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España tiene hambre y gol



DirectoCrónica

Contra un rival muy endeble, España se concedió una noche plácida en la que sació su hambre de gol y lució la entrega de sus jugadores a la causa de Luis Enrique. Firmó la selección una tunda ante una Islandia muy rebajada y limitada por los problemas extradeportivos de algunos de sus mejores jugadores. Cinco goles y las altas revoluciones empleadas durante todo el encuentro llenaron el ojo del seleccionador español. La mejor lectura que pudo sacar es que sus futbolistas se emplearon con la intensidad que les demanda por más que el carácter amistoso del partido y el rival pudieran invitar al paseo. El grupo tiene hambre y está entregado a su entrenador. El partido fue otra muestra de actitud. No existe la tregua bajo la dirección del preparador asturiano. Los jugadores saben que cualquier desvío del guion marcado o una mera bajada de brazos puede suponer apearse de la nómina del Mundial. Es la única explicación a ese ritmo con el que se emplearon en la presión aún con el saco ya lleno de goles. Marcaron cinco, pero jugaron para hacer todos los posibles sin miramientos. La hinchada coruñesa lo agradeció, ahora que no tienen ocasión de ver fútbol de élite porque el Deportivo pena por la Primera RFEF. La última vez que España había jugado en Riazor también asistió a un 5-0, en 2009 contra Bélgica.

5

Unai Simón, Hugo Guillamón, Laporte, Alba (Marcos Alonso, min. 58), Azpilicueta (Pedri, min. 80), Marcos Llorente, Carlos Soler (Gavi, min. 68), Koke, Yeremy Pino, Dani Olmo (Sarabia, min. 58) y Morata (Ferrán Torres, min. 57)

0

Rúnar Rúnarsson, Alfons Sampsted, Daníel Grétarsson, Brynjar Bjarnason, Magnusson, Stefán Thórdarson, Bjarnason, Aron Thrándarson, Bodvarsson (Sveinn Aron Gudjohnsen, min. 67), Jon Dagur Thorsteinsson (Albert Gudmundsson, min. 67) y Thórir Helgason

Goles 1-0 min. 36: Morata. 2-0 min. 39: Morata. 3-0 min. 46: Yeremy Pino. 4-0 min. 60: Sarabia. 5-0 min. 71: Sarabia.

Árbitro Horatiu Fesnic

El bolo poco exigió a la Roja, más allá de establecer el momento en el que se derrumbaría el muro islandés, un equipo de centímetros, kilos de músculo y escaso de talento. Probablemente, este ha sido el rival más débil al que se ha enfrentado la España de Luis Enrique. Si Albania sí que fue un hueso, Islandia quedó muy lejos de ser un sparring digno. En cuanto Morata abrió el marcador cerca de la primera media hora, la cascada de goles se precipitó. Fue un monólogo de esta España que busca la excelencia para acudir a Qatar metida en el grupo de los grandes gallos.

Solo repitió Morata del once de Cornellà. La democracia de los minutos instaurada por Luis Enrique para no cargar de minutos a sus futbolistas en pleno inicio de la parte mollar de las competiciones de clubes dio para ver a Koke operar como mediocentro, a Marcos Llorente recuperar su molde de interior rompedor o el placer por jugar que parece sentir Dani Olmo cuando está con la selección. El atacante del Leipzig se atreve con todo cuando se viste con la Roja. Lo mismo rinde pegado a la cal, como mediapunta o como falso nueve. Esta vez deleitó a Riazor con sus desbordes y sus controles. Fue un partido a un solo campo. Koke, Llorente, Soler y Morata pudieron abrir la lata antes de que el delantero de la Juventus culminara una buena combinación en la que Soler, dejando pasar en la frontal del área la pelota, provocó que apareciera el espacio definitivo. El interior valencianista participó en tres de los cinco goles y cotiza mucho como futuro mundialista. Para finalizar su golpe de genialidad, Morata estuvo fino con el amague que se comió un defensor islandés antes de ejecutar a Runarsson.

Olmo encandila

Al poco de ese primer tanto, Dani Olmo se coló entre dos defensores y fue barrido en el área. Morata no perdonó el penalti provocado por un futbolista que no se achica cuando tiene posibilidad de encarar. Morata suma 25 goles en 52 partidos internacionales, ya es el sétimo goleador de la historia de la selección y tiene a tiro a Morientes (27) y Hierro (29).

Con dos goles en contra, Islandia ya fue un guiñapo en el segundo acto. Un centro pasado de Jordi Alba lo cabeceó Yeremy Pino cerca de la línea del gol, lo que evidenció el nivel del meta y la defensa islandesa. Se tragaron todos el pase del lateral azulgrana. Desatada ya España a la búsqueda de la goleada, Olmo siguió a lo suyo. El regate es el único recurso posible cuando las circulaciones llegan hasta los extremos, y él no duda en sacarlo a pasear. Venció en la mayoría de los duelos y se retiró felicitado a gritos por Luis Enrique.

La feria de cambios no rebajó el afán de los internacionales españoles por mantener el ritmo de juego y agrandar las diferencias en el marcador. Sarabia, con dos goles, fue otro de los ejemplos del régimen competitivo que ha establecido Luis Enrique. El atacante del Sporting de Portugal siempre le da algo al seleccionador. Como Olmo, siente que su escaparate real está más en la selección que en su club, donde también registra dobles números de goles y asistencias. Su decisión de abandonar el PSG tuvo que ver con su deseo de no perder el tren de la selección y lo pelea en cada minuto que juega.

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