La ministra española de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, ha recordado este viernes a su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, que “en España no hay presos políticos”, después de que el jefe de la diplomacia rusa comparara la situación del opositor Alexéi Navalni, encarcelado a su regreso a Rusia y víctima de un envenenamiento el pasado verano, con la de los políticos independentistas catalanes condenados por el procés. Lavrov hizo esta comparación después de que el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y de Seguridad, Josep Borrell, exigiera la liberación de Navalni y reclamara que Rusia investigue el ataque al opositor.
El ministro de Exteriores ruso criticó ante Borrell la “retórica indecorosa” de los países occidentales y les recriminó que aspiren a dar lecciones a Rusia cuando, aseguró, en los mismos se dan casos de “decisiones politizadas” y mencionó el juicio del procés, aunque señaló erróneamente que Alemania y Bélgica pidieron a España “anular la decisión politizada”. “Las autoridades españolas respondieron: ‘Tenemos nuestro sistema judicial, y ni siquiera pensamos en dudar de las decisiones que tomamos en nuestros tribunales, de acuerdo con nuestras leyes’. Esto es exactamente lo que queremos de Occidente en términos de reciprocidad”, añadió Lavrov. En realidad, Alemania y Francia, entre otros Estados de la UE, remarcaron que el conflicto catalán debe “resolverse conforme al marco legal y constitucional español”.
“Sin entrar en comparaciones que siempre son odiosas, yo quisiera recordarle al ministro Lavrov que España es una de las 23 democracias plenas [que hay] en el mundo y solo hay 23. [En cambio] Rusia está en el puesto 124 de 167 países”, ha manifestado González Laya. “Quisiera recordar que en España todos los ciudadanos, todos, tiene garantizados sus derechos y libertades y no hay presos políticos, hay políticos presos. Y espero que Alexéi Navalni tenga la oportunidad de participar y hacer campaña en las próximas elecciones rusas como la están haciendo los líderes independentistas catalanes que cumplen condena en España”, ha añadido en una entrevista en RNE.
El pasado 2 de febrero, Navalni, activista anticorrupción y el opositor que más quebraderos de cabeza ha dado en los últimos tiempos al presidente ruso, Vladímir Putin, fue condenado por un tribunal de Moscú a tres años y medio de prisión por violar repetidamente la libertad condicional que se le impuso en 2014. Navalni regresó a Rusia el 17 de enero, cinco meses después de salir en estado de coma de su país con rumbo a Alemania, donde fue tratado por un envenenamiento con el agente nervioso novichok, una neurotoxina desarrollada como arma química por la Unión Soviética. El opositor ruso acusó directamente a Putin de este intento de asesinato y Bruselas ha impuesto a varios funcionarios del círculo cercano de Putin nuevas sanciones por el caso del activista.
Su arresto y posterior condena ha generado una ola de protestas en toda Rusia, duramente reprimidas por las fuerzas de seguridad, que han arrestado a casi 12.000 personas en dos semanas. El encarcelamiento del líder opositor, por un caso además polémico, ya que todo deriva de una sentencia que ya hace cuatro años el Tribunal Europeo de Derechos Humanos consideró “arbitraria e injusta” y condenó a Moscú a indemnizar al opositor, ha tensado las relaciones de Rusia con la comunidad internacional, particularmente con Estados Unidos y la Unión Europea, que han reclamado su liberación inmediata. La propia jefa de la diplomacia española ha calificado de “arbitraria” la detención de Navalni y ha reclamado a las autoridades rusas su puesta en libertad.
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