Factum: en las entrañas del arte contemporáneo

Dos hombres observan minuciosamente lo que parece ser un cuadro en blanco. Está sobre una gran mesa junto a una impresora de aspecto industrial. Llama la atención verlos tan concentrados ante un lienzo limpio, pero lo cierto es que no lo está. Visto de cerca se advierten marcas en su superficie, bastantes zonas relieve y huellas de pinceladas. Como si fuera un cuadro al que le hubieran quitado la pintura. Es exactamente eso: El aguador de Sevilla, de Velázquez, pero sin color. Es decir, una reproducción de su soporte tal como se conserva hoy en la Apsley House de Londres. La impresora se pone en marcha y empieza a estampar los colores imaginados por Velázquez hace cuatro siglos y poco a poco, en menos de media hora, vemos materializarse ante nuestros ojos una copia exacta de El aguador de Sevilla: no solo de la pintura, sino del cuadro entero, con todas las señales y cicatrices del tiempo que hacen de él un objeto único.

Esto ocurría hace dos semanas en las naves que la empresa Factum Arte tiene en el distrito de San Blas de Madrid. Un enorme taller de 6.000 metros cuadrados donde uno puede toparse a la entrada con una escultura a medio hacer de Anish Kapoor y a la vuelta de la esquina encontrarse con el clon de una tumba del Valle de los Reyes de Egipto. Artistas, ingenieros y conservadores trabajan aquí codo con codo con un doble objetivo: por un lado, la materialización de piezas de artistas contemporáneos que estos no pueden realizar en sus propios talleres por su dificultad técnica o sus dimensiones y, por otro, la digitalización y producción de réplicas exactas de obras capitales de la historia del arte para su divulgación en exposiciones, su estudio y su preservación. Este segundo campo de actividad se realiza a través de la Fundación Factum, una entidad gemela creada en 2009 y que trabaja en colaboración con instituciones de todo el mundo para la conservación del patrimonio artístico internacional. El aspecto de las naves refleja a la perfección esa mezcla de trabajo artesanal y tecnología punta: delicados pinceles y punzones tradicionales conviven con fresadoras industriales, escáneres de alta precisión e impresoras 3D.

Los hombres ensimismados ante el cuadro en blanco son Adam Lowe, fundador y director de Factum, y el grabador Rafa Rachewsky. Y su expectación era lógica: era la primera prueba de impresión que hacían de ese velázquez después de que en agosto se digitalizara en Londres la pintura original. Se llevaron para ello una de las joyas de la casa, el escáner Lucida 3D, desarrollado en colaboración con el artista Manuel Franquelo (otro de los fundadores de Factum, junto a Lowe y Nando Guereta) para recoger datos de alta resolución de pinturas y bajorrelieves. Su precisión es tal que en la última década el aparato ha sido solicitado para hacer copias en los principales museos y galerías del mundo. “Muchas veces los cuadros se exhiben protegidos por un cristal y en condiciones de luz que no permiten apreciar todos sus detalles y relieves. Esta es una manera de que puedan mostrarse o estudiarse minuciosamente sin dañarlos. Y puede servir también para saber cómo cambia una obra a lo largo del tiempo si la registramos y archivamos en diferentes momentos”, explica Carlos Bayod, la persona en Factum que mejor conoce a Lucida, su responsable y guardián.

Así se realizó la primera prueba del facsímil de ‘El aguador de Sevilla’ en Factum.LUIS MANUEL RIVAS

El facsímil definitivo de El aguador de Sevilla se exhibirá junto a otras nueve réplicas de obras del pintor sevillano en el futuro museo de la Casa Natal de Velázquez, que tiene prevista su inauguración en 2021. ¿Un museo hecho de copias? “La palabra copia ya no tiene en el arte ese sentido negativo de falsificación o fraude que se le daba antes. El facsímil es una herramienta para la divulgación y estudio del patrimonio. La pandemia, por otra parte, ha demostrado la importancia de la digitalización de los fondos de los museos. Así que cuanto mejor lo hagamos, cuanto más perfecta sea la copia, mejor serviremos a esos objetivos. Nuestra meta es que sea prácticamente indistinguible del original”, asegura Lowe.

El arte del futuro

Desde su fundación en el año 2000, Factum ha desarrollado muchas otras herramientas tecnológicas específicas para el mundo del arte. Fresadoras que hacen el trabajo de los tradicionales punzones y cinceles a gran escala. Impresoras 3D que materializan formas imposibles de modelar con manos humanas. Sofisticados sistemas de grabado e impresión fotográfica. Por eso destacados artistas de todo el mundo recurren a ellos a menudo. La lista incluye nombres como Anish Kapoor, Mariko Mori, Marina Abramovic, Marc Quinn, Paula Crown, Rachid Koraichi, Antoni Muntadas o Carlos Garaicoa.

“Hay quien nos hace encargos ya cerrados, como Anish Kapoor, pero otros vienen a nosotros antes de haber terminado de concebir la pieza para ver todas las posibilidades que tienen. Muchas veces no solo fabricamos las piezas, sino que trabajamos codo a codo con el artista durante todo su proceso creativo para ayudarle a dar forma a sus ideas”, dice Lowe. Es el caso, por ejemplo, de Marina Abramovic. “Ella es una performer, su trabajo es esencialmente efímero. Pero quiso probar otra cosa: hacer una obra que combinara ambas cosas, que pudiera exhibirse en un museo y a la vez que fuera performática, que de alguna manera se activara en el tiempo”, añade.

Factum empezó a colaborar con Abramovic en 2013 y desde entonces ha producido con ella varias obras, siempre relacionadas con su cuerpo, protagonista también del trabajo que desarrolla como performer. Por ejemplo, Five Stages of Maya Dance, compuesta por cinco retratos de la artista en alabastro, que cobran matices muy variados cuando se les ilumina. Se presentaron en la feria de arte Londonese Masterpiece Art Fair en verano de 2018 y ahora la artista sigue trabajando con Factum en una nueva serie que se expondrá por primera vez en la Royal Academy de Londres en septiembre del año que viene.

Junto a la nueva serie de Abramovic reposan también a medio terminar nuevas esculturas de Anish Kapoor cuyos detalles todavía son un secreto. Y futuros proyectos de Mariko Mori, con quien Factum lleva trabajando también varios años con su maquinaria más avanzada. Suelen ser esculturas en fibra de vidrio producidas a partir de modelos 3D diseñados por la artista japonesa y que requieren el uso combinado de nuevas tecnologías y trabajo artesanal: primero actúan las máquinas, pero después es necesaria la intervención de especialistas en escultura y pintura para conseguir un acabado perfecto.

De Brasil a Irak

Pero lo primero que llama la atención al entrar en la nave principal de Factum son dos estatuas colosales con forma de leones alados. Son dos representaciones de lamassu, divinidades protectoras de la mitología asiria, que solían colocarse a las puertas de las ciudades y palacios en la antigua Mesopotamia. A mediados del siglo XIX se encontraron dos de estas grandes esculturas muy bien conservadas en unas excavaciones a pocos kilómetros de la actual ciudad iraquí de Mosul, que fueron enviadas a Londres y ahora se muestran en el Museo Británico. Factum las escaneó en 2004 y el año pasado, en colaboración con el Museo Británico y el Ministerio de Defensa español, donó dos réplicas exactas para su instalación en la Universidad de Mosul, que se erigen ahora como símbolo de los trabajos de reparación del patrimonio artístico destruido por el ISIS en Irak.

Hoy los moldes de esas dos lamassu guardan las puertas de entrada de los talleres de Factum en Madrid. Es un ejemplo de cómo la producción de facsímiles puede contribuir a su reparación y al estudio de culturas antiguas. Otro ejemplo es la réplica que también está realizando Factum de la cueva sagrada de Kamukuwaká, ubicada en la región brasileña de Mato Grosso, un lugar legendario que los indígenas de la zona utilizaban tradicionalmente para los rituales de iniciación de sus líderes, decorada con petroglifos de gran valor en la cultura de esas comunidades.

En 2018, buena parte de esos grabados fueron destruidos y ahora la Fundación Factum, además de una reproducción de la cueva en su estado actual, está trabajando para restaurar los petroglifos perdidos en colaboración con antropólogos, documentos fotográficos anteriores al ataque y testimonios de los propios indígenas. La reconstrucción final será enviada a Brasil para su estudio y divulgación.

Cada facsímil es único y los datos que se obtienen de los escaneados no pertenecen a Factum, sino a los dueños de la obra original. Nunca se realizan series, sino una única copia para un propósito específico: para una exposición, para reemplazar una obra en su enclave o para divulgar aquellas que no se pueden mover.

La tumba del faraón

Y de pronto nos topamos con la tumba del faraón Seti I. Desde hace años Factum está escaneando las cámaras mortuorias del Valle de los Reyes de Egipto para hacer facsímiles que puedan servir tanto para la investigación como para su exhibición en el propio enclave original, pues muchas de ellas están cerradas para evitar su degradación. En 2014 se inauguró en Luxor su réplica de la sepultura de Tutankamón y ahora en Madrid se sigue trabajando para reproducir la de Seti I, así como las salas donde se ubica. Ya se puede visitar virtualmente gracias a una recreación digital que está disponible en su web, a la espera de que termine la rematerialización física.

Otro proyecto reciente es el facsímil de la tumba del cardenal Tavera, una obra de 1552 realizada por Alonso Berruguete para el Hospital de San Juan Bautista de Toledo, donde todavía se ubica el sepulcro original. Se ha registrado en su estado actual, pero el objetivo es también intentar reconstruir las partes que faltan, añadiendo el resultado a la copia, de manera que pueda ser utilizada en un futuro para la restauración del original.

La tumba de Rafael en el Panteón de Roma, la Dama de Elche, el Beato de Liébana, el Entierro de Santa Lucía de Caravaggio, La última cena de Leonardo da Vinci y Las bodas de Caná de Veronese para acompañar sendas performances de Peter Greenaway. Todavía quedan huellas de estas obras que han sido analizadas y reproducidas al detalle en este enorme taller madrileño donde artesanía y tecnología se cruzan para producir el arte del futuro y revivir el del pasado.


Source link