El pasado sábado 26 de agosto, Luisa Bergel y Cristian Flórez se dieron el «sí, quiero», delante de más de 400 invitados en la localidad andaluza de Sotogrande. La pareja asentó su historia de amor como marido y mujer y los rostros conocidos que acudieron al enlace posicionaron la celebración en la primera línea mediática de las jornadas informativas de los últimos días. Un enlace considerado de la jet set española donde nombres como Tamara Falcó, Fonsi Nieto, José Luis Martínez Almeida o Amelia Bono aparecían entre la larga lista de invitados. Pero, más allá de la presencia de estos personajes famosos, lo cierto es que, como es común en las bodas, el vestido de la novia fue uno de los protagonistas del evento, pero en esta ocasión, lo fue por un dato muy curioso que no pasó desapercibido para nadie.
Según ha trascendido, Luisa Bergel optó por lucir un vestido de novia «prestado» por sus antepasados familiares. Pertenece a la firma Pertegaz vintage y tanto su madre como su abuela lo utilizaron para subirse al altar. Es un diseño que fue creado en 1942 y, gracias al actual director creativo de la firma, ha sido adaptado a la novia, creando un estilo refinado y clásico a la vez que moderno y especial. Es de color marfil y destaca principalmente por su escote en forma de palabra de honor. Por encima de este corte, luce una especie de cuerpo semitransparente que simula un cuello cerrado y redondo de mangas cortas de estilo japonés.
Pertegaz fue el modisto encargado de crear el vestido de la Reina Letizia para uno de los días más importantes de su vida por lo que, además de ser una elección con una gran carga sentimental para Bergel, lo cierto es que pertenece a una de las firmas más prestigiosas. Pero, Luisa Bergel no ha sido la única que a lo largo de la historia ha preferido no estrenar su propio vestido de novia. Laura Corsini se casó con Javier Ibáñez el pasado 2022 atraviada con un vestido de novia que perteneció a su abuela. Sufrió muchos arreglos con el único objetivo de lucir igual de radiante que lo hizo su abuela en el año 1958 y finalmente lo consiguió, ya que fue señalada como una de las novias mejor vestidas de la temporada. Se trataba de un vestido de color blanco roto, con un cuello redondo y unas magnas francesas ligeramente abullonadas donde la sencillez era el principal ingrediente.
Adentrándonos en el mundo royal, Beatriz de York también ha seguido la estela de casarse con un vestido «heredado». Y es que cuando decidió subirse al altar junto a Edo Mapelli el pasado 17 de julio de 2020, lo hizo con un vestido joya que perteneció a su abuela, la Reina Isabel II. Se trata de un traje ideado por Norman Hartnell en el que los cristales bordados son el detalle principal del mismo. Asesorada por los diseñadores, Angela Kelly y Stewart Parvin, la hija del príncipe Andrés realizó varios retoques que le dieron su propio estilo personal, manteniendo siempre la esencia emocional que aguardaba tras haber pertenecido a su abuela.