La bondad de la Sareb, el banco malo, ha vuelto al debate público después de que Eurostat, la agencia estadística europea, hiciera que el Estado asumiera los 35.000 millones avalados como deuda pública. El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, ha defendido este miércoles que la Sareb “fue un instrumento útil”, que “está detrás de la reestructuración del sistema bancario español y del crecimiento económico que ha tenido la economía española en los últimos años por encima de la media europea”.
Guindos ha añadido que no quería “comparar herencias recibidas para no redundar en lo obvio”, en alusión a las declaraciones de la vicepresidenta segunda, Nadia Calviño, que el lunes pasado recordó los problemas del banco malo. Calviño dijo que eran “una herencia de la anterior crisis” y que, además de la deuda, supondrá “un incremento de 9.000 o 10.000 millones de déficit”. La vicepresidenta urgió a la Sareb a cambiar de estrategia para intentar recuperar el máximo posible de las “ingentes ayudas públicas recibidas”.
Acelerar la venta de activos
Guindos, en su intervención en el XXXVIII Seminario de la APIE: La Economía de la Pandemia, organizado por la Asociación De Periodistas De Información Económica (APIE) con el patrocinio del BBVA, en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander, ha recordado que la fórmula del banco malo está hoy recomendada por los supervisores y que se han usado “en todos los rescates”. Ha apuntado que en España los bancos tenían en 2011 “más de 100.000 millones en créditos dudosos y mal valorados sobre todo en las cajas de ahorros, que eran una losa tremenda”.
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El vicepresidente del BCE, que era el ministro de Economía cuando se creó la Sareb durante la crisis financiera, ha aclarado que los 35.000 millones son “deuda que no hay que emitir”, por lo que no afectan “a los planes de emisión del Tesoro”, y cuentan además con activos con un valor teórico de 35.000 millones, “que se pueden ir vendiendo”.
Al respecto ha considerado “muy importante que se pueda recuperar el ritmo de ventas” por parte de la Sareb tras el parón sufrido por el mercado inmobiliario a causa de la pandemia, subrayando que a medida que enajene activos se irá “reduciendo su volumen de deuda” y, por tanto, la apuntada como deuda pública. “Es importante que la Sareb vuelva a recuperar los ritmos de venta que tuvo en años anteriores porque el sector inmobiliario no ha tenido mal comportamiento y así tendrá efecto positivo desde el punto de vista del endeudamiento del sector público español”, ha augurado.
La rentabilidad y la solvencia
Durante su intervención, el vicepresidente del BCE se ha referido también a los principales riesgos para la banca, subrayando la escasa rentabilidad, que el pasado año bajó al 0% en el sector europeo durante la primera parte del ejercicio por la fuerte creación de provisiones para encarar la crisis sanitaria, frente al 4% prepandemia, que ya era insuficiente. “Si el sector mantiene la baja rentabilidad durante un tiempo y se cronifica, al final puede ser un problema de solvencia y entonces hay que actuar”, ha añadido.
Guindos ha insistido en que este es “un tema delicado” que el BCE estará “vigilando”, porque “cualquier carencia de provisiones podría ser un elemento de vulnerabilidad para el sistema bancario en la situación actual” si erosiona la hucha de capital, que actualmente es alta. Según ha admitido, los analistas creen que las dotaciones “son las que necesitan”, pero dependerá de la evolución de la economía.
El vicepresidente del BCE también ha abordado los problemas macroeconómicos y reclamó a los Gobiernos responsabilidad para “gastar bien” los recursos que reciban del Next Generation UE y a acometer las reformas que “se han comprometido” en sus planes de recuperación, porque su adecuada ejecución acercaría la adopción de una futura facilidad fiscal común.
Riesgo de subir pensiones al 3%
En términos de inflación, admitió que se están produciendo alzas que atribuyó a “efectos temporales, técnicos y efectos base” que podrían llevar la tasa alrededor del 3% al cierre de año. Preguntado por si se deberían subir las pensiones o los salarios en relación con la inflación actual, Guindos pidió que estas revisiones no convirtieran los asuntos “temporales en permanentes” por los problemas que podrían causar en las cuentas públicas.
Indicó que esta situación inflacionaria no tiene por qué alterar la política monetaria del BCE, y se mostró confiado en que “no se cronifique y no haya efectos de segunda ronda”. Recordó que está previsto que España recupere el nivel prepandemia a final de 2022 y que entonces, una vez superada la crisis sanitaria, se volverá a activar el pacto de estabilidad, lo que exigirá reducir la deuda y el déficit público “de forma gradual y prudente”.
Será la valoración de la Comisión Europea la que realice este control, indicó, “para que no haya dudas sobre la sostenibilidad de la deuda pública” y pidió que se fijen pautas para el “retorno a los adecuados niveles de ratios de deuda sobre PIB de antes de la pandemia”.
Durante su intervención, recordó que el BCE ha mejorado las perspectivas económicas gracias a la reactivación con el avance de las vacunas, y espera un aumento del 4,6% o 4,7%, con un crecimiento “muy importante” previsto para el segundo trimestre y la segunda parte del año.
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