Desde que fue rehabilitada en 2015, durante el gobierno de Miguel Ángel Mancera, el viaducto elevado de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México recibió un sobrepeso de 2 mil 367 toneladas que “durante seis años de servicio, y dos sismos, dañó su estructura”.
Así lo da a conocer Milenio este lunes, en un reportaje en el que asegura que tras el cierre de marzo de 2014 producido por el desgaste ondulatorio en varios tramos, la empresa Systra -contratada por la Secretaría de Obras capitalina para efectuar la rehabilitación- sugirió el reemplazo de diversos componentes para que pudiera regresar a las operaciones.
En su informe final del 29 de agosto de 2014, si bien Systra reportó no haber encontrado anomalías relacionadas con la obra civil, advirtió acerca de “no sobrecargar las zonas en viaducto”.
Por lo tanto, pidió el cambio de durmientes, fijaciones, rieles y balasto de acuerdo con las especificaciones técnicas de la construcción. No obstante, tanto el entonces titular de Obras, Alfredo Hernández -inhabilitado en 2016 por tres años- como el entonces director del Metro, Joel Ortega, decidieron elegir otros componentes “que que sobrecargaron el peso de la estructura, principalmente del viaducto elevado”.
De acuerdo con el reporte de Israel Navarro, “el peso de las fijaciones pasó de 5 a 25 kilos, es decir, cinco veces su peso. Los durmientes pasaron de 268 a 350 kilos y los rieles de 56.82 a 60.21 kilos. El caso de las fijaciones pasó de tener un peso por sus 37 mil 988 piezas rehabilitadas de 189 mil 940 a 949 mil 700 kilos, es decir, 760 toneladas. Las 18 mil 674 piezas de durmientes de 5 mil a 6.5 mil kilos, es decir una diferencia de 1.5 toneladas. Mientras que los 22 mil 421 tramos de riel de 1.2 a 1.3 kilos, es decir, 76 toneladas”. En total, el sobrepeso fue de 2 mil 367 toneladas.
Según expertos consultados por el rotativo, el exceso de carga “llevó a los límites elásticos” a la estructura, creando “grietas, fragmentaciones y deformación” dañando, planchas, trabes y columnas, situación que se agravó con los sismos de septiembre de 2017.
Trabajadores del Sindicato del Sistema de Transporte Colectivo alertaron sobre los desplazamientos provocados por la sobrecarga en agosto de 2017. En un primer oficio enviado al entonces director del Metro, Jorge Gaviño, le pidieron participar en el mantenimiento de la Línea 12.
Tras los sismos de septiembre de 2017, los sindicalizados enviaron un nuevo oficio a Gaviño, en el que advirtieron de los desplazamientos estructurales. “En el oficio CEN 487/17 del 4 de octubre de 2017, el secretario general del gremio, Fernando Espino, pidió la revisión minuciosa de las estructuras y columnas en el tramo elevado de las 10 estaciones que van de Culhuacán a Tláhuac”.
Lo anterior, debido a que se habían identificado algunos “desplazamientos de la estructura por donde circulan los trenes”.
Luego de la suspensión del servicio por los daños provocados por el sismo, las constructoras Carso, ICA y Alstom fueron convocadas por Gaviño para que se encargaran de la rehabilitación.
Un peritaje de la consultoría Colinas de Buen, que fue solicitado por el consorcio constructor, determinó que el tramo elevado había sido sometido a una sobrecarga desde el año 2015, “por lo que presentó una deformación que rebasó los límites elásticos del material de que fueron fabricados”. De tal forma “que las trabes deformadas únicamente sirvieron de cimbra”.
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