EL PAÍS

Familiares y amigos del doble de Michael Jackson muerto por asfixia en el metro de Nueva York piden justicia


Protesta por la muerte de Jordan Neely, este jueves en Nueva York.EDUARDO MUNOZ (REUTERS)

El exmarine de 24 años que el lunes acabó con la vida de un doble de Michael Jackson en un vagón del metro de Nueva York ha sido identificado por varios medios locales como Daniel J. Penny, aunque las autoridades no han confirmado la filiación. El joven, un vecino de Long Island que sirvió cuatro años en los marines, hasta 2021, no ha sido detenido ni acusado en relación con el incidente, pese a que las autoridades han determinado que se trató de un homicidio, sin entrar en consideraciones sobre la intención o la culpabilidad del autor.

Jordan Neely, un imitador de Jackson de 30 años, murió asfixiado cuando el exmarine le aplicó una llave de inmovilización para aplacarle, después de que el imitador, diagnosticado de trastornos mentales, alborotara el vagón pidiendo comida y gritando que estaba dispuesto a morir. La víctima es de raza negra, vivía en la calle y contaba con antecedentes por delitos menores, como colarse en el metro sin billete o alterar el orden público. El agresor, que es blanco, fue interrogado tras la llegada del tren a la estación y quedó en libertad sin cargos. El suceso ha provocado varias protestas callejeras y reabierto el debate sobre la intersección de la seguridad pública y la salud mental, cuya desatención es un problema al que las autoridades no acaban de encontrar solución.

Cuatro días después, el hecho de que nadie haya sido detenido ni se hayan presentado cargos alimenta una polémica que engorda por momentos, mientras el fantasma de la discriminación racial se cierne sobre el caso. Familiares, activistas y compañeros de infortunio en las calles de Neely claman por que se haga justicia aunque el fiscal de Manhattan, Alvin Bragg -el mismo que imputó a Donald Trump por fraude contable en abril-, ha prevenido contra toda precipitación. Su oficina sigue analizando el suceso a partir del informe forense, según el cual la muerte se produjo por “compresión del cuello”; la visualización de las imágenes de vídeo y entrevistas con testigos. Según medios locales, entre ellos el New York Daily News, el exmarine habría contratado como abogado a un antiguo rival de Bragg.

En los medios locales, no parece haber más tema estos días que el triste final de Neely, conocido por sus imitaciones del cantante en las estaciones de metro y en Times Square, el kilómetro cero de la ciudad, donde actuaba al menos desde 2009. Al asombro de la mayoría de la opinión pública por que el hombre que, ayudado por otros dos viajeros, le placó sujetándole por el cuello durante tres minutos que resultaron mortales no haya sido detenido todavía, se suman las críticas por la tibieza del alcalde, Eric Adams, a la hora de condenar el suceso. Adams pidió prudencia, pues “hay muchas cosas que no sabemos de lo que sucedió en el vagón”.

Mucho más clara ha sido la gobernadora de Nueva York, la también demócrata Kathy Hochul, al exigir responsabilidades. “Es horrible, quedó muy claro que [la víctima] no iba a hacer daño a nadie. El vídeo de tres individuos sujetándole hasta su último aliento, yo diría que fue una respuesta muy extrema” al peligro que Neely representaba. La congresista Alexandria Ocasio-Cortez (AOC) calificó lo sucedido de “ejecución pública”, lo que dio lugar a otro de sus rifirrafes con el alcalde. AOC también deploró la cobertura mediática del suceso: “Porque Jordan era un sintecho y lloraba por comida… el asesino queda protegido con titulares pasivos y sin cargos”.

Manifestantes piden que se impute al exmarine, este jueves ante la sede de la fiscalía de Manhattan.
JUSTIN LANE (EFE)

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El vagón de la línea F del metro en que se produjo el suceso aún no contaba con cámaras de vigilancia, pese al plan de 2022 de la MTA, la autoridad metropolitana de transporte, para instalarlas en los 6.455 en funcionamiento, a razón de dos cámaras por vagón, con un objetivo muy claro: incrementar la seguridad en el suburbano, escenario periódico de actos violentos. Sí hay cámaras, 10.000 en total, en cada una de las 472 estaciones de la red del suburbano neoyorquino. La oficina del fiscal del distrito analiza un vídeo grabado por un pasajero del vagón para apreciar cómo el exmarine aplicó la citada maniobra de inmovilización, que algunos departamentos de policía han prohibido por peligrosa, mientras otros dos pasajeros sujetaban por los brazos a Neely.

La cautela que recomiendan Bragg y Adams obedece a que las pruebas de vídeo en este momento no apoyarían una acusación de asesinato, que según la ley de Nueva York requiere que el autor demuestre intención de matar. En su lugar, los fiscales podrían considerar el homicidio en segundo grado -u homicidio imprudente- o bien homicidio por negligencia criminal, un delito menor. Los fiscales también deberán demostrar que las personas que estrangularon y sujetaron a Neely no tenían justificación legal para hacerlo, es decir, que no estaban actuando razonablemente en defensa propia.

El padre de la víctima, Andre Zachery, sigue solicitando respuestas de las autoridades y un culpable con nombre y apellidos. Una de sus presuntas víctimas declaró el jueves al Daily News que Neely “debería haber estado en rehabilitación” y no abandonado en la calle. Y una de sus tías afirmó que el joven nunca volvió a ser el mismo tras el asesinato de su madre. Christie Neely murió, cuando su hijo tenía unos 16 años, estrangulada por su pareja. Su cadáver apareció en una maleta tirada en el arcén de una carretera del Bronx.

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