La infancia en México enfrenta profundas desigualdades desde los primeros años de vida, de acuerdo con el más reciente análisis del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
El organismo, con base en datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), informó que en 2024 el 73.5% de niñas y niños de 0 a 5 años que viven en condición de pobreza extrema por ingresos carecieron de acceso a servicios de salud.
La cifra representa prácticamente el doble en comparación con el promedio nacional para este grupo de edad, que fue de 37.7%.
En el mismo grupo poblacional, el 37.1% de niñas y niños en pobreza extrema presentó rezago educativo, lo que significa tres veces más que el promedio nacional (11.5%). La carencia de acceso a la alimentación nutritiva y de calidad también fue un factor significativo: mientras que a nivel nacional el porcentaje se ubicó en 16.1%, entre la población infantil en pobreza extrema alcanzó el 45.7%.
El CEEY subrayó que estos datos reflejan una brecha estructural que afecta las oportunidades desde la primera infancia.
La desigualdad de oportunidades en México empieza desde la infancia y está presente no solo en los ingresos, sino en todos aquellos factores que permiten a una persona desarrollar su proyecto de vida.
Desigualdad que se hereda
El informe de movilidad social en México 2025 elaborado por el CEEY detalla que al menos la mitad de la desigualdad de ingresos en el país está asociada a factores fuera del control de las personas, como el origen socioeconómico. Una tercera parte de quienes nacen en hogares que integran el 20% con menos recursos no logran superar la pobreza extrema en la adultez.
Esto implica que las condiciones de vulnerabilidad en los primeros años de vida se convierten en un determinante directo del futuro de millones de mexicanos. La falta de acceso a salud, educación y alimentación adecuada en la infancia limita la movilidad social y perpetúa los ciclos de pobreza intergeneracional.
Pobreza y carencias sociales
El comunicado del CEEY también destaca que, aunque en los últimos años se ha registrado una reducción de la pobreza en términos generales, la vulnerabilidad por carencias sociales ha aumentado. En 2024, 41.9 millones de personas (32.2% de la población) enfrentaron al menos una carencia.
En el caso de la primera infancia en pobreza extrema, las carencias más frecuentes fueron:
Alimentación nutritiva y de calidad: 45.7%
Rezago educativo: 37.1%
A nivel nacional, los porcentajes fueron de 37.7%, 16.1% y 11.5% respectivamente, lo que confirma la profunda desigualdad entre la población infantil con mayores ingresos y aquella que vive en pobreza extrema.
Importancia de la inversión en primera infancia
Para el CEEY, atender las condiciones de la niñez en pobreza extrema es un tema prioritario para el desarrollo del país.
Reducir la desigualdad de oportunidades requiere inversión pública focalizada en la primera infancia, de tal forma que la pobreza extrema no se herede.
La evidencia internacional muestra que invertir en educación, salud y alimentación durante los primeros cinco años de vida genera beneficios de largo plazo, tanto en el desarrollo individual como en el crecimiento económico de las naciones. Estos beneficios incluyen una mayor productividad laboral, mejor desempeño escolar y reducción de costos en servicios de salud.
El CEEY propone como alternativa la creación de un Sistema Nacional de Cuidados, que atienda de manera prioritaria a la primera infancia, garantizando servicios integrales que incluyan atención educativa, acceso a salud y alimentación de calidad.