Un traficante de armas búlgaro, Peter Dimitrov Mirchev, junto con tres ciudadanos africanos, Elisha Odhiambo Asumo (Kenia), Michael Katungi Mpeirwe (Uganda) y Subiro Osmund Mwapinga (Tanzania), fueron acusados formalmente en Estados Unidos por conspirar para suministrar armamento de uso militar a cárteles de la droga mexicanos, principalmente al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La acusación, presentada en el Distrito Este de Virginia, señala que desde al menos septiembre de 2022, los acusados conspiraron para proveer armas como ametralladoras, lanzacohetes, granadas, rifles de francotirador, minas antipersonal, armas antiaéreas, drones y equipo de visión nocturna.
Estas armas tenían como propósito facilitar el tráfico de grandes cargamentos de cocaína hacia Estados Unidos.
Para ocultar el destino final del armamento, usaron un Certificado de Usuario Final (EUC) falso expedido por Tanzania, con el cual exportaron un primer lote de 50 fusiles AK-47 desde Bulgaria. Mirchev y sus colaboradores mantuvieron reuniones con personas que fingían representar al CJNG para coordinar las transacciones ilegales, buscando evitar la detección por parte de autoridades internacionales y estadounidenses.
Mirchev, quien tuvo vínculos previos con el notorio traficante Viktor Bout, fue detenido en Madrid y se encuentra en proceso de extradición a Estados Unidos. Asumo y Mwapinga fueron arrestados en Marruecos y Ghana, respectivamente, mientras que Mpeirwe continúa prófugo.
De ser encontrados culpables, enfrentan penas que van desde 10 años hasta cadena perpetua.
La investigación fue conducida por la División de Operaciones Especiales de la DEA en coordinación con agencias internacionales, en el marco de la Operación Take Back America, iniciativa para combatir redes criminales transnacionales que abastecen a cárteles en México.