La pena de muerte es una de las formas más extremas y controvertidas de castigar a los delincuentes. Según Amnistía Internacional, 56 países todavía mantienen la pena capital en su legislación, aunque solo cinco son los que copan el número de muertes (un 90%). Los métodos utilizados para ejecutar a los condenados varían según el país, la cultura y la legislación. Estos son algunos de los más comunes.
Pena de muerte: Métodos todavía aplicados en algunos países
El informe global de Amnistía Internacional sobre la pena de muerte y las ejecuciones en 2022 revela un aumento del 53% en el número de ejecuciones respecto al año anterior, alcanzando al menos 883 casos en 18 países. China, Irán, Arabia Saudí, Egipto e Irak son los países que más aplicaron este castigo, que viola el derecho a la vida y las normas internacionales. La cifra real de ejecuciones podría ser mucho mayor, ya que muchos países ocultan o no publican sus datos.
El informe también muestra un ligero descenso en el número de condenas a muerte impuestas en 52 países, con al menos 2.016 casos registrados. Egipto, Bangladesh, India, Vietnam, Yemen y Nigeria son algunos de los países que más dictaron esta sentencia. Algunas de las condenas y ejecuciones se realizaron en violación de los derechos humanos, como las ejecuciones públicas, las ejecuciones de menores o las condenas a personas con discapacidad mental o intelectual. Amnistía Internacional aboga por la abolición universal de la pena capital.
Entre los métodos de pena muerte que todavía se ejecutan tenemos:
Inyección letal
Consiste en inyectar al reo una combinación de sustancias químicas que le provocan la muerte por paro cardíaco. Es el método más utilizado en Estados Unidos, donde 17 estados lo emplearon en 2020. Sin embargo, este método ha sido cuestionado por su eficacia y sufrimiento que causa al reo, ya que en algunos casos se han producido complicaciones para encontrar una vena o administrar las dosis adecuadas.
Decapitación
Consiste en cortar la cabeza del reo con una espada o una guillotina. Es el método más utilizado en Arabia Saudí, donde se ejecutó a decenas de personas en 2022. Según las autoridades saudíes, este método es rápido y menos doloroso que otros, pero los defensores de los derechos humanos lo consideran cruel e inhumano.
Ahorcamiento
Consiste en suspender al reo de una cuerda atada al cuello hasta que muere por asfixia o fractura cervical. Es el método más utilizado en Irán, donde se ejecutó a al menos 246 personas en 2022. También se emplea en otros países como Irak, Japón o Pakistán. Este método puede causar un gran sufrimiento al reo si no se calcula correctamente la longitud de la cuerda o la caída.
Arma de Fuego
Consiste en disparar al reo con una o varias armas de fuego, normalmente en el pecho o la cabeza. Es el método más utilizado en China, donde se sospecha que se ejecutó a miles personas en 2022, dado que las cifras exactas son un secreto de Estado. También se emplea en otros países como Egipto, Somalia o Vietnam. Este método puede ser rápido y eficaz si se apunta correctamente, pero también puede fallar o causar una agonía prolongada al reo.
Electrocución
Consiste en aplicar al reo una corriente eléctrica de alta intensidad que le provoca la muerte por fibrilación ventricular. Es el método alternativo en algunos estados de Estados Unidos, donde se ejecutó a una persona por este medio en 2020. También se emplea en Filipinas, aunque no se ha aplicado desde 2000. Este método puede causar quemaduras, convulsiones y desfiguración al reo, además de ser muy costoso y complejo.
Lapidación
Consiste en arrojar piedras al reo hasta que muere por traumatismos o hemorragias. Es el método previsto por la ley islámica (sharía) para castigar algunos delitos como el adulterio o la homosexualidad. Se practica en algunos países como Afganistán, Irán o Sudán, aunque no hay datos oficiales sobre su aplicación. Este método es considerado uno de los más crueles e inhumanos que existen, ya que implica una tortura prolongada y colectiva al reo.
Estos son solo algunos ejemplos de los métodos que se utilizan para ejecutar la pena de muerte en el mundo. Todos ellos plantean serios problemas éticos, jurídicos y humanitarios, y han sido objeto de numerosas críticas y campañas por parte de organizaciones internacionales como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, que abogan por la abolición universal de la pena capital.
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