Hace 30.000 años, cuando Europa sufría episodios climáticos muy fríos y la nieve cercaba todo por encima del Ebro, los homínidos buscaron un refugio que les garantizara abrigo, recursos y más posibilidades de supervivencia. Los neandertales lo encontraron en el sur de lo que hoy es España y Portugal. La huella más reciente de esta especie, de 28.300 años, perteneciente a un adolescente de 1,30 metros de altura y hallada en una cantera de Gibraltar, demuestra el santuario que supuso el sur de la península Ibérica para esta especie y obliga a replantear la línea del tiempo de su extinción, situada hasta la fecha en 40.000 años.
“Eran pocos en la familia y vinieron a veranear a la costa del sur de la Península, como ahora”, bromea Joaquín Rodríguez Vidal, catedrático de Geodinámica y Paleontología de la Universidad de Huelva. Él, Fernando Muñiz, profesor de Cristalografía y Mineralogía de la Universidad de Sevilla, y Luis Miguel Cáceres, geólogo de la Universidad de Huelva, lideran con el también geólogo de la Universidad de Lisboa Carlos Neto De Carvalho el grupo que sigue las huellas de los últimos neandertales en el sur de la península Ibérica.
El vestigio que avala los nuevos datos sobre la supervivencia neandertal más allá de los 40.000 años establecidos en el norte de Europa es una pisada sobre la arena de 17 centímetros de largo por siete de ancho máximo y dos centímetros de profundidad. “La fotogrametría ha evidenciado la forma de los dígitos, el talón, el puente y las almohadillas”, explica Muñiz. “No hay duda de que se trataba de un homínido. La comparación con otras huellas mostraba que era de neandertal. La termoluminiscencia (OSL, siglas en inglés de optically stimulated luminescence) nos dio la fecha precisa: 28.300 años”, afirma.
Este hallazgo en la cantera de Catalan Bay (denominada así por una antigua migración catalana al Peñón), en la zona oriental de Gibraltar, refuerza la tesis ya publicada en 2006 en la revista Nature que cuestiona la fecha aceptada de la extinción de los neandertales hace 40.000 años. Ese trabajo mostró restos de piedras de 24.000 años talladas como lo hacían los neandertales (musteriense) y que fueron halladas en la cercana cueva gibraltareña de Gorham.
La huella hallada por el equipo hispanoluso, al igual que otros restos encontrados en el Algarve portugués, añade una evidencia más de la presencia de neandertales en la zona y en un momento en el que los Homo sapiens ya se encontraban asentados en Europa, aunque no hay restos de ellos en el área de Gibraltar hasta 5.000 años después.
Asentamientos estacionales
“Los neandertales coexistieron con los sapiens, aunque en esta zona no convivieron. En Gibraltar debió haber un grupo pequeño que llegó a la zona siguiendo los pasos de sus presas. Fueron asentamientos estacionales. Aquí hallaron variedad dietética y un clima, según los registros de polen, mucho más favorable para garantizar su supervivencia”, explica Rodríguez Vidal, uno de los autores de la investigación publicada por Quaternary Science Reviews.
Esas características hicieron del sur de la Península un refugio para neandertales y otras especies. Junto a la huella del homínido han encontrado otras de elefantes, cabras, bóvidos y felinos que también llegaron al sur huyendo del frío. Pero no hay rastros de sapiens en esa época y en esa área concreta, por lo que la tesis de que la competencia entre los homínidos causó la extinción de los neandertales también se cuestiona con estos hallazgos.
“No hay evidencias de violencia. Eran grupos muy pequeños que se vieron forzados a la consanguinidad, por lo que es más probable que esta fuera la causa de su extinción”, afirma Rodríguez Vidal.
Su teoría la respalda una reciente investigación de un equipo de la Universidad Tecnológica de Eindhoven (Países Bajos) que ha publicado Plos One. Este estudio también establece la consanguinidad como principal causa de la desaparición de esta especie. “Nuestros resultados apoyan la hipótesis de que la desaparición de los neandertales podría haber sido el resultado solo de factores demográficos, es decir, el resultado simplemente de la dinámica interna que opera en poblaciones pequeñas”, concluye la investigación de Krist Vaesen, Fulco Scherjon, Lia Hemerik y Alexander Verpoorte.
“Nuestro estudio muestra que incluso sin la competencia, la extinción de los neandertales podría haber tenido lugar”, aseguran los científicos holandeses.
El trabajo del equipo hispano luso se centrará ahora en el análisis de otras evidencias y rastros de la presencia neandertal en el sur de la península Ibérica para determinar hábitos y comportamientos. El objetivo principal son las cuevas, donde la conservación de restos es más posible. El hecho de haber hallado huellas de homínidos y de especies animales en una duna de Gibraltar ha sido una excepcionalidad por la composición de la misma y la erosión permanente a la que la somete el fuerte viento de levante. Pero queda trabajo por hacer en zonas más protegidas.
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