El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recomendado a las economías avanzadas que adopten una serie de medidas fiscales para atajar el impacto económico de la crisis generada por el Covid-19, entre las que se incluyen rebajas temporales de impuestos a los salarios y al consumo, así como esquemas bien diseñados de ingresos mínimos garantizados.
En el Capítulo 2 de su informe ‘Monitor Fiscal’, publicado este miércoles, la institución presidida por Kristalina Georgieva ha examinado las posibles políticas de recuperación que tienen que poner en marcha los países para reactivar sus economías cuando se ponga freno a la pandemia del coronavirus.
El Fondo ha criticado que, durante otras recesiones, como la de 2008, el apoyo fiscal discrecional “vino muy tarde y no estaba bien dirigido”.
La principal recomendación que ha realizado el organismo es que se realicen extensiones de la cobertura y las redes de seguridad social, algo que debería ser una “prioridad durante la pandemia”, ya que este tipo de apoyo sirve para elevar el consumo de los hogares más vulnerables.
Como ejemplo, el FMI ha citado la puesta en marcha de un esquema de ingresos mínimos garantizados, aunque su efectividad está ligada a que sea “selectivo, condicional y ligado a la situación económica“. “Mejorar los aspectos de diseño de los programas de renta mínima podría elevar la estabilización de ingresos en caso de que se produzca una recesión”, ha subrayado.
Entre otras medidas recetas también se encuentra la rebaja temporal del Impuesto al Valor Agregado (IVA) o una reducción acotada en el tiempo de los impuestos laborales con el objetivo de incentivar la contratación. En este sentido, el FMI también ha destacado los sistemas fiscales progresivos como un “estabilizador automático” de la economía, ya que durante un periodo de bonanza los ingresos de los hogares no se elevan demasiado pero, en la recesión, tampoco se reducen drásticamente.
El Fondo ha citado varios estudios que aseguran que estos estabilizadores automáticos de la economía pueden absorber un tercio de las caídas de ingresos y hasta el 40% del posible alza del desempleo en las economías avanzadas. Además, también ha matizado que no existe evidencia en la literatura económica que demuestra que una extensión de la red de seguridad de los desempleados tenga impactos macroeconómicos, pese a que sí la tengan en los esfuerzos de búsqueda de empleo.
Asimismo, el ente con sede en Washington también ha recomendado a los países avanzados modernizar sus infraestructuras, al tiempo que ha instado a las economías emergentes solucionar la falta de ellas e invertir para alcanzar otros objetivos de desarrollo.