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Esperpento mundial: se suspende el Brasil-Argentina por el protocolo sanitario

Lo que iba a ser la cumbre del fútbol sudamericano dentro de las eliminatorias para el Mundial de Qatar 2022 se convirtió en un lío monumental y un esperpento planetario. El partido Brasil-Argentina fue suspendido este domingo por inspectores sanitarios brasileños ante la estupefacción generalizada cuando ya había comenzado a rodar el balón. A los cinco minutos de comenzar el clásico sudamericano, funcionarios de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) saltaron al campo del Estadio Neo Química de São Paulo (Corinthians) para exigir que fuera paralizado de inmediato el choque con el argumento de que tres de los jugadores de Argentina que militan en la Premier League y estaban en el campo —Emiliano Martínez, del Aston Villa; y Cuti Romero y Giovanni Lo Celso, del Tottenham— habían mentido al entrar en Brasil después de haber estado en Reino Unido, incumpliendo la cuarentena exigida. Un cuarto jugador —Emiliano Buendía, del Aston Villa—, también acusado de estas infracciones, seguía el partido desde el banquillo.

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Tras la suspensión del encuentro, la selección argentina se retiró al vestuario mientras la canarinha se quedó en el campo ejercitándose. La confusión fue enorme, en medio de un escándalo global, con los jugadores en medio de un estado de estupefacción.

Anvisa, que es la agencia pública que autoriza las vacunas o los medicamentos, había explicado antes del partido en una nota difundida por la mañana que los jugadores Martínez, Lo Celso, Romero y Buendía “no cumplieron con la regla para el ingreso de viajeros en suelo brasileño”. La acusación es que falsearon las declaraciones que deben rellenar los viajeros al entrar en Brasil. Aseguraron, según Anvisa, que no habían estado en el Reino Unido en los últimos 14 días, lo cual es falso, según la agencia brasileña, además de no hacer la cuarentena exigida.

Álex Campos, el director de Anvisa, insistió en que ese no era el desenlace esperado. “No estaba previsto que el partido tuviera que ser interrumpido. Pero cometieron una infracción tras otra. Les pedimos que no salieran del hotel, que se pusieran en cuarentena, y finalmente los llevaron al campo. O tenemos reglas en Brasil (para todos) o no las tenemos”, declaró.

La agencia de vigilancia sanitaria detalló el domingo por la noche en una nota sus gestiones para que los cuatro jugadores fueran aislados antes de proceder a organizar su deportación. Anvisa asegura que el sábado por la tarde se reunió con representantes de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), de la federación brasileña y de la selección argentina para informales de que los deportistas habían violado el protocolo anticovid, que debían confinarse e iban a ser expulsados del país. En vista de que su petición no fue atendida, movilizaron a la policía, con la que fueron al hotel a buscar a los jugadores, que estaban ya camino al campo. Y hacía allí se dirigieron entonces los inspectores sanitarios con los agentes.

“No se puede hablar de ninguna mentira”, defendió Claudio Tapia, presidente de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA); “hay una legislación sanitaria y las autoridades sanitarias aprueban un protocolo vigente. Nosotros venimos cumpliendo todo porque nos preocupa que los jugadores puedan volver bien a sus clubes. Lo que se vivió fue lamentable: cuatro personas sin barbijo [mascarilla] ingresaron al campo e interrumpieron el partido”.

Pese a las acusaciones de Anvisa, el árbitro dio el pitido inicial a la hora prevista. Desde que comenzó la pandemia, ningún evento público de esta envergadura, o incluso menor, ha sido suspendido de esta manera en Brasil por inspectores sanitarios.

El trasfondo de la suspensión del partido es que la pandemia ha matado a más de medio millón de brasileños. Y hay un pulso entre dos instituciones: la agencia sanitaria brasileña, que depende del Gobierno, y la Conmebol. Esta negoció un acuerdo con el Gobierno brasileño para que los jugadores señalados por las autoridades sanitarias obtuvieran una autorización excepcional para poder disputar el partido, como ha ocurrido desde el inicio de la pandemia con otros grandes acontecimientos deportivos. Pero la agencia sanitaria insiste en que los cuatro incumplieron la normativa en dos puntos: mentir al entrar a Brasil y no hacer cuarentena.

“El viajero que cumple con las disposiciones del art. 3, con origen o historial de paso por el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, la República de Sudáfrica y la República de la India en los últimos 14 días, al entrar en territorio brasileño, deberá permanecer en cuarentena durante 14 días”, reza el decreto sanitario del Estado de São Paulo.

Los jugadores de Argentina hablan con los inspectores sanitarios brasileños. Sebastiao Moreira / EFE

Como los cuatro jugadores argentinos no han estado confinados en Brasil durante las últimas dos semanas —antes de viajar a São Paulo, Argentina jugó contra Venezuela en Caracas—, la agencia sanitaria brasileña activó a la policía. “Ante la constatación de que la información brindada por los viajeros era falsa, Anvisa aclara que ya comunicó el hecho a la Policía Federal para que se tomen de inmediato medidas oportunas”, explica el comunicado. La agencia sostiene que los cuatro deportistas “tienen prohibido participar en cualquier actividad y se les debe impedir que permanezcan en territorio brasileño”.

El presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, Ednaldo Rodrigues, mostró su malestar y estupefacción ante lo sucedido, y explicó que Anvisa informó a todas las selecciones de la normativa para entrar en Brasil y que desde hace tres días monitoreaba a la selección argentina. También negó que la federación brasileña haya participado de ninguna negociación. “En ningún momento la CBF ha sido parte de ninguna negociación para poner o quitar deportistas”, recalcó Rodrigues, “la Confederación Brasileña respeta las normas sanitarias”.

Brasil organizó la última Copa América después de que Argentina y Colombia se negaran a ejercer de anfitriones por los efectos de la pandemia. Entonces, Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, le tendió una mano a la Conmebol. El Tribunal Supremo autorizó la celebración después de las peticiones de suspensión del torneo por parte de un diputado federal, Julio César Delgado, del Partido Socialista Brasileño, y de la Confederación Nacional de Metalúrgicos. También hubo una tercera solicitud del Partido de los Trabajadores.

La Conmebol concluyó en un comunicado: “El árbitro y el comisario del partido elevarán un informe a la Comisión Disciplinaria de la FIFA, la cual determinará los pasos a seguir. Estos procedimientos se ciñen estrictamente a las reglamentaciones vigentes. Las eliminatorias para la Copa del Mundo son una competición de la FIFA. Todas las decisiones que atañen a su organización y desarrollo son potestad exclusiva de esa institución”. El gran clásico sudamericano acabó en un esperpento mundial.

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