El presidente venezolano, Nicolás Maduro, arremetió este miércoles contra el Gobierno español y formuló, sin presentar evidencias, acusaciones sobre una supuesta negociación entre Madrid y Leopoldo López para facilitar su salida del país. El sucesor de Hugo Chávez se revolvió contra el embajador en Caracas, quien acogió durante un año y medio al dirigente opositor en su residencia, y se mostró convencido de que su principal adversario, Juan Guaidó, también abandonará Venezuela. El líder bolivariano criticó directamente a Pedro Sánchez, que se reunió con López el martes, y aprovechó esa circunstancia para cargar contra las principales instancias de la comunidad internacional.
Maduro recurrió una vez más a la retórica del enemigo exterior con el propósito de justificar la grave crisis institucional, social y económica por la que atraviesa el país y culpar a las fuerzas antichavistas del bloqueo. “Nosotros no tenemos una oposición, tenemos una conspiración permanente, avalada y financiada por el Gobierno de Estados Unidos y con la complicidad de varios Gobiernos de Europa. Así se disfracen de ovejitas, son terroristas”, mantuvo el dirigente bolivariano. Ese discurso, habitual en las comparecencias ante medios internacionales como la de este miércoles, tiene estos días un blanco muy definido: España.
La huida de López, que pasó siete años privado de libertad, primero en una cárcel militar, después en arresto domiciliario y finalmente en la residencia del embajador español en Venezuela, Jesús Silva, dio pie a un rosario de señalamientos. El líder opositor, detenido en 2014 con la acusación de haber incitado unas protestas violentas, se fue a finales de la semana pasada y el domingo aterrizó en Madrid, donde vive su familia. El martes se reunió con Sánchez en la sede del PSOE y ofreció una conferencia de prensa en la que prometió volver a Venezuela para liberarla.
“Pedro Sánchez, estás bastante desinformado de Venezuela, siempre cometes errores con Venezuela. Hasta cuándo, Pedro Sánchez, tu subestimación, tu desprecio por la realidad venezolana”, le espetó Maduro, que fue más allá. Habló de una supuesta negociación, de la que desvinculó al régimen chavista, para organizar la logística de la salida de López, de la que todavía no han trascendido los detalles. “Recientemente el embajador Silva viajó a España, negoció el viaje de Leopoldo López a España con el Gobierno español. Regresó a Venezuela y se llevó a Leopoldo López con base en esta negociación con el Gobierno de España. Hasta aquí puedo decir hoy”. Lo mantuvo sin presentar pruebas ni sustentar ni argumentar sus afirmaciones con información.
El Gobierno venezolano dio así un paso más buscando un cuerpo a cuerpo con Madrid. El domingo ya había asegurado que “el Reino de España participa activamente en la fuga ilegal de un peligroso delincuente y decide recibirlo en su territorio, sin reparar en las leyes internacionales e incluso en las leyes migratorias españolas y en los acuerdos bilaterales en materia de justicia”. Tras conocerse la salida del opositor, la policía política del régimen, el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), detuvo a trabajadores locales de la Embajada encargados de la seguridad de las dependencias diplomáticas y a varios colaboradores de López. El acoso no ha remitido, pero horas después los soltaron y ayer por la mañana las patrullas de la inteligencia y de la policía se retiraron de la residencia de Silva.
Maduro afirmó también que el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, correrá el mismo destino y acabará viviendo, dijo, en el barrio de Salamanca de la capital española. Aun así, les amenazó con prisión. “Se va derrotado”, añadió a propósito de López. “Eso es lo que puedo decir a esta hora, sencillamente, espero que algún día haya justicia y la justicia venezolana logre, nuevamente, llevarle a la cárcel”.
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