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Felipe González a la juez argentina: “Martín Villa fue impecable y comprometido con el Estado de derecho”


El expresidente del Gobierno Felipe González ha manifestado a la juez argentina María Servini, que investiga una querella de víctimas de la dictadura franquista por genocidio y crímenes contra la humanidad, que el comportamiento de Rodolfo Martín Villa al frente del Ministerio de Gobernación (Interior) durante la Transición “fue impecable y fuertemente comprometido con el Estado de derecho, su preservación y su desarrollo”. González ha expresado su “asombro e incredulidad” por la imputación de Martín Villa en esta causa en relación con la muerte de 12 personas entre 1976 y 1978 por disparos de las fuerzas de seguridad y grupos ultraderechistas durante su etapa en los Gabinetes de Carlos Arias Navarro y Adolfo Suárez, tras la muerte del dictador Francisco Franco.

El exministro comparecerá este jueves ante la magistrada, que lo mantiene imputado desde octubre de 2014. Lo hará voluntariamente por videoconferencia desde el Consulado de Argentina en Madrid, tras años intentando prestar una declaración a la que la justicia española no accedía, ya que los sucesos de esos años están prescritos o sujetos a la Ley de Amnistía de 1977. Entre estos episodios figuran los llamados sucesos de Vitoria, la matanza de cinco obreros el 3 de marzo de 1976 durante el desalojo por la Policía Armada de una asamblea en la iglesia de San Francisco de Asís de la capital alavesa.

Los cuatro expresidentes del Gobierno de la democracia que siguen vivos ―Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy―, entre otras personalidades políticas y sindicales, han remitido a la magistrada Servini escritos en defensa de la labor de Martín Villa. “Puedo testimoniar (…) la entrega de Rodolfo Martín Villa a la recuperación de las libertades democráticas de los españoles y su intenso quehacer en defensa del Estado de derecho como ministro del Gobierno de Adolfo Suárez”, manifiesta González en su escrito a la juez Servini, al que ha tenido acceso EL PAÍS.

“Esa tarea culminó con la Constitución más respaldada de la historia de España y, en el caso de Martín Villa, con las reformas en las fuerzas de seguridad del Estado que él dirigía”, añade el expresidente socialista. González, jefe del Ejecutivo entre diciembre de 1982 y mayo de 1996, sugiere a la juez que “depure las responsabilidades” contra los responsables de las “denuncias temerarias” contra el exministro, al que considera objeto de una “campaña de acoso”.

Su sucesor, José María Aznar, afirma en su escrito que “ofende tener que aclarar” que “ni Martín Villa es un genocida ni fue posible que hubiera genocidio en un proceso donde, con claro respaldo del pueblo español, gobernantes y oposición antifranquista se reconocieron, dialogaron y pactaron para sustituir pacíficamente el franquismo por una democracia plena”.

El primer presidente del Partido Popular advierte de que con el mismo argumento que ha llevado a imputar a Martín Villa “si Adolfo Suárez viviese tendría que encontrarse también acusado de genocidio, algo que produce estupor imaginar”. “La tesis de que hubo un genocidio, además de falsa, conllevaría, de ser aceptada, que los españoles respaldaron con su voto al Gobierno que supuestamente lo causó, lo cual resulta ya aberrante”, insiste Aznar, presidente entre 1996 y 2004.

El exlíder conservador, aunque no comparte su estrategia, alaba el “coraje y el deseo de defenderse y defender la Transición” de Martín Villa, y achaca la querella a que el exministro conserva “adversarios” que no perdonan su etapa al frente de la lucha contra el terrorismo, “principalmente de ETA”. “Esos adversarios no desaprovechan la oportunidad de atacarle con acusaciones falsas”, considera.

José Luis Rodríguez Zapatero, impulsor de la ley de memoria histórica en su etapa al frente del Gobierno (2004-2011), describe a Martín Villa a la juez Servini como uno de los políticos que “con más convicción y eficacia contribuyeron a afianzar el nacimiento de la democracia” en España. “Esa y no otra es precisamente la huella que deja en la historia reciente”, señala.

Mariano Rajoy, al igual que Aznar, respeta pero discrepa de la decisión de Martín Villa de comparecer ante la juez argentina cuando la justicia española ha dado la causa por zanjada. El expresidente del PP afirma que los hechos que se le imputan son “contrarios a toda verdad y abiertamente contradictorios con su ejemplar ejecutoria”. Y, como Felipe González, invita a Servini a “proceder contra quienes de forma torticera han vertido acusaciones infundadas” contra el exministro y “han intentado menoscabar la imagen de España poniendo en duda su carácter plenamente democrático”.

“Arruinar la memoria democrática”

Desde el campo sindical, el ex secretario general de Comisiones Obreras Antonio Gutiérrez explica que en los sucesos de Vitoria de marzo de 1976, Martín Villa, entonces titular de Relaciones Sindicales, actuó en sustitución del ministro de Gobernación, Manuel Fraga, que se encontraba fuera de España. “Gracias a que en ausencia de un ministro titular tan temperamental que exclamaba “¡la calle es mía!” tuvimos activo, entre otros, a Rodolfo Martín Villa volcado justo en lo contrario, en compartir el espacio público, físico e institucional, para que de una vez pudiéramos convivir en paz, se puso fin a la tragedia de Vitoria. Él no mandó disparar, sino templar; y lo consiguió”, afirma Gutiérrez.

El exlíder sindical advierte a la juez Servini de que “una forma de arruinar la memoria democrática es sustentar querellas como la que culpa de delitos tan atroces como falsos a Rodolfo Martín Villa asociados al proceso de Transición a la democracia. Convertir aquel logro colectivo en una frustración histórica solo beneficiaría a quienes alientan el resentimiento”.


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