Durante los meses de verano hay algo que a todos nos llama mucho la atención, y es que los portales están más fríos que las viviendas. Cuando llegamos de la calle con mucho calor, entrar en el portal es un gusto porque la temperatura es considerablemente más baja. Sin embargo, una vez subimos a casa, nos damos cuenta de que la temperatura ha vuelto a subir. ¿Por qué ocurre esto? Pues bien, lo cierto es que tiene una explicación.
El misterio de los portales fríos en verano
El portal es uno de los sitios más sombríos de un edificio, principalmente por dos factores. Por un lado, porque se encuentra en la planta baja. Y, por otro lado, porque cuenta con una serie de elementos que le dan sombra: soportales, terrazas de las plantas superiores… Todos estos elementos impiden que los rayos solares incidan en el portal de forma directa.
Por supuesto, los materiales de construcción también incluyen. En la gran mayoría de casos, los portales se construyen con materiales nobles, como cerámicos o pétreos, lo que hace que la temperatura en ellos sea mucho más baja que en las viviendas durante los meses de verano.
A todo esto hay que sumar el efecto de la escalera. Bien es sabido por todos que el calor tiende a subir, así que la parte baja siempre está más fría, mientras que los pisos más altos van subiendo de temperatura.
Este fenómeno recibe el nombre de estratificación y consiste en lo siguiente. Cuando el aire sube, el aire entra por las plantas inferiores. De esta manera, el aire cálido se desplaza hacia las plantas superiores, y el portal se mantiene fresco.
Trucos para refrescar la vivienda
¿Es posible bajar algunos grados la temperatura de la vivienda sin recurrir al aire acondicionado? Por suerte sí. Una de las claves es ventilar toda la casa a primera hora de la mañana, preferiblemente entre las 7:00 y las 8:00 horas. Lo mejor es hacerlo con la técnica del aire cruzado, esto es, creando corrientes de aire abriendo todas las ventanas y puertas.
También es una buena idea fregar por la mañana con agua fría toda la casa, espacios interiores y exteriores, para conseguir una sensación de frescor. En la cama, justo antes de irnos a dormir, podemos introducir una bolsa de agua caliente llena de hielo picado. Y, por último, es recomendable evitar en la medida de lo posible las fuentes de calor.
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