España puede presumir de tener algunos de los pueblos más bonitos del mundo, cuyo valor histórico es incalculables. En todo el territorio nacional hay auténticos tesoros que todo el mundo debería visitar al menos una vez en la vida. Es el caso de este pueblo medieval situado en la provincia de Albacete declarado Conjunto Histórico-Artístico en el año 1982.
Uno de los detalles más sorprendentes sobre esta localidad es que en 1986 fue premiada con un tercer puesto a la mejor iluminación artística, solo por detrás de la Torre Eiffel y la Gran Mezquita de Estambul. Se trata de Alcalá del Júcar, que destaca por el imponente castillo y las casas excavadas en la montaña.
¿Qué ver en Alcalá del Júcar?
Lo primero que llama la atención es el Puente Romano, que se ha convertido en el icono del pueblo por excelencia. A pesar de que su nombre indique lo contrario, no fue construido por los romanos. Se llama así por el tipo de arquitectura. Debajo del puente hay una pequeña playa fluvial donde tomar el sol y darse un baño en verano.
El principal templo religioso de Alcalá del Júcar es la Iglesia de San Andrés, construida en el siglo XV y ampliada en el siglo XVIII. Uno de los mejores planes en el pueblo es visitar el Museo del Cine, una pequeña exposición de elementos cinematográficos en el edificio que ocupó el antiguo cine.
El Castillo de Alcalá del Júcar, a pesar de su pequeño tamaño, merece mucho la pena. Ofrece unas vistas increíbles tanto del casco antiguo de la localidad como del entorno natural. El interior está completamente vacío pero se puede entrar a visitarlo.
La Cueva del Diablo es una parada imprescindible. En su interior alberga una exposición muy interesante de objetos que había antiguamente en las casas del pueblo, como muebles y vajillas. La exposición está distribuida a lo largo de los pasadizos de la cueva.
Para completar la visita, la Ruta del Agua ofrece una experiencia única a mayores y pequeños. Un breve paseo de no más de media hora de caminata bordeando el canal del agua. Desde un punto del itinerario se pueden apreciar el grupo de arco de un lateral de la Iglesia de San Andrés.
Y, por último, no te olvides de probar alguno de los platos más típicos de Castilla-La Mancha, como las migas manchegas. Se elaboran con pan duro, ajo, aceite y diferentes tipos de carnes.
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