Los reencuentros de Pep Guardiola con Lionel Messi en la Champions siempre tuvieron el sabor agridulce de la nostalgia. Fueron cuatro partidos. Se resolvieron entre 2015 y 2016 con dos victorias a favor de Guardiola y dos a favor de Messi. Esta noche será diferente. Por primera vez en esta serie de duelos entre el entrenador y el que fuera su futbolista fetiche, Messi no vestirá la camiseta del Barcelona sino la del Paris Saint-Germain, transformado con su fichaje, el pasado verano, en el experimento de fútbol espectáculo más deslumbrante de la década.
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“Es sorprendente para todos”, dijo Guardiola este lunes, cuando le preguntaron si la experiencia no le resultaba rara. “Pero ha sucedido y tenemos que aceptarlo. No podíamos haberlo imaginado hace unos años… Estoy seguro de que será feliz en París. Hemos tenido la suerte de disfrutar de él durante 16 años. Messi habla por sí mismo. Lo que ha hecho en su carrera es más que excepcional. Espero que juegue este martes, por el bien del fútbol”.
Dicen los lacónicos informes oficiales del PSG que Messi —sorprendentemente sustituido por Mauricio Pochettino en el partido contra el Lyón— sufre una “contusión” que le ha mantenido fuera de la competición en las dos últimas jornadas de la Ligue 1. Nada habitual, si se considera que todos los jugadores, sin excepción, acaban los partidos contusionados. “Ha entrenado bien y estará en la convocatoria”, dijo Pochettino ayer, sin confirmar su titularidad. “Su situación es la misma que la de Verratti”.
El partido del Grupo A, que incluye al City, el Leipzig, el PSG y el Brujas, redobla su trascendencia por muchos motivos. Primero, porque mide a las mayores potencias financieras del Golfo Pérsico en la industria del fútbol, con todo lo que eso significa. El cruce que los enfrentó en las semifinales de la Champions del año pasado se saldó con dos victorias históricas del City: 1-2 y 2-0. “Eso fue el año pasado”, dijo Guardiola. “Ya entonces tenían un equipo fantástico y hoy, además, tienen a Messi”.
Pochettino: “Somos un equipo en construción”
Guardiola sobrevaloró a su adversario y Pochettino intentó trasladar la carga sobre su rival en el típico juego psicológico que anticipa los mano a mano entre entrenadores. “Es un hecho que somos un equipo en construcción”, dijo el argentino. “No es debatible. Vamos a jugar contra un City que bajo la mano del mejor entrenador del mundo está construyendo el sueño de ganar la Champions. Nosotros tenemos el mismo sueño, pero en este proceso el City está mucho más adelante que el PSG”.
En sintonía con el discurso de Pochettino, Ander Herrera, que oficia la difícil labor del enganche en el equipo más partido de Europa, señaló que en el PSG la presión es desorbitante. “Tenemos retos en cada partido que jugamos”, dijo el español, cuando le preguntaron si el City sería una piedra de toque en la epopeya que sitúa al PSG como el gran aspirante al título. “Contra nosotros los rivales sacan lo mejor de sí. ¡Defienden con 11! Desde que llegué aquí, hace dos años, he sentido que a ningún equipo de Europa se le exige tanto. El PSG está obligado a ganar la Champions. La Champions es un sueño. Es injusto plantearlo como una obligación. Además del City, hay otros 10 o 12 equipos que pueden ganarla junto con nosotros”.
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