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Gavi, todo un temperamento


Hay una exigencia en el vestuario del Barça para todos aquellos que dan el salto al primer equipo, la prueba del algodón convertida en rondo. “Se la puedes dar”, se dicen entre sí los veteranos, una pequeña cacicada que se entiende por el sentido competitivo de un grupo que rozó la excelencia tiempo atrás. Con Pablo Martín Páez Gaviria (Los Palacios, Sevilla; 17 años), Gavi, no hubo dudas. “Está claro que será un futbolista top. Segurísimo”, cuenta un peso pesado del camerino. De momento, todavía menor de edad, pelea por atornillarse de titular en el centro del campo del equipo de Koeman, pues ya es el décimo con más minutos en la plantilla (363 por los 810 de Memphis, el que más), titular en los tres últimos encuentros ligueros. No solo eso, sino que también ha sido convocado por Luis Enrique para disputar la Liga de las Naciones. “Ahora no quiero hablar de la selección porque estoy jodido con la derrota”, resolvió tras caer el Barça en el Wanda (2-0). Un ejemplo de su gen competitivo.

En 2016, en un torneo de alevines ante el Espanyol, Gavi se tiró al suelo en plancha y sobre la línea de gol cuando un defensa estaba a punto de despejar. Gavi dio al balón y el rival en su nariz, fracturada de tal manera que del Hospital de Terrassa le derivaron al Vall d’Hebron de Barcelona para operarle. “Una semana más tarde, con los taponamientos y sin poder casi respirar, ya quería entrenar”, cuenta un trabajador de la Ciudad Deportiva. Pero tardó un mes. Y, al siguiente encuentro, volvió a poner la cabeza delante del puño del portero, que en esta ocasión no le dio. “Ha sido gol”, respondió después Gavi sin darle importancia. “No tenía ni tiene miedo. No se arruga”, explica un entrenador que lo moldeó de joven en la cantera azulgrana. Desde el vestuario del primer equipo piensan lo mismo: “Es un chaval con una personalidad muy fuerte. Pero es que además es muy currante y le sobra talento”.

Entre otras cosas porque quedaron impactados con su voluntad de jugar tras romperse la mandíbula en pretemporada, pues no se perdió un solo entrenamiento. “Ufff… Es que tiene una personalidad y un carácter brutal. Es muy competitivo”, señalan desde el área deportiva, asombrados porque con su menudo cuerpo es capaz de ganar duelos físicos a jugadores tan potentes como Goretzka (Bayern) y Llorente (Atlético). No solo eso; es el tercero del equipo que más recuperaciones ha hecho en la Liga en campo contrario (10), solo superado por Busquets (16) y Frenkie De Jong (14); también el cuarto que más duelos aéreos ha ganado (8) con sus 1,73 metros, precedido por Araujo (19), Piqué (17) y Frenkie de Jong (10).

Ese carácter y ambición ya se le vio de crío, cuando empezó a darle patadas al balón en el Liara Balompié sevillano. Un año más tarde, lo fichó el Betis. “No sabía perder”, recuerda Fernando Cáceres, su primer técnico; “pero lo hacía poco porque ese año ganamos todo y en un final del Mundialito en Portugal le hizo un hat-trick al Barça. Ese año marcó más de 100 goles. Una pasada”.

Koeman: “Este se queda”

No fue raro que los mejores equipos de la Liga le tentaran, al final convencido en 2015 por el Barcelona. “Y eso que sabía que hasta enero del siguiente año no podría jugar por la sanción FIFA que le cayó al club [por fichajes irregulares de menores]”, cuentan desde el Camp Nou. Así, pasó a vivir un año con su familia en un piso de La Rambla y después se instaló en La Masia. “Él venía ya con casi todo de serie, pero sí que tuvimos que canalizar su temperamento y forma de entender la competición”, revela un entrenador de Can Barça. “Había que calmarlo porque no digería las derrotas. Y fuera de él también era un poco trasto…”, explica un trabajador del club. Un ejemplo fue cuando con algún compañero robaron del almacén de La Masia unos televisores y los escondieron en el falso techo de las habitaciones para ver series por la noche, prohibido por el reglamento interno.

Gavi quemó etapas hasta llegar al Cadete A, donde su eclosión ya no se detuvo junto a los mejores de su generación, como Ilias (filial), Alarcón y Almeida (Juvenil A). “La diferencia es que él siempre aparece y no solo en los grandes partidos”, cuenta un entrenador de La Masia. Gavi pasó al Juvenil A y de ahí a figurar en la lista de la pretemporada del primer equipo de este curso. “Este se queda”, le dijo Koeman al área deportiva al cabo de pocos días. “Siempre decíamos que el club no pone impedimentos a los jugadores y sus saltos de categoría, pero que se debían hacer con sentido común”, recuerda Xavi Vilajoana, exresponsable del fútbol base azulgrana y presente en la firma de renovación del jugador hasta 2024; “y aunque lo de Gavi es una barbaridad, se lo ha ganado”. Desde el área deportiva, en cualquier caso, ya están trabajando con su agente [Iván de la Peña] para adecuar el contrato a los nuevos tiempos que le esperan.

Todavía residente en La Masia, Gavi acude a todos los partidos que puede para ver a sus excompañeros o chicos más jóvenes. “Se hace querer. A los peques se los sube a los hombros, anima… Y siempre va con una pelota entre los pies”, explican desde la Ciudad Deportiva. Otra cosa es que puede extraviarla porque, según cuentan, es de lo más despistado, al punto que al menos ha perdido cinco veces el DNI, siempre lleva ropa de sus compañeros porque no sabe dónde la deja, no hay día que lleve los cordones abrochados o se olvida las botas en el autobús… “Un día”, cuentan de su entorno, “fuimos a una gran tienda de ropa y lo único que se le ocurrió fue ir a la zona de deportes y coger una bola para jugar. Es lo que le gusta y lo que hace bien”.

Tanto que también está en la selección, ya con el número 9. Él preferiría el 10 o, de ser suplente, el 15. Tanto le da. “Dice que está tranquilo, que le toca jugar con los grandes y que eso hará”, apunta un amigo suyo. Gavi ha llegado a la élite para quedarse. Competitividad y fútbol no le faltan.

Dos oportunidades para ser el debutante más joven con España

La eclosión de Gavi ha sido meteórica, pues hace dos cursos jugaba en el Cadete A del Barça; en el anterior lo hizo en el Juvenil A; y ahora se desempeña a las órdenes de Koeman. Pero no se acaba ahí la irrupción del interior azulgrana, convocado para la fase final de la Liga de las NACIONES. Más que nada porque en caso de jugar en la semifinal (ante Italia) o en la final o en el duelo por el tercer y cuarto puesto (con Bélgica y Francia como posibles contendientes), se convertiría en el jugador más joven en vestir la camiseta de La Roja.

Hasta ahora, el registro lo tiene Ángel Zubieta, que formaba parte del Athletic y lo hizo en 1936 con 17 años y 284 días. De eso hace 85 años. En caso de que Gavi participara en uno de los dos envites de la selección, lo haría con 17 años y 60 días (o 64). Y, de paso, rebasaría a su compañero Ansu Fati, que se estrenó con 17 años y 308 días. Precisamente, Fati es el que tiene el récord de goleador más precoz, con 17 años y 311 días (frente a Ucrania), al superar a Juan Errazquin (18 años y 344 días), que jugó en el Real Unión de Irún en la década de los años veinte del siglo pasado. Otro récord que, de ver la portería rival, Gavi podría batir.

“Lo peligroso es arriesgar con jugadores en los que no confías”, resolvió hace unos días el seleccionador, Luis Enrique; “pero no tengo dudas de que va a ser importante en el futuro. A lo mejor lo he llamado demasiado pronto, no lo sé, pero la edad no es importante. Lo que veo me gusta mucho y quiero saber si puede asimilar nuestro juego. Está más que preparado”.

Hasta el momento, Gavi ha participado con la selección sub-15 y sub-16 —Julen Guerrero fue el primero en citarlo—, también con la sub-18, por más que la FIFA no reconozca la categoría. De hecho, sus últimos tres encuentros con La Roja fueron en un torneo sub-18 y en el último fue expulsado ante Francia.

Gavi también se convirtió en el cuarto jugador más joven en debutar con el Barcelona (17 años y 24 días), solo por detrás de Vicente Martínez (16 años y 280 días), Ansu Fati (16 y 298) y Bojan Krkic (17 y 19).

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