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Fallas geológicas originan microsismos en el Valle de México: experto

Expertos investigan la posible relación entre crecimiento inmobiliario de los últimos tiempos en esta urbe con la ocurrencia de estos sismos.

La causa principal de los sismos de baja magnitud son las fallas geológicas activas en el subsuelo del Valle de México, de acuerdo con expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Luis Quintanar Robles, investigador del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, explicó que el Valle de México está atravesado por una serie de fallas (ya cartografiadas) que cuando son activadas por acumulación de esfuerzos, dan lugar a la sismicidad local.

A través de un boletín, la institución recordó que se ha dicho que el desmedido crecimiento inmobiliario de los últimos tiempos en esta urbe podría tener algún nexo con la ocurrencia de estos sismos.

Al respecto, Leonardo Ramírez, investigador del Instituto de Ingeniería (II), realiza un estudio para saber si la intensidad con que la gente los siente está influida por la proximidad de grandes edificios.

“En esta investigación sobre lo que se llama interacción suelo-estructura, Ramírez ha observado que las estructuras de los grandes edificios pueden dar origen a una diferencia en la manera de sentir los sismos en sus inmediaciones”, refirió Quintanar.

Según los expertos, estos sismos locales son de baja magnitud debido a que la longitud de las fallas que los originan no es tan grande como la de las fallas localizadas en las costas del Pacífico.

Por otro lado, apuntaron, cuando un sismo de gran magnitud ocurre fuera del Valle de México, especialmente en las costas del Pacífico, el subsuelo de la capital resiente la llegada de sus ondas (por lo general, muy energéticas), lo que puede provocar que las pequeñas fallas preexistentes se activen y desencadenen los sismos de baja magnitud que se sienten después.

Aclararon que el origen y la formación de las fallas tienen causas geológicas, cuyos tiempos son muy extensos si los comparamos con el tiempo de vida de los seres humanos.

Como las fallas del subsuelo del Valle de México existen desde hace miles de años, los sismos de baja magnitud en la capital no han dejado de presentarse a lo largo de su historia. Con todo, la población tiene la impresión de que ahora hay más que antes, añadió.

“Hoy en día tiembla igual que antes, pero nuestra capacidad de detección ha aumentado en los últimos años, por eso se reportan más sismos de baja magnitud dentro del Valle de México”, subrayó Quintanar.

Precisó que los sismos originados en el Valle de México son muy superficiales, pues no alcanzan más allá de los cinco o 10 kilómetros de profundidad, a diferencia de los costeros, que pueden alcanzar una profundidad de 30 y hasta 50 kilómetros.

La magnitud de los sismos locales en la Ciudad de México oscila entre 2, 2.1, y 3.3 o 3.4, y su duración es muy breve: de tres, cuatro o cinco segundos.

“Un sismo con un epicentro más alejado se percibirá como un movimiento oscilatorio, horizontal, no como un movimiento vertical. Y en efecto: el hecho de que un sismo de baja magnitud sea percibido por la gente como minúsculos brincos del suelo, indica que se encuentra encima de la falla que lo origina“, agregó el investigador.

Además, los expertos han detectado que los sismos locales ocurren con más frecuencia en la zona Oriente de la Ciudad de México, sobre todo en las alcaldías de Tláhuac y Milpa Alta, y en los municipios de Texcoco e Ixtapaluca, en el Estado de México.

También se presentan, aunque con menos frecuencia, en Álvaro Obregón (Poniente), específicamente en las colonias Lomas de Tarango y Lomas de Becerra. Y en Coyoacán, Benito Juárez y Miguel Hidalgo, zona Centro.

“El subsuelo de la Ciudad de México está dividido en tres zonas: del lago, de lomas y de transición. En la zona del lago (Oriente) los sismos, principalmente los que provienen de fuera del Valle de México, se sienten con una mayor intensidad y duran más que en la zona de lomas (Poniente). Los sismos locales tienen una magnitud tan baja que la probabilidad de que ocasionen el colapso de una construcción es mínima”, abundó. 




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