Las fotografías de viajantes y de matrículas vehiculares captadas en las fronteras de Estados Unidos han quedado expuestas a causa de un ataque cibernético a la red computacional de un subcontratista, informó el lunes la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, en lo que un importante legislador describió como una “enorme invasión de privacidad”.
La agencia federal, conocida como CBP por sus iniciales en inglés, no dio el nombre de la empresa subcontratista cuya red fue hackeada, pero el anuncio se dio después de la noticia de que una compañía con sede en Tennessee, y que se promueve como la única proveedora de lectores estacionarios de matrículas en las fronteras de Estados Unidos, resultó afectada.
Un empleado del Congreso cuya oficina fue notificada por la agencia, dijo que la intrusión afectó a menos de 100,000 personas. La persona habló bajo condición de anonimato a fin de discutir el tema de manera pública.
Se desconoce cuántos de los afectados son ciudadanos estadounidenses.
El sitio británico de seguridad cibernética The Register, que señaló que el hacker responsable alertó de su ataque a finales de mayo, identificó a la compañía afectada como Perceptics.
Un portavoz de la empresa no respondió por el momento un email de The Associated Press en busca de comentario.
La CBP señaló que no se han revelado los datos en internet ni en la darknet.
The Register dijo que el hacker les proporcionó una lista de los archivos extraídos de la red corporativa de Perceptics y que un vocero de la compañía había confirmado la intrusión.
“La información inicial indica que el subcontratista violó los protocolos obligatorios de seguridad y privacidad descritos en su contrato”, comentó la CBP en un comunicado.
La agencia indicó que se enteró del ataque el 31 de mayo. La dependencia dijo que el subcontratista había transferido copias de las imágenes a la red de su compañía, en violación de las políticas del gobierno y sin la autorización de la agencia.
El presidente de la Comisión de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, Bennie Thompson, destacó que se trata de “la segunda gran invasión a la privacidad en el Departamento de Seguridad Nacional este año”.
“Debemos asegurarnos de no expandir el uso de biométrica a costa de la privacidad del público estadounidense”, dijo en un comunicado.
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