Estados Unidos e Irán han dado este martes un primer paso para salvar el acuerdo nuclear, que permanecía prácticamente en vía muerta desde que hace tres años Donald Trump se retirara del pacto y retomara la vía de las sanciones. Tras la ofensiva diplomática desplegada por la Unión Europea, Washington y Teherán pusieron en marcha un proceso de conversaciones indirectas para volver a someterse a los términos del documento suscrito bajo la presidencia de Barack Obama. Las negociaciones, que se prevé que se prolonguen varios días, pivotarán sobre dos comisiones de expertos que buscarán atar al régimen iraní a sus compromisos nucleares y a la Administración estadounidense a la retirada de sanciones.
La misma ciudad, pero diferentes salas. La Administración de Joe Biden y el Gobierno de Hasan Rohani han dado en Viena los primeros pasos para abrir una nueva etapa y regresar a los términos del pacto sellado el 14 de julio de 2015, que buscaba evitar que Irán se convierta en una potencia nuclear. Sus diplomáticos no se han sentado este martes frente a frente. Ni siquiera se encontraban en el mismo hotel. Pero su mensaje circula de una parte a la otra a través de los diplomáticos europeos que han acudido a la reunión del llamado Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés).
Las dos partes no podían participar en el encuentro porque, primero, Estados Unidos decidió retirarse de ese pacto en mayo de 2018. El entonces presidente Donald Trump tildó el documento firmado por su antecesor como “el peor acuerdo jamás firmado” y optó por abandonarlo para forzar una renegociación de los términos por parte de Teherán. El efecto fue el contrario: el régimen iraní ha enriquecido desde entonces más uranio y a niveles más elevados de los permitidos. A ese impedimento, se añade que Irán afirmó que tampoco pensaba sentarse en ninguna otra mesa con EE UU si antes no se retiraban las sanciones impuestas por Trump. La nueva Administración del demócrata Joe Biden, por su parte, pretende regresar a ese acuerdo, pero no retirará las sanciones hasta que Teherán vuelva a cumplirlo. Y ese bloqueo se ha prolongado hasta ahora.
Los órdagos han dado paso a los gestos. El emisario de la Casa Blanca, Robert Malley, había afirmado en la cadena de televisión PBS: “Estados Unidos sabe que, para volver a cumplir, tendrá que levantar las sanciones que son incompatibles con el acuerdo alcanzado con Irán”. El portavoz del Gobierno iraní, Ali Rabii, vio en esas palabras una “posición realista y prometedora”, que “podría ser el comienzo de una corrección” de un tiempo que había puesto “a la diplomacia en un callejón sin salida”.
La reunión ha empezado a las 14.30 (misma hora en la España peninsular), después de varios encuentros bilaterales preparatorios entre los asistentes. A ella han acudido los actuales países del acuerdo: Irán, el llamado E3 (el Reino Unido, Alemania y Francia) y el E2 (China y Rusia). En un hotel cercano aguardaban los enviados estadounidenses. Apenas una hora y media más tarde, el encuentro multilateral había ya finalizado y se programaba para las 17.00 el primer grupo de trabajo.
Encuentro “constructivo”
El vicesecretario general del Servicio Europeo de Acción Exterior de la UE, Enrique Mora —que ha presidido el encuentro en nombre de la UE—, ha calificado ese primer cónclave del comité del JCPOA como “constructivo”. “Existe unidad y ambición para un proceso diplomático conjunto”, ha afirmado a través de su cuenta de Twitter. Mora ha explicado que el diálogo se articulará a través de dos comisiones de expertos o grupos de trabajo. Uno de ellos diseñará la ruta para revertir las sanciones de Estados Unidos, que puso a la economía iraní contra las cuerdas. El otro buscará que Teherán se ciña de nuevo a los términos del acuerdo en materia nuclear.
Fuentes comunitarias han insistido en que el paso dado este martes es solo el primero de un proceso cuya fase inicial puede prolongarse esta semana, con viajes continuos de los intermediarios europeos entre ambos hoteles e intercambios de propuestas. Un diplomático iraní ha previsto a Reuters una nueva reunión multilateral del comité del JCPOA para el viernes. Enrique Mora, como coordinador del grupo, ha afirmado que “intensificará los contactos por separado en Viena con todas las partes relevantes, incluyendo Estados Unidos”.
La Administración de Biden ha adoptado en este asunto una postura similar a la tomada en otros: frente al triunfalismo de Donald Trump como arma de seducción, el demócrata prefiere rebajar expectativas y tono, de modo que la consecución de objetivos resulte más realista y también más celebrada. “Hoy es el primer día de las conversaciones, están teniendo lugar a través de nuestros socios europeos y sabemos que habrá partes difíciles. Esperamos un proceso largo”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, este martes en la rueda de prensa diaria, al ser preguntada por un posible cambio de política hacia Irán a raíz de este proceso abierto.
De momento, el Departamento de Estado ya ha avanzado que no habrá por parte de Washington cesiones importantes paralelas a las conversaciones o previas a cualquier compromiso de Teherán, como el régimen iraní ha reclamado. El portavoz, Ned Price, ha calificado de “constructiva” esta primera toma de contacto, pero recalcó que “pueden descartarse” lo que describió como “demandas maximalistas de que Estados Unidos lo haga todo antes y solo entonces, después de eso, Irán tome medidas”. “Este es un primer paso potencialmente útil mientras tratamos de determinar qué es lo que los iraníes están dispuestos a dar y lo que nosotros podemos hacer para volver a ese acuerdo”, ha agregado.
Inicio de un “proceso complejo”
Las partes buscan, pues, fijar una hoja de ruta para ir desarrollándola en las próximas semanas o meses. “La restauración del JCPOA no sucederá de inmediato. Tardará un poco. ¿Cuánto tiempo? Nadie lo sabe. Lo más importante después de la reunión de hoy [por este martes] de la comisión conjunta es que ha comenzado el trabajo práctico para lograr ese objetivo”, sostuvo el embajador ruso ante las organizaciones internacionales con sede en Viena, Mikhail Ulyanov, a través de Twitter.
Washington y Bruselas desean que el proceso culmine antes de las elecciones iraníes del próximo mes de junio para atar al próximo Gobierno. Sin embargo, fuentes diplomáticas consideran que es una fecha muy ambiciosa dados todos los puentes que ahora deben rehacerse. “Estamos en los inicios de un proceso complejo y es prematuro anticipar un resultado”, sostuvo una portavoz de la Comisión Europea.
Fuentes diplomáticas señalan que ambas partes necesitan restablecer la confianza perdida, lo cual consideran muy complicado dado el historial de las relaciones entre ambos países durante los últimos 40 años. Sin embargo, destacan el compromiso de Biden de llegar a un acuerdo y evitar un mayor acercamiento de Irán a China, que ha logrado meter a la República Islámica en su Nueva Ruta de la Seda. También Teherán tiene interés después de ver cómo el dominio mundial del dólar dejaba prácticamente en papel mojado cualquier intento de los otros socios por sortear el régimen de sanciones impuesto por Trump.
La producción de una bomba atómica requiere enriquecer uranio o plutonio. En aquel acuerdo de 2015, Irán se comprometía a desconectar dos tercios de sus centrifugadoras, sacar del país el 98% de su uranio enriquecido y otras medidas que frenarían tal proyecto por un plazo de 15 años. A cambio, EE UU, la UE y Naciones Unidas levantaban sanciones impuestas por esa carrera nuclear, lo que le desbloqueó el acceso a unos 100.000 millones de dólares (unos 85.000 millones de euros) que estaban congelados en el extranjero y le permitió exportar petróleo de nuevo. Trump fracasó en su intento de obligar al régimen a negociar un nuevo acuerdo nuclear a golpe de sanciones, pero la economía iraní ha quedado duramente afectada en estos años y Teherán también necesita recuperar, como agua de mayo, un consenso mínimo con Washington.