El futuro de la inmobiliaria china Evergrande, la más endeudada del mundo, es incierto y su presente es una montaña rusa. Este viernes, sus acciones entraban en caída libre y perdían un 11,6% al cierre de las bolsas chinas, después de que todo indique que no ha pagado los intereses, por valor de 83,5 millones de dólares y que debían saldarse este jueves 23, de un bono offshore (para extranjeros). Un día antes, en cambio, su cotización se había disparado después de anunciar que sí podría hacer frente a otro pago de intereses que tenía, en concreto, de un bono nacional que vencía y por el equivalente a 36 millones de dólares (30,7 millones de euros).
Los vencimientos del jueves eran los primeros desde que la compañía advirtió, a comienzos de este mes, del riesgo de impagos si no conseguía liquidez, bien atrayendo nuevas inversiones o bien vendiendo activos. Las nuevas inversiones no se han materializado; al contrario, su segundo mayor inversor, el hongkonés Chinese Estates Holding, ha anunciado que se deshará del 6,5% que controlaba hasta ahora en Evergrande.
El gran alivio para la compañía en riesgo de quiebra, de momento, es que los intereses del bono offshore que debía haber satisfecho el jueves cuentan con un periodo de gracia de 30 días, en el que puede abonarlos antes de que se declare oficialmente el impago.
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Pero las malas noticias se acumulan para el grupo que fundó Xu Jiayin en 1996, hoy la segunda promotora inmobiliaria de China. Las acciones de su subsidiaria de vehículos eléctricos, Evergrande New Energy Vehicle Group, retrocedían hasta un 23% en la Bolsa de Hong Kong; según la agencia Bloomberg, esta empresa —que no ha llegado a comercializar aún ni un solo coche— ha dejado de pagar los sueldos a algunos de sus empleados. Tampoco ha pagado a varios de sus proveedores.
El grupo, que acumula obligaciones por valor de más de 300.000 millones de dólares (unos 255.000 millones de euros), afronta la semana próxima otro pago de intereses, por valor de 46 millones de dólares. Y antes de que termine el primer semestre del año próximo, vencen deudas por 37.000 millones. Según la agencia Fitch, entre octubre y diciembre debe abonar 721 millones de dólares (615 millones de euros) en otros bonos denominados en dólares y 436 millones de yuanes en bonos nacionales.
Ante las malas noticias procedentes de la compañía, los compradores de vivienda también han empezado a dar de lado a la promotora. En agosto, las ventas cayeron un 26% y este septiembre la empresa prevé otro descenso significativo.
La frágil situación del gigante, que mantiene también líneas de negocio en sectores como la sanidad o el turismo, hace prever una dolorosa reestructuración. La compañía ya ha contratado asesores para estudiar su situación y plantear soluciones que permitan superar su crisis de liquidez. El valor en Bolsa del grupo ha caído en torno al 82% y las agencias de calificación de riesgo consideran los de Evergrande “bonos basura”, dando ya casi por seguro que la firma no podrá pagar sus obligaciones.
El temor a una quiebra desordenada que pudiera contagiar a un sector inmobiliario que representa una quinta parte del PIB chino, y de allí extenderse al resto de la economía nacional o incluso global desató el pánico en las bolsas el pasado lunes. Pero una carta de Xu a los 200.000 empleados de la compañía, en la que prometía que Evergrande pronto dejaría atrás su “momento más oscuro”, y el anuncio de que había resuelto el pago de los intereses denominados en yuanes de este jueves, calmó momentáneamente a los mercados.
Los analistas descartan que, en caso de quiebra, la caída de Evergrande vaya a suponer un “momento Lehman Brothers”, en alusión al desplome del banco de inversión estadounidense que precipitó el comienzo de la crisis financiera en 2008. La deuda del grupo con bancos y entidades financieras es relativamente menor, y el sistema financiero podría absorber las pérdidas. Los expertos también dan por seguro que, aunque no habrá un rescate de la compañía por parte de las autoridades chinas, sí habrá algún tipo de intervención para evitar que los compradores de vivienda o los suministradores resulten perjudicados en exceso. El hecho de que la compañía haya dejado de pagar los intereses de los bonos extranjeros, pero sí haga frente a los nacionales, apunta en ese sentido.
“Su foco interno está, aparentemente, en garantizar que cumple sus compromisos con los pequeños inversores en sus productos de gestión de riqueza y los compradores de vivienda. A menos que pueda contar con fondos rápidamente, parece que serán los bonistas extranjeros los primeros en verse perjudicados”, apunta Julian Evans-Pritchard, economista jefe para China de la consultora Capital Economics, en una nota.
Hasta el momento, el Gobierno chino no se ha pronunciado sobre el caso, aunque el diario The Wall Street Journal publica que Pekín ha pedido a las autoridades locales que preparen planes para el caso de la caída del gigante inmobiliario. El Banco Popular de China (banco central) ha inyectado cerca de 460.000 millones de yuanes, o 71.000 millones de dólares, de efectivo a corto plazo en el sistema bancario ante los temores a que un contagio procedente de Evergrande pueda afectar la liquidez en los mercados.
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