La falta de claridad en la comunicación y omisiones por parte de autoridades de la CDMX para hacer cumplir la prohibición de fumar en terrazas de restaurantes y bares, pone en riesgo a los no fumadores, ya que las gotículas expulsadas con el humo podrían tener carga viral, según una nueva hipótesis.
Por Alejandro Melgoza y Sergio Rincón*
La Zona Rosa en Ciudad de México es una fiesta discreta. Son las nueve de la noche del jueves 30 de julio y falta una hora para que el servicio termine según las reglas de la “nueva normalidad”, pero aquí parece que los motores comienzan a encenderse al calor de los tragos, el tabaco, y bajo el techo de las llamadas “falsas terrazas”, donde no se debería estar fumando, según lo marca la ley local. Menos aún en tiempos de pandemia por el Covid-19, pues existe una nueva hipótesis a nivel internacional: un fumador puede expulsar gotículas con coronavirus cuando exhala el humo.
La música sube y baja de volumen. Al menos una docena de jóvenes sentados en diferentes mesas están fumando en la falsa terraza del bar La Chelestial, mientras los meseros les atienden, sin prohibirles nada; pero no son los únicos, a lo largo de otros establecimientos del corredor de Génova pasa lo mismo; sin embargo, no se ve a ningún inspector vigilando la zona, ni advertencias sobre posibles peligros de contagio.
Chicas y chicos ríen, los amigos se abrazan, las parejas se besan. En las entradas de los antros del corredor cercano a la Glorieta de los Insurgentes hay grupos de fumadores, y los vendedores ambulantes en la calle peatonal también lanzan sus bocanadas de humo. Es el reencuentro con la “fiesta”, y las estampas se repiten en algunos de los puntos más icónicos de la capital: Centro de Coyoacán, La Obrera, Paseo de la Reforma, Roma Norte, Condesa y Centro Histórico.
Ethos Laboratorio de Políticas Públicas realizó 10 recorridos durante cuatro fines de semana, entre julio y agosto, para observar si locatarios y autoridades están protegiendo la salud de los no fumadores bajo el amparo que les brinda la legalidad y las nuevas restricciones dictadas por el gobierno de Claudia Sheinbaum a fin de evitar más contagios de coronavirus.
En la capital del país, el reglamento vigente de la Ley de protección a la salud de los no fumadores establece que en áreas de servicio al aire libre se podrá fumar siempre y cuando el humo del tabaco no invada un paso forzoso para las personas (una entrada o salida), no penetre al interior de los espacios cerrados, y no haya ninguna barrera que impida la circulación del humo, como los toldos, marquesinas o techos de acrílico tan comunes en ciertos bares y restaurantes con mesas al aire libre. De ahí el nombre de “falsas terrazas”, ya que fumar en todos esos lugares con toldos, así estén en las aceras, afecta de una u otra manera a los no fumadores.
Pero no solo eso. A partir del 1 de julio —cuando el semáforo naranja permitió a los locales volver a abrir con horario limitado—, la jefa del gobierno capitalino fue muy precisa al indicar que “estaba prohibido fumar en todas las áreas” de los restaurantes a fin de evitar una posible propagación del virus, según el acuerdo extraordinario publicado en la Gaceta Oficial de la CDMX. Si un restaurante incumple la norma por primera vez, es acreedor a una llamada de atención, si reincide recibirá una multa, y si permite fumar por tercera ocasión será clausurado, según el Plan Gradual hacia la Nueva Normalidad de CDMX. “El Acuerdo de la ciudad suple al reglamento (…) Se antepone proteger la vida humana de manera temporal”, explica el abogado Javier Zúñiga, experto en regulación del tabaco.
“Lo que vemos en la Zona Rosa, Condesa, Roma o cualquier lugar en el que hay mesas en las aceras; o que sacan dos o tres sillitas y (los clientes) están fumando es algo muy desafortunado; porque cada quien ha interpretado los espacios exteriores a su conveniencia”, explica Norma Ibáñez, asesora legal de Códice, una organización de la sociedad civil dedicada a temas de salud, y exfuncionaria de la Conadic, quien añade que eso sucede a raíz de los vacíos legales presentes como no señalar la definición precisa de una “terraza”.
Ethos constató que la “nueva normalidad” no dista de lo que sucedía antes de la pandemia, y las prácticas más comunes de los fumadores continúan afectando a los que no lo son; y esto se debe en gran parte, a una serie de omisiones por parte de las autoridades para hacer cumplir las normas, coinciden expertos entrevistados para este reportaje.
En los trayectos realizados, no se observó la presencia de un solo inspector de la Comisión Federal de Protección Sanitaria (Cofepris), ni de la Agencia de Protección Sanitaria local (Agepsa) —que cuenta con unos 38 verificadores en una ciudad con 56 mil restaurantes— en los puntos recreativos de las seis zonas visitadas, tampoco se observaron carteles informativos respecto a la prohibición de fumar en la nueva normalidad en terrazas, ya sea falsas o verdaderas.
Esto coincide con que el 85% de las 13 guías, lineamientos, protocolos acuerdos y fichas de prevención revisadas no contienen información referente a los Espacios Libres de Humo de Tabaco (ELHT) y la prohibición de fumar. Tampoco ha habido campañas de difusión por parte de la Cofepris y Agepsa en sus portales y cuentas de redes sociales. Lo anterior sucede pese a que en el artículo 7 de la ley capitalina se establece que se debe orientar a la población sobre los riesgos por consumir tabaco, a través de un catálogo de letreros o señalamientos preventivos, informativos y restrictivos; de igual forma, entre el gobierno y la iniciativa privada deben llevar a cabo “campañas permanentes de información, concientización y difusión”.
Estas campañas resultan “indispensables”, a decir de los expertos, quienes consideran que a pesar de que las evidencias respecto al contagio de coronavirus a través del humo no son definitivas, se deben llevar a cabo con el fin de prevenir, como ya sucede en países como España, en donde fumar sin guardar la mínima distancia está prohibido e implica una multa de entre 100 y 600 mil euros —dependiendo la comunidad y el daño provocado—, incluso en terrazas.
“Acabamos de salir con una invitación a la industria restaurantera para que no se permita el consumo de tabaco, no solo en espacios cerrados, sino también abiertos (justo por el riesgo de contagio del Covid-19)”, apunta Juan Arturo Sabines, director de la Oficina Nacional para el Control del Tabaco de Conadic.
Agrega que el titular de la institución Gady Zabicky fue quien hizo este llamado en la rueda de prensa del 23 de agosto.
“Esta pandemia y la experiencia con el virus nos va a obligar a replantear los espacios libres de humo”, indica por su parte Ernesto Saro, exsenador antitabaco.
Otro de los problemas más serios que los expertos observan en la Ciudad de México es la “relajación” de las leyes; ya que si bien la capital fue una de las pioneras en 2004 en poner el foco en la creación y respeto a los espacios libres de humo, ahora se ha quedado detrás. Esto pese a que en 2011 la OMS confirmó que los espacios libres de humo en el país reducen el consumo de cigarrillos diarios entre los fumadores.
“El cumplimiento se va relajando si no hay medidas que se estén reforzando, y recordando la problemática que existe con el tabaquismo; (se debe hacer) un trabajo continuo”, agrega Ibáñez. “Con el gobierno de Miguel Ángel Mancera, básicamente se relajó el cumplimiento de las reformas (…) en los lugares donde se respeta actualmente la ley, tiene que ver con la gran convicción del propietario, y de los fumadores en un hábito del respeto”, acusa Xiuh Tenorio, exasambleísta de la CDMX y principal promotor antitabaco de la ley de 2004.
Ahora con la pandemia por el Covid-19, las autoridades deberían ser más estrictas con los espacios libres de humo, hacer cumplir la ley, y que no quede lugar a interpretaciones, coinciden al menos seis fuentes consultadas.
La industria tabacalera ha estado interfiriendo desde hace una década para que las legislaciones locales y federal no avancen en restricciones a los fumadores, de acuerdo con investigaciones periodísticas realizadas por Ethos; pero la pandemia podría abrir una oportunidad para volver a poner el tema en la agenda.
“El balance no es positivo porque siempre el poder económico trata de bloquear. Los cabildeos (de las tabacaleras) están a la orden del día, y se atoran las iniciativas (…) En febrero, tuvimos una reunión para empujar las de los Espacios Libres de Humo y de Impuestos Especiales (IEPS), y aunque están en el tintero, las vamos a echar a andar en este ejercicio legislativo”, dice el diputado Manuel Huerta, integrante de la Comisión de Salud, quien agrega que al menos cinco iniciativas suyas han sido bloqueadas.
Según los entrevistados, la industria tabacalera está lista para obstaculizar las reformas que se implementen en los congresos, pues los alertó del efecto expansivo de la decisión del gobierno español.
“Esto puede ser una ola importante para México y la industria va a estar interfiriendo en no aprobar los cambios a esta ley”, acusa Miguel Ángel Toscano, titular de la asociación civil de salud pública y bienestar Refleacciona.
Omisiones humeantes
Las mesas instaladas junto a las aceras del restaurante Carbonvino están correctamente separadas como lo establece la sana distancia. Los meseros atienden con tapabocas y caretas. En una mesa está Erika con sus amigas, y es la primera vez que sale a cenar bajo las reglas de la “nueva normalidad”. Cuando iba a encender su cigarro el mesero le pidió que lo hiciera más alejada.
Ella, algo disgustada, se levantó y apartó de las mesas unos pasos, pero aún así se ubicó dentro del perímetro del toldo. El humo que exhaló viajó hacia la marquesina y las mesas cercanas, y se alcanzó a meter al local cerrado. Aunque Erika fumó al aire libre, ello implicó un combo de violaciones del establecimiento; y su caso se replica en otros locales de la Condesa. A tan sólo 300 metros, se localiza el restaurante Temporal, donde Nayeli de 37 años cuenta que ni en ese, ni en otros comercios de “falsas terrazas” le han impedido fumar. Y sí, a simple vista hay más comensales fumando sin ninguna restricción este 14 de agosto.
“Hay lugares que son presentados como terrazas al aire libre donde supuestamente se puede fumar, pero no lo son en realidad”, comenta Eduardo del Castillo, director de Códice, organización que monitorea los avances en la materia.
Estas violaciones se cometen debido a que no existe un refuerzo en las directrices sanitarias que ha dictado el gobierno de la CDMX. Es decir, en el contexto de las llamadas “jornadas oficiales de sana distancia” no hay difusión dentro de los establecimientos sobre tabaquismo y el Covid-19, ni tampoco carteles que difundan la prohibición de fumar y expliquen por qué se tomó esta medida.
“No ha habido un mensaje masivo que ponga el dedo en el renglón. Se necesita un mensaje que llegue hasta debajo de las piedras. Es un problema de comunicación”, critica Huerta sobre la falta de difusión y promoción en torno a los Espacios Libres de Humo en tiempos de pandemia.
De hecho, la difusión de estos mensajes es una obligación establecida en la ley local, en su artículo 7. Estos apuntan que se deben mantener señalamientos preventivos, informativos y restrictivos al interior de establecimientos, empresas y oficinas gubernamentales. Además, en las atribuciones de la Agepsa, previstas en la Ley de Salud del Distrito Federal, se precisa que debe cumplir con el fomento sanitario con el fin de prevenir el tabaquismo.
Las llamadas “jornadas oficiales” las comenzó el gobierno capitalino a finales de junio a través de visitas a establecimientos para revisar si se cumplían las medidas sanitarias; en ellas los inspectores corroboran que los trabajadores usen caretas y guantes, y que las entradas cuenten con carteles informativos y gel antibacterial. Sin embargo, omitieron el detalle de didáctica y normas sobre consumo de tabaco en sus materiales de difusión.
Entre el 22 de junio y el 1 de agosto, los inspectores de la Agepsa y 16 alcaldías de CDMX verificaron el cumplimiento de las medidas sanitarias; esto después de que se publicaran las disposiciones del “Plan Gradual hacia la nueva normalidad” en la Gaceta del 29 de mayo.
Sin embargo, una revisión realizada por Ethos detectó que en los comunicados, los pósters informativos y las fotografías de los recorridos, no hay registros de material informativo sobre el consumo de tabaco, pese a que el tabaquismo ha sido un factor de comorbilidad en el 8 por ciento de las defunciones por el Covid-19. Si bien Cofepris y Agepsa verifican con sus inspectores, los encargados de sancionar son las alcaldías, aclara Zúñiga.
Como parte de este plan, la Agepsa trabajó coordinadamente una serie de lineamientos de apertura en gimnasios, restaurantes, unidades habitacionales y condominios, unidades médicas, albergues y asilos, espacios públicos, cines y teatros y terminales de autobuses.
Nuevamente ninguna hace mención al tabaco pese a que el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, alertó el peligro que causa consumir este producto.
Por ejemplo, tres guías capitalinas emitidas para restaurantes no mencionan la palabra humo o tabaco; y lo mismo ocurre con el protocolo de prevención “Mesa segura” de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y de Alimentos Condimentados (Canirac), organismo empresarial que a menudo mantiene coordinación con las autoridades.
Sobre este giro, el pasado 8 de agosto la CDMX ofreció a los dueños de bares y antros reconvertir temporalmente sus negocios en restaurantes para evitar más pérdidas económicas, y en la norma sí refiere que “está prohibido fumar en todas las áreas (incluyendo las designadas para ello)”.
Sin embargo, el cartel de difusión de protocolo no muestra gráficos del consumo y tampoco menciona las palabras fumar, cigarro, tabaco, espacios libres y humo. Sumado a eso, para reconvertirse de bares a restaurantes, los negocios deben cumplir una serie de medidas básicas que tampoco mencionan nada relativo al tabaco.
Ethos solicitó información del número de establecimientos inspeccionados y sancionados durante la pandemia por violar las disposiciones de protección a los no fumadores, pero ni Cofepris ni Agepsa dieron respuesta.
¿Covid-19 en el humo?
“Mientras mantengas la sana distancia no pasa nada”, opina Martín González, mesero de 26 años. Él consume unos cuatro cigarros cada día afuera del bar Barra Gavia en la colonia Hipódromo Condesa, y aunque quizás no lo sepa, su humo puede viajar hasta 6 metros.
Una acción como la de Martín en España, ya implica sanciones luego de que el pasado 14 de agosto se convirtiera en el primer gobierno en prohibir fumar en vía pública y en terrazas sin que exista una distancia mínima de dos metros.
El consumo de tabaco no sólo se asocia con una peor evolución del Covid-19 (mayor necesidad de cuidados intensivos, ventilación mecánica y muerte), sino que también podría estar vinculado a un mayor riesgo de contagio.
Si bien no existe actualmente evidencia científica, a decir del neumólogo Emmanuel Vega, adscrito a urgencias del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), es mejor prevenir: “Lo que sí es claro es el hecho que una persona que hable, cante o grite, arriesga al resto a una infección”.
Y fuera del riesgo del coronavirus, fumar en espacios no acondicionados afecta a los llamados fumadores pasivos o de segunda mano, pues podrían exponerse a una larga lista de enfermedades relacionadas con las vías respiratorias y el corazón.
En México, el 31.9% de la población entre —12 y 65 años— ha estado expuesta al humo del tabaco ambiental en restaurantes y 52.8% en bares, según la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco, (ENCODAT) 2016-2017.
Por todo lo anterior, Gady Zabicky, el titular de Conadic conminó a la ciudadanía a tomar el ejemplo de España, e informó que ante la gravedad de la pandemia, en el Estado de México los bares y restaurantes tomaron la iniciativa de prohibir fumar en los espacios que eran exclusivos de fumadores.
La pandemia y la necesidad de reformar las leyes antitabaco
Los efectos del tabaquismo ante el Covid-19 han propiciado una nueva discusión: reformar de manera integral las leyes para el control del tabaco; así lo propuso el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). Sumado a ello, la Conadic adelantó que podría haber más impuestos a los cigarros.
De hecho, existe un nuevo paradigma, que es la prohibición total de fumar en establecimientos a nivel nacional. Este fue uno de los temas que se tocó el pasado 25 de agosto en el Foro titulado “Menos nicotina, menos humo, más salud en bares y restaurantes del Estado de México”, donde participaron directivos de Conadic, investigadores del INSP, así como representantes de la sociedad civil y funcionarios de la Asociación de Bares, Restaurantes y Discotecas del Edomex.
Además, las prohibiciones han demostrado su efectividad en otros países, por ejemplo, entre los fumadores de Irlanda que dejaron de fumar después de la aprobación de una ley de ambientes libres de humo de tabaco, el 80% afirmó que la ley les ayudó a dejar de fumar y el 88% informó que la ley les ayudó a mantenerse libres del uso de tabaco.
Pero reformar las leyes que protegen a los no fumadores es una batalla titánica, pues de entrada sólo 14 estados tienen su propia ley local respecto a espacios libres de humo; a esto se suma la legislación federal. Eso sin contar otros obstáculos, pues tanto en los congresos locales como la Cámara de Diputados y el Senado expertos consultados han detectado la interferencia de la industria tabacalera por medio de sus cabilderos.
“Para ellos (los de la industria) no importa la vida humana, sino las ganancias; y cuentan con muchos mecanismos para entorpecer la base de las leyes. Tenemos detectadas muchas maniobras, ya que lo pueden hacer a través de líderes empresariales a los que compran (…) Hay legisladores comprados por la industria, sabemos que eso existe. E incluso periodistas que se prestan al juego”, acusa Eduardo del Castillo, director de la organización Códice, dedicada a realizar el monitoreo de los espacios libres de humo en el país.
“¿Qué limita que no haya una ley en el lado estructural?: la interferencia de la industria transformada en cabilderos que acuden a las cámaras, en gente que tienen ahí para estar en lobby”, asegura Juan Arturo Sabines, director de la Oficina Nacional para el Control del Tabaco de la Conadic.
Sabines detalla que al menos 40 iniciativas para reformar las leyes locales y la federal para el control del tabaco —de todas las fuerzas políticas— no han prosperado desde 2008.
“El tema está en que cuando revisas esas 40 iniciativas, siempre que tienen que ser dictaminadas, ocurre algo que las congela”, menciona.
Los especialistas en el tema también documentaron que en 2008, cuando se reformó la Ley para los Espacios Libres de Humo en CDMX, hubo campañas en medios de comunicación sobre “el temor de las pérdidas económicas por disminución de clientes” en bares y restaurantes; también empresas y legisladores promovieron mil 500 amparos para proteger “el derecho a fumar”, aunque este argumento terminó por ser desechado en ese año, pues no tiene un sustento constitucional, de acuerdo con la investigación sobre la constitucionalidad de la regulación del tabaco en México del doctor Alejandro Madrazo.
Por todos esos antecedentes, los expertos ya avizoran resistencias de las tabacaleras ante nuevas legislaciones para prohibir el humo de tabaco en espacios de concurrencia colectiva. El diputado Huerta prepara una iniciativa más que presentará en las próximas semanas, a pesar de que ya en cinco ocasiones lo han frenado los cabilderos.
Estas interferencias de la industria ya han sido advertidas por la OMS a través del Convenio Marco para el Control del Tabaco, el cual señala que todos los funcionarios públicos —especialmente legisladores y asesores técnicos— deben evitar las reuniones con representantes de las empresas tabacaleras, así como cabilderos de las mismas en el poder legislativo.
Si bien las llamadas interferencias suponen retos, los especialistas coinciden que las medidas sanitarias —temporales, como la de la CDMX— sobre el tabaco ante la pandemia, pueden ser un punto de partida para fortalecer y replicar las legislaciones en el país.
“Valdría la pena que con esto vaya para adelante. Ha quedado claro que las comorbilidades son importantes en una emergencia sanitaria. Es momento de volver a aplicarlo como se hizo en 2008 hasta que por diversas razones se debilitó su aplicación”, concluye Tenorio.
***Al cierre de este reportaje no respondieron a las solicitudes de entrevista la SSA, la Cofepris, la Agepsa y las presidencias de las comisiones de salud de las cámaras de diputados y senadores. Tampoco atendió a la petición el exsecretario de Salud capitalino, Armando Ahued.
*Este reportaje forma parte de Fostering Transparency and Accountability in the Design and Implementation of Tobacco control Policies, un proyecto de Ethos Laboratorio de Políticas Públicas, que contó con la coordinación general de Rodrigo Bolaños, Lisa Grabinsky y Silvia Márquez. Edición: Karla Casillas Bermúdez. Diseño: Óscar Alva.
Este documento fue posible gracias a una subvención administrada por la Unión Internacional Contra la Tuberculosis y Enfermedades Respiratorias (The Union) y financiada por Bloomberg Philantropies. El contenido de este estudio es responsabilidad de los autores y bajo ningún caso debe considerarse que refleja el punto de vista de The Union o de Bloomberg Philantropies.