Descenso de las temperaturas, sonidos extraños que hielan la sangre, objetos que se mueven, la aparición de formas no humanas… Todos conocemos a la perfección los fenómenos que determinan si estamos siendo testigos de la terrorífica aparición de fantasmas. Una entidad que proviene del más allá y busca resolver un asunto pendiente en la Tierra. ¿Quién no ha escuchado alguna vez esta historia? Tanto que hay personas que creen firmemente en su existencia, incluso presumen de haberlos visto en primera persona.
A pesar de la increíble popularidad de este mito, todavía no ha sido posible aportar pruebas fehacientes de la existencia de los fantasmas. La mayoría de estos sucesos suelen tener una explicación bastante razonable, en cuya convicción ya participan las creencias de cada individuo.
Aclaración científica
La presencia de una actividad paranormal en nuestro entorno siempre ha sido un tema muy recurrente entre científicos y expertos, que han analizado las diferentes características de este fenómeno. Una de las más llamativas es el cambio de temperatura. Se dice que cuando un fantasma camina entre nosotros, una corriente de frío inunda el espacio. Pero esta sensación es solo eso, una corriente de aire frío. Antes de entrar en pánico, asegúrate de tener la ventana totalmente cerrada o de comprobar si has apagado el aire acondicionado.
Otra referencia de importancia son los campos electromagnéticos. Un pequeño dispositivo analiza su potencia, al parecer muy relacionada con la presencia de fantasmas. Aunque en realidad la culpa es de las condiciones geológicas del lugar. Cuando la magnetosfera del planeta y el viento solar entran en contacto, nuestro cerebro puede sufrir ciertos efectos debido a la estimulación eléctrica del mismo. Incluso en algunas situaciones lleva a episodios de paranoia y alucinaciones.
El poder del sonido
Pero quizás el elemento más determinante de todos sea el sonido. Está demostrado que el infrasonido, situado entre 7 y 19 Hz, puede provocar en ciertos individuos dolor, miedo, irritación y pánico, entre otras sensaciones. Una imagen que recuerda mucho a las que suceden cuando alguien divisa un fantasma.
Tras estas evidencias, es apropiado afirmar que la existencia de sucesos paranormales parece infundada y más propia de los estímulos que sufre nuestro cerebro. Es cierto que resulta muy atrevido pluralizar en este tema, pues cada caso es único. Pero en términos generales, nuestra explicación parece ser la más sensata. ¿Sigues creyendo en fantasmas después de todo?
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