Montada a primera hora del día en un coche en dirección al aeropuerto de Guadalajara (México), donde ha hecho historia al convertirse en la primera mujer española que conquista la Copa de Maestras al derrotar por 6-3 y 7-5 (en 1h 38m) a la estonia Anett Kontaveit, Garbiñe Muguruza (Caracas, 28 años) atiende a EL PAÍS y desprende felicidad por los cuatro costados. Departe risueña después de haber celebrado su éxito con algún que otro tequila y acusa la falta de sueño. “Aquí estoy, un poquito cansada, la verdad. Con las gafas de sol…”, dice mientras su carrera adquiere ya el relieve de una tenista importante: el número uno, Roland Garros, Wimbledon y el Masters brillan en el palmarés de una jugadora indescifrable que retorna al primer plano de la única forma que podría hacerlo: ella concibe la vida a lo grande.
Pregunta. ¿Ha exprimido mucho la noche?
Respuesta. ¡Claro que sí! Teníamos que celebrarlo porque ha sido una victoria espectacular y lo merecía. Estos momentos son muy fugaces y ahora, por fin, vamos a hacer un break y a disfrutar; no es como en otros torneos como Wimbledon, que ganas, acabas y a continuación viene más. Ahora, por fin, puedo sentarme y respirar un momento.
P. O sea, que poco menos que lo tenía calculado, ¿no?
R. ¡Qué va, qué va! No tenía nada calculado. De hecho, empecé el torneo con una derrota y pensaba: ‘madre mía’…
P. Vuelve a triunfar tras un periodo duro. ¿Supone esto un regreso?
R. Esa es la percepción de la gente al ver que he levantado otro título importante, parecido a un Grand Slam. Pero yo he estado siempre ahí, todo el rato machacándome semana tras semana, así que para mí no ha sido un retorno como tal. Pero a ojos de la gente, comprendo que desde fuera se pueda ver como algo así, es normal.
He saldado una deuda conmigo misma, pero todo tiene su tiempo y aún tengo mucha más ambición
P. ¿Tenía una deuda pendiente consigo misma?
R. Creo que sí, que de alguna manera he saldado una deuda, pero todavía tengo mucha más ambición. Estuve muy cerca de conseguirlo el año pasado en el Open de Australia, en esa final que se me escapó, pero todo tiene su tiempo, su momento. Ahora he podido conseguir este trofeo de las maestras que para nosotros, los tenistas, es muy especial porque sabemos lo que significa: las ocho mejores del mundo, cada partido una final, quizá menos vistoso a primera vista que algo como Wimbledon, pero para mí esto sabe a gloria.
P. Es la primera mujer española que lo consigue. ¿Siente el orgullo de las pioneras?
R. Qué bueno, ¿no? No es nada fácil ser una pionera con todo el éxito que hemos tenido en el tenis español, así que es genial poder aportar mi granito de arena a la historia. Ves esos nombres en el trofeo y son verdaderas leyendas, y ahora voy a estar yo también ahí.
Muguruza sirve durante el partido contra Kontaveit.HENRY ROMERO (Reuters)
P. Hasta el año pasado estuvo refugiada bajo el caparazón. ¿Lo necesitaba?
R. Fueron unos años en los que tuve mucho éxito y muy pronto, y tuve una gran expectación sobre mí. Quizá no cumplí esas expectativas que todo el mundo y yo misma había depositado sobre mí. Son muy difíciles de soportar, he de admitirlo. Tenía que tranquilizarme, dar un paso hacia atrás y concentrarme otra vez en empezar desde abajo, paso a paso. En la progresión de una deportista hay momentos para todo, unos en los que una está más expuesta y con más ganas, y otros en los que necesitas un poco más de privacidad, sobre todo si los resultados no te acompañan.
P. De alguna manera, ¿se ha sentido alguna vez incomprendida?
R. Sí, muchas veces sí porque no es fácil lidiar con tantas opiniones y la gente piensa que porque lo hayas hecho una vez puedes hacerlo las que quieras, y no es así. De todas formas, considero un privilegio tener toda esa presión encima y todas esas expectativas, y no lo cambiaría por nada del mundo, aunque a veces me haya costado llevarlo. Los medios de comunicación viven del momento, tanto para las buenas noticias como las malas. Sin vosotros todo esto no serviría de nada, le dais vidilla.
Tuve mucho éxito y muy pronto, y es difícil soportar las expectativas. Necesitaba dar un paso atrás
P. Ha dicho alguna vez que no se ve jugando hasta los 40, que pretende retirarse pronto. ¿Lo mantiene?
R. Hombre, ¡hasta los 40 no! Si le preguntas a Serena Williams lo mismo le hubiera dicho algo similar, ¡y mira dónde está! Yo no me veo tanto, tanto, tanto tiempo jugando, pero todavía me queda guerra para daros.
P. Durante los tiempos difíciles, ¿llegó a perder el apetito en algún momento?
R. El apetito no, simplemente sufres y atraviesas la tormenta. El que tiene retiene y sabía que tarde o temprano, trabajando a este nivel acabaría cosechando los frutos. Hay que pasar por esos malos momentos y cada uno tiene una manera de afrontarlo; eso es lo complicado del deporte, que hay que aguantar y resistir todo el rato, y no dudar de ti misma.
P. Se le exigía regularidad, pero es una tenista de momentos. ¿Se le pedía que fuera algo que no es?
R. Sí, creo que sí. Aunque yo siempre haya hecho hincapié en conseguir la regularidad, siempre va a ser un reto para mí por mi personalidad, por mi estilo de juego, por mi motivación… Aunque lo trabaje mucho y haya mejorado mucho, creo que debo seguir insistiendo.
Muguruza celebra el triunfo en la final sobre la pista.ULISES RUIZ (AFP)
P. Nadal ha puesto el listón demasiado elevado. ¿Considera injusto ese baremo para el resto?
R. Lo veo totalmente así, pero total, ¿eh? De hecho, voy a contarle una anécdota. Cuando gané Roland Garros, recuerdo que me dijeron: ‘es que si no lo ha ganado Rafa, no lo has ganado tú…’. Imagínese el concepto tan equivocado que tiene la gente por todo el éxito que hemos tenido en el tenis español. No se aprecian algunas cosas y eso es un problema.
P. Ahora volverá a crecer la exigencia. ¿Cree que está mejor preparada para afrontarlo?
R. Estoy mucho más preparada y asentada para soportar ese tipo de presión. Lógicamente, luego hay que hacerlo, sufrir y pasarlo mal, pero desde luego todo esto me pilla en mejor situación que cuando era más joven.
P. Insiste este año en su madurez, pero, ¿qué es la madurez?
R. La madurez está en una perspectiva mucho más amplia, en comprender lo que sientes y gestionar los resultados. Cuando eres más joven todo es más dramático y eres más sensible, y ahora proceso mucho mejor qué siento en cada momento y sobre todo cómo tengo que resolverlo. Al final, la experiencia va dándote respuestas a todo eso.
Muguruza, en la ceremonia final del torneo.AFP7 vía Europa Press (Europa Press)
P. Hablaba también de disfrutar. ¿Es ese el secreto?
R. He tenido muchos años en los que abordaba todo a vida o muerte, y mueres muchas veces. Ahora me lo he tomado de otra manera, con un gran equipo y especialmente a raíz de lo del covid. Hemos intentado llevarlo con un poco más de humildad, pese a todas las circunstancias, y eso me ha ayudado mucho a la hora de tener más tranquilidad.
P. ¿Procesa mejor la crítica?
R. Sí, lo llevo bastante mejor. Le doy menos importancia y antes me lo tomaba todo más a pecho. Escucho, evalúo, veo si es cierto o no, o si tiene algo de sentido y no me quedo enganchada como lo hacía en otros momentos.
P. ¿Escucha más y mejor?
R. Escucho más e ignoro más las tonterías, he afinado más el oído. Sigo un poco en la misma línea y no estoy muy pendiente de las cosas, me mantengo en mi burbujita y bien sanita, porque no quiero que me la intoxique nadie.
Me he sentido incomprendida. No es fácil lidiar con tantas opiniones, aunque la presión es un privilegio”
P. ¿Qué porcentaje del éxito le corresponde a Conchita?
R. La verdad es que es una mujer fantástica y tuvo una gran empatía conmigo desde el primer día que nos conocimos, hace muchos años. Me entiende a la perfección, pero no solo ella sino todo el equipo; todos me han ayudado a mejorar y a tener buen humor, un buen espíritu. Eso influye mucho a la hora de salir a la pista y jugar, debes tener un buen espíritu.
P. Trabaja con una psicóloga, ¿qué plus le aporta?
R. En realidad he trabajado con muchos psicólogos y durante muchas fases del año. Creo que es algo clave, que quizá cuando eres más joven no lo ves porque eres más egoísta y te dices: ‘yo puedo, yo puedo, yo puedo’. Pero al final todo suma para triunfar, y esto te aporta herramientas para decir: ‘Venga, va, ¿cómo afronto esto?’. Es un confidente al que le puedes expresar cosas que a veces no quieres comentárselas a tu equipo.
P. Y ahora, ¿cómo planea celebrarlo cuando regrese a casa?
R. No haciendo nada, sobre una tumbona. Ha sido un año duro en el que me ha tocado apretar los dientes, pero ha sido el mejor de todos. Siempre he sentido que tenía el tenis y que solo tenía que demostrarlo. Ha sido mi mejor temporada. He estado estable, con algún que otro momento más complicado por las lesiones, pero en general más tranquila y al final levantando este trofeo que muy pocas jugadoras poseen. Es un poco como el trofeo de los trofeos, así que ahora quiero relajarme y recargar pilas para volver con más fuerza en 2022.
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