega y la matriculación, encima perderán ese descuento”.

Veterano en la venta de coches, dice que lo que está pasando ahora es inaudito: “La gente ya sabe que hay problemas con el suministro de los cientos de microchips que necesita un coche, solo 16 en una puerta, así que al final a los que les corre más prisa optan por quedarse lo que hay ahora mismo en el expositor, casi que quieren salir con el coche puesto, como si fueran unos zapatos”. La problemática de este punto de venta de Ford es pareja a los de otras marcas de vehículos. Y el panorama es similar en las motocicletas. En Oriol Motos, un concesionario Suzuki del Eixample barcelonés, lo normal era tener un centenar de motocicletas en la tienda, con una amplia gama de modelos y hasta de colores. Ahora no tienen más allá de una veintena: “Ya nos han dicho que ni en noviembre ni en diciembre llegarán más, por lo que a medida que se vayan vendiendo no sabemos qué pasará”. José, al frente de ese negocio, cuenta que ya no es solo la falta de microchips para la fabricación, sino también de problemas de transporte “que además se está encareciendo. El panorama no tiene nada que ver con el año pasado. Estamos mucho peor”. La venta de bicicletas sigue sin remontar el retraso que ya acusó desde el inicio de la pandemia: “Ahora también hay problema con algunos materiales tan elementales como los frenos, o las cámaras de las ruedas. Por lo menos para los que somos pequeños. Yo estoy vendiendo un 30% menos”, confiesa Dani, al frente de una tienda de bicis.

En otros sectores, los problemas en el suministro de material están directamente relacionados con el lugar de fabricación. Con los muebles, por ejemplo, los que trabajan con empresas de manufactura española solo han acusado un ligero retraso: “De un plazo de entrega de entre 50-60 días se ha pasado a 80-90. Pero si los plafones o contrachapados llegan en contenedores de China ya es más complicado”, comenta David, de Mobles Green.

Las reservas de algunas marcas de electrodomésticos amenazan con agotarse por lo que algunos comercios han optado por acaparar unidades de televisiones y algunas marcas de lavadoras y neveras de cara a la campaña de Navidad: “Preferimos tener más aparatos en el almacén y garantizar las ventas porque ya nos han advertido que el año que viene habrá más problemas”, cuanta Jordi de Electro Serna Bach.

“Tenemos encargos pendientes desde hace cuatro meses cuando antes el tiempo de entrega era de dos o tres semanas. Y menos mal que ya hicimos una previsión con tiempo para tener aseguradas las campañas del Black Friday y Navidad. De todas formas, hay ordenadores, equipos de música y televisiones grandes que no llegan. Ya veremos”, coincide en el panorama Manel, de Sony Gallery en el barrio de Gràcia.


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