La Plaza Mayor de Madrid es uno de los lugares más importantes de la capital. Su origen se remonta al siglo XVI, cuando confluían en ella los caminos de Atocha y Toledo a las afueras de la villa medieval. La Casa de la Panadería es el edificio más antiguo de la plaza, cuya construcción data de principios del siglo XVII. A diario, miles de personas pasan por la Plaza Mayor de Madrid, pero muy pocas se fijan en los relieves de las farolas.
Merece la pena dedicarles algo de atención porque cuentan los acontecimientos y las historias que ocurrían antiguamente en la plaza. Los relieves se encuentran en la base de las farolas, y en ellos se pueden apreciar sucesos relevantes, como los autos de fe de la inquisición o los festejos taurinos.
En la Plaza Mayor se llevaban a cabo ajusticiamientos y escarnios públicos en patíbulos. Las personas tenían una forma y un sitio para morir, en función de su estamento social. La gente del pueblo moría en la horca frente a la Casa de la Carnicería, y los niveles lo hacían con hacha o cuchillo frente a la Casa de la Panadería.
Desde sus orígenes y hasta el año 1846, la plaza ha acogido corridas de toros. A mediados del siglo XIX se suprimieron estos eventos, y el espacio fue ajardinado y adoquinado. Además, se colocó en el centro la estatua de Felipe III, en el lugar donde antes estaba la Casa de Campo.
En los relieves de las farolas de la Plaza Mayor también se pueden apreciar imágenes que hacen alusión a los Carnavales. Durante días estaban permitidos los excesos y se hacían batallas de huevos podridos. También eran tradicionales las representaciones teatrales.
Curiosidades de la Plaza Mayor de Madrid
Algo muy curioso sobre este sitio es que durante muchos siglos la escultura de Felipe III se convirtió en un cementerio de pájaros. Muchos se posaban en el agujero de la boca del caballo del monarca y, de forma inconsciente, accedían al interior y quedaban atrapados para siempre. Un buen día se descubrió el gran peligro que suponía la escultura, y se tapó el agujero de la boca del caballo.
Aunque a día de hoy tiene un aspecto muy agradable, lo cierto es que la Plaza Mayor ha sufrido tres grandes incendios en la historia, en los años 1631, 1672 y 1790. El último fue el más devastador de todos. Más de 1.300 personas perdieron sus hogares y se tardó más de nueve días en extinguir el fuego.
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