Djokovic, tras caer hace dos semanas ante Vesely en Dubái.SUHAIB SALEM (REUTERS)
El día comenzó con revuelo, con especulación y sorpresa: el nombre de Novak Djokovic figuró en el sorteo del cuadro principal de Indian Wells. Sin embargo, todo quedó en una convulsión pasajera. Después de lo sucedido en el surrealista episodio del Open de Australia, el serbio aseguró hace unas semanas que aceptaba definitivamente las normas del juego y que solo competiría allí donde se lo permitiera el protocolo. Y en Estados Unidos, las directrices son claras para acceder al país: vacuna o nada. De esta forma, el balcánico, de 34 años, no desfilará por Indian Wells, que arranca hoy en el desierto californiano, ni tampoco por el siguiente Masters 1000, a continuación en Miami.
“Aunque aparecí de forma automática en el sorteo de ambos torneos, sabía que sería poco probable que pudiera viajar allí. Los CDC [Centros para el Control y Prevención de Enfermedades] han confirmado que las regulaciones no cambiarán, por lo que no podré jugar en los Estados Unidos. Buena suerte a todos los participantes”, matizó el de Belgrado, que reapareció hace dos semanas en Dubái y no volverá a jugar hasta la gira sobre tierra batida que comienza el 10 de abril en Montecarlo y finaliza en Roland Garros, el 5 de junio.
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Pese a que los organizadores de Indian Wells jugasen al suspense —”en comunicación con su equipo, proporcionaremos más información”, señalaron tras efectuar el sorteo—, las probabilidades de que Djokovic pudiera competir eran nulas. “La orden de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), que entró en vigor el 8 de noviembre de 2021, exige a todos los viajeros aéreos no inmigrantes y no ciudadanos que viajen a Estados Unidos que estén completamente vacunados y que presenten una prueba de su estado de vacunación antes de embarcar en un avión con destino a Estados Unidos”, precisa el código de la oficina de asuntos consulares.
Sin embargo, se difundió la idea de que el serbio estaba a la espera de obtener una exención médica, como ya hiciera de cara al Open de Australia en enero. Allí, Djokovic fue detenido y deportado por suponer una “amenaza para la salud pública” —además de haber cometido irregularidades en el formulario de acceso que debía presentar en la aduana— y el marco es todavía más rotundo en Estados Unidos. La normativa actual, clara y concisa, fue fijada a principios de noviembre y ratificada a en diciembre. Su lugar en el cuadro lo ocupará el búlgaro Grigor Dimitrov, primer no cabeza de serie.
La inercia de Nadal
Ahora mismo, Djokovic posee el récord en el territorio de los Masters 1000, la segunda categoría de los torneos por detrás de los Grand Slams. Ha elevado 37, cifra a la que aspira Rafael Nadal. El español, de 35 años, llega lanzado al desierto californiano, donde se ha coronado tres veces (2007, 2009 y 2013) y pretende prolongar su fabuloso arranque de temporada: 15 partidos, 15 victorias y tres trofeos en Melbourne, Open de Australia y Acapulco.
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Según el sorteo, en el teórico horizonte del mallorquín aparecen nombres como los de Sebastian Korda para el debut (sábado o domingo), Daniel Evans, Denis Shapovalov, Casper Ruud, Alexander Zverev y Daniil Medvedev en una hipotética final. De haber participado Djokovic, ambos se hubieran medido en la penúltima ronda. Nole reapareció hace dos semanas en Dubái, donde no tuvo ningún problema para cruzar la frontera y cayó en la segunda ronda, contra Jiry Vesely.
Aquella derrota contra el checo (123º del mundo) le costó el número uno, en posesión hoy de Medvedev. El nuevo rey expresó hace dos semanas su deseo de que cesase la ofensiva militar de su país en Ucrania, pero ayer subrayó su sentimiento patriótico. “La única manera de seguir jugando es aceptando las reglas, y yo las acepto. Pero espero que la medida [retirada de los distintivos rusos y bielorrusos junto a los nombres de los tenistas] sea temporal y que pronto pueda volver a jugar con la bandera rusa al lado de mi nombre”, señaló.
Badosa, defensora del título
Ahora manda él, uno de los grandes alicientes en esta gira norteamericana sobre cemento. También lo es Carlos Alcaraz, eliminado el curso pasado en la primera ronda y que viene de estrenarse con nota en la Copa Davis, donde firmó uno de los puntos de España ante Rumania. Para empezar, el murciano, de 18 años, tendrá una cita con el ganador del duelo entre un jugador de la fase previa y Marton Fucsovics o Mackenzie McDonald.
Badosa, este miércoles durante una exhibición en Indian Wells.CLIVE BRUNSKILL (AFP)
Los focos, en cualquier caso, iluminan sobre todo a Paula Badosa, campeona en la edición disputada el año pasado en octubre –por el trastoque del calendario, a raíz de la pandemia– y que se ha consolidado entre las más fuertes del circuito. La catalana, de 24 años, ocupa el séptimo puesto en el ranking de la WTA y sonríe estos días en el Valle de Coachella, un antes y un después de su carrera. Batió a Victoria Azarenka en un maravilloso pulso de tres horas y se encumbró en un torneo que hasta entonces no había conseguido ganar ninguna española. En la primera parada chocará con Tereza Martinkova o una rival de la previa.
Sin Ashleigh Barty ni Barbora Krejcikova, las dos primeras en el listado, la otra gran baza española es Garbiñe Muguruza, que se enfrentará a la local Alison Riske.
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