Un exguarda de un campo de concentración nazi de 100 años de edad podría ser juzgado en Alemania por complicidad en 3,322 casos de asesinato, después de que la Audiencia Territorial de Fráncfort decidiese levantar una decisión judicial para no procesarle.
El tribunal informó este martes en un comunicado de que el caso será transferido de vuelta ante la corte de Hanau, que tendrá que decidir de nuevo sobre la capacidad del acusado de ser sometido a juicio pese a su avanzada edad.
El antiguo guardia, identificado en la prensa alemana como Gregor Formanek, fue acusado en verano de 2023 de complicidad en 3,322 asesinatos cometidos por los nazis en el campo de concentración de Sachsenhausen, en el este del país.
En febrero de este año, un perito halló que el anciano no estaba en condiciones de comparecer ante un juez, por lo que el Tribunal de Hanau decidió que no abriría un procedimiento penal contra él.
Sin embargo, la Audiencia Territorial de Fráncfort afirmó en su decisión de esta semana que el informe pericial presenta carencias significativas y que el Tribunal de Hanau tiene la obligación de asegurarse de que la evaluación cumple unos estándares mínimos.
Nacido en 1924, según los medios de comunicación Formanek ingresó en las SS nazis en 1943 y fue destinado a Sachsenhausen -por el que se estima que pasaron unos 200,000 prisioneros en total- entre julio de ese año y febrero de 1945.
Según la fiscalía, el exguarda se encargó en ese tiempo de vigilar a los presos, así como del transporte de prisioneros desde la estación de trenes, y necesariamente tenía que ser consciente de las condiciones que reinaban en el campo, donde se calcula que decenas de miles de prisioneros fueron ejecutados y murieron víctima de los abusos y las enfermedades.
Si Formanek llega a sentarse en el banquillo, se tratará de uno de los últimos procesos por los crímenes nazis, debido a la avanzada edad de los perpetradores que aún sobreviven.
En 2022, otro exguarda del campo de Sachsenhausen, de entonces 101 años, fue condenado a cinco años de prisión por complicidad en 3,500 asesinatos.
Ese mismo año, una antigua secretaria del campo de concentración de Stutthof fue condenada a dos años de prisión por complicidad en 10,505 casos de asesinato.
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