El IFK Norrköping sueco, 8º en la liga femenina de Suecia, está cuajando una muy buena campaña en la temporada de su ascenso. Y parte del éxito se lo debe a su entrenador, Tor-Arne Fredheim, que pese a admitir que al principio le costó el cambio de entrenar a mujeres, ahora está encantado.
“Estoy orgulloso. Llevo 18 años en el club como jugador, ayudante de entrenador, director deportivo, entrenador, miembro de la directiva y ahora entrenador de mujeres. Soy el único que ha tenido todos los papeles”, explica con una sonrisa en rueda de prensa. Cuando Tor-Arne Fredheim, al que todas sus jugadoras agradecen que sea claro y honesto, decidió hacerse cargo, Norrköping era un equipo que estaba lejos de la élite.
Le costó al inicio, pero ahora se ha hecho con el equipo: “Cuando entrenas a mujeres hay muchas más emociones. Muchas más. Tienen los sentimientos por fuera, hay mucha más comunicación. Las chicas quieren explicaciones y lloran. Pero cuando hablas con ellas, cuando te comunicas y les explicas… Las chicas a veces lloran porque quieren un feedback, mientras que a ellos les cuesta”.
Tor-Arne Fredheim señala que “hay tormentas emocionales y es porque no están acostumbradas a rendir a este alto nivel (desde el ascenso) en cada sesión de entrenamiento. Habrá altibajos a lo largo del año”.