El pasado mes de noviembre, el relator especial de la ONU para la vivienda, Balakrishnan Rajagopal, estimó que “el 45% de las viviendas de Gaza habían sido destruidas o dañadas por el ataque israelí”.
El pasado diciembre, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borell, describió una situación “apocalíptica” en Gaza. Según él, el nivel de destrucción era igual o incluso superior al de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.
“Todo está destruido”
Con el paso de los meses, los bombardeos continuaron desde el norte hasta el sur de la Franja de Gaza. Sobre el terreno, cada vez hay menos observadores, lo que hace más difícil comprender la situación. “Muchos periodistas han muerto y otros se han marchado. Cada vez tenemos menos imágenes y datos con los que analizar los tiroteos y bombardeos“, lamenta Emily Tripp, directora de Airwars. Esta ONG investiga a las víctimas civiles de los conflictos armados.
“Cuando se mata a las personas que documentan y dan testimonio de los daños causados por cada ataque, se impide también la posibilidad de hacer un balance e identificar a los autores“, añade.
Airwars acostumbra a recopilar todas las imágenes e información posibles de cada incidente que detecta. “También hay muchas organizaciones asociadas que ya no pueden comunicarse con sus equipos sobre el terreno. Así que no pueden ayudarnos a cotejar los hechos y el análisis es, por tanto, muy complejo.”
Emily Tripp ofrece, sin embargo, una comparación. “Tras la batalla por Raqqa [la principal ciudad siria reconquistada a la organización Estado Islámico en 2017], la ONU declaró inhabitable el 80% de la ciudad. La campaña aérea liderada por Estados Unidos y sus aliados duró seis meses. Ya sabemos que las fuerzas israelíes utilizaron más municiones y con mayor frecuencia y grado de imprecisión en tres meses sobre Gaza, que la coalición internacional en seis meses sobre Raqqa.”
El Ministerio de Sanidad de Hamás ha contabilizado ya más de 26.700 muertos y 65.000 heridos desde el inicio de la operación militar. “Más allá del impacto humano, estamos asistiendo a la destrucción de toda una sociedad“, afirma Emily Tripp. “Escuelas, tuberías de agua, mezquitas… todo ha sido destruido. Todo está destruido”, denuncia.
Todos los expertos llegan a la misma conclusión. En sus carreras, nunca habían visto una guerra de tal intensidad. “Todas las infraestructuras clave se han visto afectadas, haciendo la vida extremadamente difícil, si no imposible, en algunas partes de Gaza”, explica Christina Wille, directora de Insecurity Insight. Esta asociación con sede en Suiza analiza el impacto de la violencia en la población civil en términos de seguridad alimentaria, salud y educación. “En algunas zonas, aunque encuentres comida, no podrás cocinarla porque no hay agua“, recalca.
Miles de heridos, no más hospitales
Del mismo modo, la falta de agua, combustible, electricidad y, en este caso, medicamentos está afectando al funcionamiento de los hospitales. “¿Cómo se puede operar sin equipos, sin luz? Sin electricidad, tampoco hay incubadora para bebés prematuros. Si un médico no puede lavarse las manos, hay graves problemas de salud. Hay consecuencias en cascada”, comenta Christina Wille.
Los hospitales también se vieron afectados por los bombardeos. “Algunos directamente”, lamenta Christina Wille, “otros indirectamente a través de explosiones en los alrededores”. La semana pasada, la Organización Mundial de la Salud anunció que había organizado una misión de alto riesgo para reabastecer el hospital Al-Shifa, en el norte de Gaza. El hospital, que solía ser el principal de la ciudad de Gaza, ya no dispone de maternidad ni de servicios pediátricos. El principal generador de oxígeno del hospital quedó destruido.
Según la OMS, sólo siete de los 24 hospitales del norte de Gaza siguen abiertos. Sólo funcionan parcialmente. Lo mismo ocurre en el sur de Gaza, donde sólo siete de los 12 hospitales están parcialmente operativos, según la agencia de la ONU. “Con el Hospital Nasser y el Hospital Europeo de Gaza fuera de servicio, prácticamente no queda sistema sanitario en Gaza“, afirma Guillemette Thomas, coordinadora médica de Médicos Sin Fronteras en Palestina.
La dificultad de recoger pruebas
Si las cifras exactas y verificadas son difíciles de obtener, la designación formal del autor de los daños también es difícil de probar sin una presencia sobre el terreno para recoger pruebas. “Cuando se puede demostrar que los daños fueron causados por un ataque aéreo, se puede estar seguro de que fue un ataque israelí”, explica Christina Wille, aunque admite que actualmente no siempre puede demostrarlo. “La mayor parte de los disparos de artillería son también israelíes, ya que Hamás no dispone de artillería de este tipo”, agrega.
La investigadora reconoce que es posible que ciertas acciones de Hamás no sean denunciadas por la población de la misma manera. Israel también ha acusado al grupo que controla la Franja de Gaza de utilizar la supuesta protección de los hospitales para ocultar armas o entradas a túneles. “Una vez más, no hay forma de saber qué es propaganda y qué es verdad, ya que los observadores internacionales no están autorizados a evaluar el terreno”, dice.
La Corte Internacional de Justicia recordó a finales de la semana pasada que “la operación militar llevada a cabo por Israel después del 7 de octubre de 2023 causó, entre otras cosas, decenas de miles de muertos y heridos y la destrucción de viviendas, escuelas, instalaciones médicas y otras infraestructuras vitales, así como el desplazamiento masivo de la población”. Israel dispone ahora de un mes para informar al tribunal sobre la solicitud de medidas preventivas para evitar el genocidio.
“Pero, ¿son capaces las fuerzas israelíes de analizar los daños causados por cada ataque?”, se pregunta Emily Tripp. “Este es un procedimiento que normalmente llevan a cabo los ejércitos después de cada ataque en virtud del derecho internacional. Por tanto, será importante que los israelíes demuestren que son plenamente conscientes de las pérdidas causadas por sus acciones”, concluye.
Source link