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Google Maps añade detalle y colorido a sus mapas para mejorar la orientación de los peatones

Los distintos paisajes de Islandia se vuelven más fáciles de interpretar en el nuevo sistemaGoogle

Distinguir playas marrones áridas y desiertos de lagos azules, ríos, océanos y barrancos, en un vistazo. Esta es la promesa de la ronda de mejoras visuales que acaba de implementar Google Maps en sus gráficos. Y no solo eso. “Puedes saber con una ojeada cómo de frondoso y verde es un sitio con vegetación y si hay nieve en los picos de las montañas”, explica Sujoy Banerjee, responsable de producto de Google Maps en el blog de la compañía.

Los resultados de la se apreciarán también en las zonas urbanas, de manera que los peatones serán capaces de identificar la ubicación exacta de aceras, pasos de cebra e islas. “A veces necesitas más información para desplazarte de forma segura y eficiente […]. Esto es crucial si tienes necesidades de accesibilidad, como las que plantean sillas de ruedas o andadoras”, señala Banerjee. Y también se ajusta a las exigencias de coronavirus. “La gente está optando por caminar o usar otras formas de transporte individual durante la pandemia”. La compañía empezará a desplegar esta parte más pedestre en Londres, Nueva York y San Francisco, con planes de expandir las nuevas funcionalidades a más ciudades en el futuro próximo.

El cambio es evidente en un vistazo al mapa de Islandia. Con el sistema anterior, apenas tres colores bastaban para retratar toda la isla. Tras la actualización, se aprecian al menos cuatro tonalidades diferentes para los verdes que señalan distintas densidades de vegetación y tres tonos más tostados para las zonas más áridas. Hasta las zonas de agua aparecen remozadas con un nuevo azul más vivo.

Para conquistar este nuevo nivel de detalle en sus mapas, Google ha empleado su cuerpo de imágenes satelitales de alta definición, que da cobertura a un 98% de la población mundial, y una “nueva técnica algorítmica de mapeo de colores” que traduce esas fotos en “mapas más completos y vibrantes a escala global”. El proceso comienza con el uso de un sistema de visión artificial que identifica las formaciones naturales en las imágenes satelitales. Este primer barrido busca, concretamente, áreas áridas, heladas o cubiertas de bosque y regiones montañosas.

“Después analizamos esas formas y les asignamos rangos de colores”, añade la ejecutiva. En esta clasificación, una zona de bosque denso recibiría un verde más oscuro, mientras que las áreas de vegetación más dispersa aparecerían en tonos más suaves. ¿El resultado? Mapas más coloridos y, en consecuencia, más fáciles de interpretar en el momento de planificar un recorrido o desde el terreno.

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