Envejecer con Mayra


Cuando hace una semana Mayra Gómez Kemp iba camino del plató de Sálvame a ser entrevistada por Paz Padilla, pensó en avisar a su marido, Alberto Berco, para que pusiera Telecinco. Lo contó en directo para explicar cómo se siente 10 meses después de que él haya fallecido de un fallo cardíaco.

Mayra y Alberto han vivido 48 años juntos. Él pasó dos depresiones a su lado. Ella, dos cánceres. Sobre esas dos enfermedades Mayra se explayó con naturalidad en sus memorias, Hasta aquí puedo leer, igual que contaba que dieron la vuelta al mundo en un crucero, algo supuestamente divertido que ellos sí volverían a hacer. “Cuando me diagnosticaron el cáncer también pensé en esa experiencia única y me planteé qué tipo de vida he tenido. ‘La que he querido’, tuve que responderme por fuerza”. Con la misma sencillez aplastante le contó a Paz Padilla que pensó en salir a la calle sin mascarilla para ver si se contagiaba de covid y se iba con él, pero decidió no hacerlo por su hermana.

En Sálvame intentaron salvar a Mayra. Cuando Paz Padilla, también viuda reciente, trató de convencerla de las bondades de la aceptación, Mayra la despachó tajante: “Yo no aceptaré nunca que se ha muerto mi marido. Yo soy yo, no tú”. “No soy Santa Mayra de los cojones”, zanjó. Una blasfemia de boca del Papa habría sido menos sorprendente. Ella bromeó al respecto: “Perdón por lo de ‘Santa Mayra”.

Antes de que la pandemia la aislara, Mayra disfrutaba cuando alguien se le acercaba a decirle que había crecido con ella. Si crecer es aceptar lo que viene y envejecer, no asumir lo que se va, también estamos envejeciendo con ella. A lo mejor le consuela saberlo. Negarse a lo innegable al lado de alguien también es hacerle compañía.

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