Manu
García y Juan
Ramón
López
Muñiz son dos de los nombres destacados en la durísima recta final de temporada del Alavés. La llegada del técnico asturiano y el regreso al equipo tras lesión del capitán han servido para revitalizar a tiempo a un equipo que se asomaba de forma suicida al precipicio del descenso.
El gasteiztarra, en su octava temporada en el club, ha demostrado en esta recta final que su importancia va más allá del ámbito meramente deportivo. Su concurso en los dos últimos encuentros ha sido capital para refrescar el ánimo de un grupo hundido por las derrotas. López
Muñiz ha encontrado en él a uno de sus aliados ideales para ejercer su papel de revulsivo relámpago.
Con 34 años cumplidos en abril, el capitán va a poder cumplir uno de sus grandes sueños: celebrar el centenario del Alavés en el próximo curso luciendo su camiseta en Primera
División.
Al igual que Antonio
Karmona y otros grandes jugadores que han portado el brazalete albiazul, se ha convertido en un símbolo para la siempre fiel parroquia alavesista. Al término del triunfo frente al Betis, tras ganar 0-2 y ya con la permanencia en el bolsillo, su imagen llorando en el campo pasa como uno de los fotogramas inolvidables a la muy sufrida historia de El
Glorioso.
“Muy duro”
El centrocampista ha sufrido como pocos en este mes largo de recta final competitiva. Lograr la salvación a falta de una jornada ha supuesto para él “un gran alivio”. “Estamos muy contentos, porque hemos sufrido mucho y lo hemos pasado muy mal en estas semanas”, comentó en declaraciones al club, “muy satisfecho” porque “lograr la permanencia con una victoria sabe mucho mejor”.
Se ha sentido “frustrado por no poder ayudar” al equipo en las últimas fechas, en las que se han vivido momentos “muy duros”. Antes de volver a la competición, sufrió una pequeña rotura fibrilar que le ha mantenido de baja bastante más de lo esperado. Aunque no podía jugar, el entrenador quería que viajase con el equipo para imprimir su carácter. “Yo encantado de poder ayudar”, recuerda.
Se está mucho mejor jugando en el campo, porque en la grada se sufre mucho
Ante Osasuna, el 24 de junio, salió en el minuto 84 y, contra el Valladolid, en el último partido de Asier
Garitano disputado el 4 de julio, entró en el 88. Presencia testimonial para un futbolista acostumbrado a ser importante. El pasado 13 de julio, justo un mes después del arranque albiazul en esta desquiciante y agónica recta final liguera, al fin volvió a disputar un encuentro completo.
Contra el Betis, López
Muñiz le reservó para una segunda mitad en la que el Alavés exprimió sus últimas fuerzas para sobrevivir en Primera. Sin duda, su presencia en el campo ha insuflado al equipo el carácter que parecía haber perdido. “Se está mucho mejor jugando en el campo, porque en la grada se sufre mucho, ya que no puedes ayudar y nada depende de ti”, subrayó.
Centenario feliz
El babazorro disfruta de poder disfrutar de la onomástica de su club del alma entre los grandes. “Estar en Primera es un regalo para nosotros y hay que valorarlo”, trasladó. “Tenemos que agarrarnos a la élite”, reclamó contento. “He sentido un gran alivio al conseguir salvarnos, porque sabía que era muy importante para el club, para la afición y para mí poder celebrar el centenario en Primera
División”, comentó.
En declaraciones a Radio
Vitoria en la madrugada del jueves al viernes, Manu
García lanzó un claro mensaje. “Estoy seguro de que aprenderemos de esta, porque tenemos que recapacitar mucho todos los estamentos del club; hay que saber qué hemos hecho mal y qué nos ha llevado hasta aquí”, expuso. “El deporte no perdona cuando te equivocas y éste ha sido un aviso muy serio”, alertó.
Pese a sumar cuatro puntos en las dos ultimas jornadas, el Alavés es el peor equipo en esta recta final de competición junto a Mallorca y Espanyol, dos conjuntos que ya están descendidos a Segunda
División. “Si estamos en Primera es porque nos lo merecemos, ya que hemos sacado más puntos que los que han bajado”, expresó el capitán babazorro.