Exigua ventaja para la Real y Anduva decidirá


Real y Mirandés se jugarán el pase a la final de Copa en Anduva después de que los txuri urdin se hayan impuesto por un exiguo 2-1, un gran resultado para los visitantes, cuyo sueño de seguir haciendo historia estás más vivo que nunca. En un partido en el que a la Rea le ha podido la responsabilidad y muy bien jugado por los rojillos, los goles de Oyarzabal y Odegaard para los realistas y el de Matheus, que vale su peso en oro, dejan las espadas en alto para la vuelta.



La Real encontró antes el gol que el juego. En realidad, el juego no lo encontró en toda la primera parte pero para el minuto 8 ya se había avanzado en el marcador gracias a la pillería de Portu que se adelantó a Odei lo suficiente en el área para que este le embistiera con todo por detrás. Oyarzabal puso patas arriba el estadio pero para entonces el Mirandés ya había advertido de que no venía de turismo al obligar Merquelanz a Remiro a desviar un zurdazo raso a córner.

En plena efervescencia tras el 1-0 la Real pareció encoger a su rival pero nada más lejos de la realidad. Guridi voleó mal con la derecha, la mala, un centro de Merquelanz y los locales no eran capaces de amenazar a Limones. Sus principales referencias no aparecían. Odegaard ‘missing’, Oyarzabal muy fallón e Isak irreconocible por impreciso.

El Mirandés se fue sintiendo cada vez más cómodo según avanzaba el partido e impuso su patrón. Con una presión eficaz y decidida, anuló a la Real, cada vez más agobiada, más a disgusto, hasta que cometió un error que le costó el empate. Un balón interior de Aritz a Odegaard lo perdió el noruego, encimado por Malsa, y Matheus al borde del área, tras un gran recorte, disparó a la cepa del poste de Remiro desatando la locura entre los 1.500 mirandeses desplazados a Donostia.

La suerte para la Real, desdicha para su rival, es que sólo cuatro minutos después hizo el 2-1 evitando irse al descanso perdiendo. Odegaard finalizó con un disparo desde la frontal una transición conducida por él mismo, Limones respondió con dos paradones, primero al noruego y luego a Portu en el primer rechace y el propio nórdico fusiló a la tercera a la red,dando aire a la Real en el entretiempo.

La Real pareció querer demostrar su jerarquía en el inicio de la segunda parte y en el 47’ Portu tuvo una opción clarísima al plantarse ante Limones tras un gran pase de Odegaard pero disparo al muñeco. El Mirandés, sin embargo, enseguida recuperó su tono gracias a su fe y determinación en la presión y Sánchez respondió con un tirazo en el 52’ que desvió Remiro. La Real tenía demasiada prisa y le faltaba pausa y precisión, el Mirandés jugaba con el poso del que nada tiene que perder y de su ambición.

El partido era nervioso, con mucha fricción y disputa y poca continuidad en el juego, sobre todo por la presión del Mirandés que no decaía y la Real seguía siendo víctima de la precipitación. Ambos equipos cambiaron a su punta en busca de frescura.

El partido entró en el último cuarto de hora sin intuirse por dónde podía romper. Con la Real, nerviosa, transmitiendo que quería otro gol y con el Mirandés amenazando con el empate. La iniciativa correspondía a los de casa pero con pocas ideas. Un disparo desde la frontal de Oyarzabal al rechace de un córner en el 83 fue una de sus opciones más claras. En los instantes finales el Mirandés se dedicó más a conservar el buen resultado que tenía y logró llegar a la orilla, llevando la eliminatoria a Anduva que es donde se decidirá el pase a la final.

Real Sociedad, 2: Remiro; Zaldua, Elustondo (Guevara, m. 67), Le Normand, Monreal; Zubeldia, Merino, Odegaard; Portu (Januzaj, m. 75), Oyarzabal e Isak (Willian José, m 67).

Mirandés, 1; Limones; González, Sergio, Odei, Kijera; Malsa, Guridi, Rey (Vicente, m. 85), Sánchez (Peña, m. 45), Merquelanz, Matheus (Marcos André, m. 69).

Goles: 1-0: Oyarzabal (p). 1-1: Matheus (m. 38).
2-1: Odegaard ((m. 42).

Árbitro: Gil Manzano. Amarillas a Monreal, Oyarzabal, Zaldua

Estadio: Anoeta (35.194 espectadores)



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