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Europa responde a las atrocidades de Bucha con la expulsión de decenas de diplomáticos rusos


Las terribles imágenes de las atrocidades cometidas en la ciudad ucrania de Bucha han tenido una primera consecuencia en Europa: la expulsión de decenas de diplomáticos rusos de muchas capitales entre acusaciones de espionaje y de trabajar contra los intereses de los países que les acogen. Berlín fue la primera que anunció el lunes la salida de 40 de ellos. “Trabajan contra nuestra libertad y nuestra cohesión social”, dijo la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock. España, Francia, Italia, Dinamarca y Suecia han tomado la misma decisión en las últimas horas.

El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, ha comunicado que España expulsará a unas 25 personas. “Hemos decidido la expulsión de diplomáticos rusos y personal de la Embajada de la Federación Rusa en España, que representan una amenaza para los intereses de seguridad de nuestro país”, ha señalado el ministro, que ha reconocido que la lista de expulsados aún se está “ultimando”.

Varios países europeos ya habían expulsado a supuestos representantes de Rusia en los últimos días acusándoles de ser espías que se hacen pasar por diplomáticos. Polonia lo hizo el día 23. “De manera coherente y decidida, desmantelamos la red de los servicios especiales rusos en nuestro país”, anunció el ministro del Interior, Mariusz Kaminski. Bélgica, Países Bajos, Irlanda y la República Checa tomaron la decisión la semana pasada, alegando la seguridad nacional.

Rusia prometió este martes responder a la ola de expulsiones de sus diplomáticos, según la agencia Tass, que cita a la portavoz de Exteriores del Kremlin, Maria Zajarova. El ministro de Exteriores, Alexandr Grushkó, aseguró que se trata de “una campaña planificada” y advirtió de que sus consecuencias se percibirán durante mucho tiempo.

Tras conocerse las imágenes de civiles aparentemente ejecutados por las tropas rusas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, viajarán esta semana a Kiev para encontrarse con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. El portavoz de la Comisión Europea, Eric Mamer, ha anunciado en Twitter que el encuentro se producirá antes de un evento en apoyo a Ucrania previsto el sábado en la capital polaca. La UE está acelerando un nuevo paquete de sanciones contra Moscú entre la presión creciente para que las medidas incluyan algún tipo de embargo energético.

Alemania, que ha expulsado en varias ocasiones a diplomáticos rusos en respuesta a acciones graves, como el asesinato de un rebelde checheno a plena luz del día en el centro de Berlín, es prácticamente el único país que ha hecho referencia explícita a la masacre de Bucha. Baerbock aseguró que las imágenes, de una “increíble brutalidad”, no podían quedar sin respuesta. “Tememos que se hayan producido actos similares en otras localidades ocupadas por las tropas rusas”, añadió.

Ira Gavriluk, que sostiene a un gato, sale al patio de su casa en Bucha y se encuentra con los cadáveres de su marido y su hermano.Foto: Felipe Dana | Vídeo: EPV

El Ejecutivo francés anunció el lunes la expulsión del país de “numerosos” —algunas fuentes hablan de una treintena de personas— diplomáticos rusos cuyas actividades son “contrarias a los intereses de seguridad” del país. En un comunicado de apenas tres frases, París asegura que la decisión “se inscribe en una iniciativa europea” y subraya que la ha tomado para “garantizar la seguridad de los franceses y de los europeos”.

Tanto el canciller alemán, Olaf Scholz, como el presidente francés, Emmanuel Macron, han calificado de “crímenes de guerra” lo sucedido en Bucha y han reclamado nuevas sanciones contra Rusia. Macron ha hablado explícitamente de un embargo al petróleo y al carbón rusos, para lo que, dijo, espera llegar a un acuerdo con sus socios europeos en los próximos días. Berlín por ahora se mantiene firme en el no a la prohibición de las importaciones de hidrocarburos rusos, pero la presión es cada vez mayor, incluso desde dentro del Ejecutivo. La ministra de Defensa, Christine Lambert, aseguró que es el momento de discutir un posible embargo de la energía rusa.

Los diplomáticos que trabajan en la Embajada de Berlín tienen cinco días para salir del país después de haber sido calificados de “persona non grata”. “Su trabajo supone una amenaza para quienes buscan refugio con nosotros. No vamos a tolerarlo”, aseguró la ministra alemana, que culpó no solo a “los dirigentes rusos” de las atrocidades que se están cometiendo sino también “a quienes siguen su propaganda”. El domingo una caravana de unos 400 coches que lucían banderas rusas e incluso el símbolo Z de apoyo a la invasión de Ucrania se paseó por la capital alemana para sorpresa e indignación de muchos viandantes. El embajador de Ucrania en Alemania, Andriy Melnyk, la calificó de “caravana de la vergüenza”.

El ministro de Exteriores italiano, Luigi di Maio, anunció este martes en Berlín, donde participa en una conferencia para dar apoyo a Moldavia, que su Gobierno expulsará a 30 diplomáticos de la embajada rusa por ser “un riesgo para la seguridad nacional”. La decisión se produce “en el contexto de la situación actual de crisis consecuente a la injustificada agresión a Ucrania por parte de la Federación de Rusia”.

“No queremos espionaje en suelo danés, por eso van a ser expulsados inmediatamente”, anunció este martes el ministro de Asuntos Exteriores danés, Jeppe Kofod. Copenhague considera a 15 supuestos diplomáticos rusos un riesgo para la seguridad nacional. Su expulsión es un paso “histórico”, dijo Kofod, pero necesario para proteger la seguridad del país. Suecia considera que el trabajo de tres diplomáticos rusos “no concuerda con la convención de Viena”, dijo este martes la ministra de Exteriores, Ann Linde, una referencia velada a que también los considera espías.

El Gobierno danés ha acusado a Moscú de cometer crímenes contra la humanidad y, como Alemania, ha mencionado expresamente la matanza de civiles en Bucha. Los oficiales de inteligencia deberán abandonar el país en 14 días. Berlín ha dado cinco días a los trabajadores con pasaporte diplomático para salir de Alemania.

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