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Los logros agridulces de la reinserción de los exguerrilleros de las FARC
Félix Arango no conserva fotos de cuando era niño. A los diez años se vio obligado a huir de la casa porque su padrastro lo molía a porrazos, y su madre instigaba para que lo golpease con más fuerza. Trabajó en el campo de sol a sol, arando la tierra con sus manos. Se crio…