La Habana – El príncipe Carlos de Inglaterra, heredero de la corona británica, se reunió este lunes en La Habana con el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, con quien repasó las relaciones bilaterales y las posibilidades de cooperar en áreas como la educación, la salud y el medioambiente.
Las conversaciones oficiales entre el príncipe de Gales y el mandatario, el primer gobernante cubano en cinco décadas que no se apellida Castro, tuvieron lugar durante la segunda jornada en el país caribeño de Carlos y su esposa, Camilla, duquesa de Cornualles, los primeros miembros de la familia real británica que visitan Cuba.
Como es tradición en las visitas de alto rango, Díaz-Canel y su invitado pasaron revista a las tropas en el Palacio de la Revolución, sede del Gobierno, y posteriormente se reunieron acompañados de sus respectivas delegaciones.
“Durante el cordial encuentro intercambiaron acerca del positivo estado de las relaciones bilaterales, basadas en la cooperación y el respeto mutuo. Asimismo, coincidieron en la voluntad de desarrollar los vínculos en áreas como la educación, la salud, la cultura, la protección del medioambiente y el desarrollo sostenible”, refiere la escueta nota oficial publicada por los medios estatales.
El heredero británico estuvo acompañado por el ministro de Estado para la Mancomunidad y las Naciones Unidas del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Mancomunidad, lord Ahmad de Wimbledon, y el embajador del Reino Unido en La Habana, Antony Stokes, entre otros funcionarios.
Mientras, la delegación isleña la integraron los ministros de Exteriores, Bruno Rodríguez, y del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca Díaz, junto a otros altos funcionarios.
Horas antes del encuentro, el canciller cubano habló por teléfono con el jefe de la diplomacia del Reino Unido, Jeremy Hunt, con quien constató el “buen estado de las relaciones bilaterales” e intercambió “sobre temas de la agenda internacional”, según publicó Rodríguez en Twitter.
Tras el encuentro de alto nivel estaba prevista la celebración de una cena de gala ofrecida por Díaz-Canel a sus huéspedes.
En la agenda de Carlos y Camilla no hay prevista una reunión con Raúl Castro, quien aunque traspasó hace casi un año la jefatura del Estado a Díaz-Canel permanece al frente del Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal).
La reunión y cena de gala oficiales cerraron para la pareja real una ajetreada agenda que comenzó en la mañana con un recorrido por La Habana Vieja en compañía del historiador de la ciudad, Eusebio Leal, quien les mostró los rincones más señalados del casco histórico, declarado en 1982 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Durante el paseo, que despertó una gran expectación entre los vecinos y los numerosos turistas que visitaban la zona, Carlos y Camilla pasearon por las mismas calles empedradas que las tropas inglesas tomaron durante 11 meses entre 1762 y 1763, y desvelaron una estatua del literato William Shakespeare.
También disfrutaron de un concierto de la reconocida Camerata Romeu, íntegramente femenina, en la Basílica menor de San Francisco de Asis, el templo que los soldados eligieron para celebrar los ritos protestantes en el breve periodo en el que La Habana fue británica.
Carlos de Inglaterra no dudó en charlar con algunos de los sorprendidos transeúntes e incluso con una vendedora de un puesto callejero de churros que le ofreció probar esta típica fritura, aunque el heredero británico declinó la oferta porque -adujo- ya había desayunado.
Fuera del programa oficial difundido por las autoridades cubanas, los príncipes visitaron el proyecto comunitario Muraleando, donde asistieron a un espectáculo infantil, y también disfrutaron de una muestra de coreografías en la sede de Acosta Danza, la compañía de baile contemporáneo fundada por Carlos Acosta.
Este bailarín, que este lunes acompañó a la pareja real, es un célebre ejemplo de superación personal que, procedente de una familia muy humilde, llegó a las cotas más altas de la danza, fue primera figura del Royal Ballet de Londres y en la actualidad dirige el Royal Ballet de Birmingham, una de las compañías más prestigiosas del Reino Unido.
Ya por separado, el heredero mantuvo un encuentro con representantes del “cuentapropismo” cubano, el incipiente sector privado de la isla surgido al hilo de las reformas económicas introducidas en la última década por Raúl Castro (2008-2018).
También tuvo tiempo para conocer un gimnasio de boxeo y departir con los jóvenes y niños que allí entrenaban.
Por su parte, la duquesa de Cornualles acudió en solitario al hogar materno Doña Leonor Pérez, donde conversó con varias mujeres embarazadas.
Como anécdota, en las redes sociales algunos internautas cubanos recordaron que tal día como hoy hace tres años aterrizaban en La Habana otros ilustres británicos representantes de la “realeza” musical: los Rolling Stones, sus “satánicas majestades”, que protagonizaron un histórico concierto gratuito en un país en el que hace pocas décadas el rock estaba proscrito.
Para el martes, en el programa de Carlos y Camilla figuran una actividad cultural en el Parque John Lennon de La Habana y la ceremonia de inicio de la construcción de un parque fotovoltaico de financiación británica en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel, el proyecto estrella del Gobierno cubano para captar capital extranjero.
La visita de la pareja real, que forma parte de una gira caribeña, carece de contenido político aunque busca desplegar la “diplomacia constructiva” británica profundizando en la relación bilateral sin dejar de lado los disensos.
La estancia se enmarca en el estrechamiento de vínculos iniciado en 2016 con el viaje del entonces ministro de Exteriores y actual ministro de Hacienda del Reino Unido, Philip Hammond, al calor del “deshielo” entre Estados Unidos y Cuba, revertido en los último