Político, abogado, y estadista, Leandro Alem nació un 11 de marzo de 1842. Se le conoció por sus hechos especialmente al fundar la Unión Cívica Radical y también haber liderado dos insurrecciones armadas. Veamos las frases célebres de Leandro Alem en el día de su nacimiento.
Como político empezó en el Partido Autonomista de Adolfo Alsina, fue diputado nacional por el Partido Republicano, y en 1893 lideró una segunda insurrección armada en Argentina.
Hoy, ya todo cambia; este es un augurio de que vamos a reconquistar nuestras libertades, y vamos a ser dignos hijos de los que fundaron las Provincias Unidas del Río de la Plata!
Es inútil, como decía en otra ocasión: no nos salvaremos con proyectos, ni con cambios de ministros; y expresándose en una frase vulgar: ‘Esto no tiene vuelta’. Frases de Leandro Alem
Lo único que nubla mi espíritu es el recuerdo de los que han caído víctimas de tan sagrado deber y para los que pido la gratitud argentina, aunque comprendiendo que algún sacrificio era indispensable para reparar tan deplorable situación.
Si nuestros padres han concurrido con sus esfuerzos a la conquista del derecho y de la libertad en una gran parte del continente Sud Americano, nosotros tenemos el deber de enseñar y difundir ese derecho.
¿Y qué hacen estos sabios economistas? ¡muy sabios en la economía privada, para enriquecerse ellos! En cuanto a las finanzas públicas, ya véis la desastrosa situación a que nos han traído!
Son esas luchas, esas nobles rivalidades de los partidos, las que engendran las buenas instituciones, las depuran en la discusión, las mejoran con reformas saludables y las vigorizan con entusiasmos generosos que nacen al calor de las fuerzas viriles de un pueblo.
¡Bárbaros! ¡Como si en los rayos de la luz… como si en los rayos de la luz, decía, pudieran venir envueltas la esterilidad y la muerte! Frases de Leandro Alem.
Y si la revolución, señores, no tuvo éxito en el combate, por circunstancias complejas, debo también confesar ingenuamente, que mucho influyó su propia exagerada gentileza, y me es simpático confundirme en esa responsabilidad.
La vida política de un pueblo marca la condición en que se encuentra; marca su nivel moral, marca el temple y la energía de su carácter. El pueblo donde no hay vida política, es un pueblo corrompido y en decadencia, o es víctima de una brutal opresión.
Los grandes pueblos, Inglaterra, los Estados Unidos, Francia, son grandes por estas luchas activas, por este roce de opiniones, por este disentimiento perpetuo, que es la ley de la democracia.
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