Extracto del Libro “El Narco llegó a Querétaro, una historia de la delincuencia” Autor: Armando Guerra
Querétaro, Qro.- 12 abril de 2022.- La apacible ciudad de Querétaro, se vio interrumpidamente por un suceso policiaco que conmovió a la sociedad queretana, era el año de 1991 cuando fue hallada muerta la niña de 12 años llamada Yolanda Sánchez Sánchez, una estudiante de primaria que salió de su casa rumbo a su escuela que estaba distante a dos cuadras.
La niña Yolanda había salido a su escuela primaria de su casa de una vieja vivienda en renta que habitaba junto con su madre en la popular colonia Lindavista, conocida desde siempre como El Tepetate, su madre, una joven madre soltera trabajaba como mesera y dejaba que la niña acudiera sola a la escuela, al fin y al cabo, su colegio estaba a casi dos cuadras.
La niña Yolanda fue hallada muerta en un lote baldío muy cerca de las vías de la ahora antigua estación del ferrocarril, su cuerpo fue localizado ultrajado sexualmente y asfixiado, según los primeros informes de los peritos de la entonces Procuraduría General de Justicia.
Aquel suceso como ahora ocurrió con la niña Victoria Guadalupe, enardeció a la sociedad queretana, entonces igualmente la presión social hizo que detuvieran a un drogadicto que deambulaba por la zona y que prácticamente vivía en la calle.
Detienen al presunto asesino
Un par de días después de localizar el cuerpo de la menor Yolanda Sanchez, fue detenido quien dijo llamarse Juan Carlos Chávez Hernández alias “El Jalapeño”, un hombre joven de la calle que se dedicaba a la drogadicción y el alcoholismo en la zona de El Tepetate y colonias aledañas como La España, San Sebastián y San Roque.
Al ser detenido Juan Carlos Chavez declaró que él no había sido el asesino, que lo estaban confundiendo, que era adicto, pero que jamás hacía daño a nadie, sin embargo luego se supo que el comandante Villalobos y el jefe de grupo Jorge Velázquez del área de homicidios, lo obligaron a declararse culpable de aquel crimen contra la indefensa menor, como prueba presentaron al juez una prende intima del joven con semen, esa fue la máxima prueba que se presentó.
El detenido fue inicialmente consignado ante una autoridad federal en este caso a Procuraduría General de la República y es que días antes había robado una maquina de un tren y le encontraron las pertenencias, entre ellas la identificación de uno de los ferrocarrileros, además de un cuchillo, luego lo consignaron ante la procuraduría local quien lo acusó por el supuesto crimen que no cometió contra la menor.
Procuraduría enjuicia al Jalapeño.
La entonces Procuraduría General de Justicia acusó a El Jalapeño por el delito de homicidio calificado con todas las agravantes y le exigió al juez la máxima condena en ese tiempo que fue de 30 años de cárcel.
El Jalapeño purgó su condena, siempre negó haber matado a la niña
Habla -vía telefónica-, Juan Carlos Chávez dice que salió hace casi un año del penal de Puente Grande, dijo que purgó complementamente su condena de 30 años, de los cuales 15 estuvo en el Penal de San José El Alto, otros 10 años los purgó en el reclusorio de San Juan del Río y finalmente como era originario de Guadalajara Jalisco, pidió su cambio al penal de Puente Grande de donde salió hace un año, después de purgar su condena.
“Nunca fui el asesino, fui inocente y purgué condena que no debía”
Juan Carlos Chávez dijo al autor del libro que por ser pobre nadie lo defendió en la cárcel, que nunca mató a la niña Yolanda, que lo obligaron a declararse culpable, que fue un chivo expiatorio del gobierno de Querétaro, asegura que los entonces judiciales querían quedar bien con el gobernador en turno para hacerle creer que detuvieron al verdadero asesino de la niña Yolanda.
Juan Carlos Chávez hoy radica en el estado de Jalisco, ya rehabilitado como drogadicto, se dedica al oficio de la carpintería que aprendió en los penales de Querétaro, pero dice que queda en la conciencia de aquellos jefes policiacos de la PGJ el que lo hayan inculpado por un delito que no cometió.
Cómo ahora también pudo fabricarse el delito a un indígena oaxaqueño
Como en 1991 se culpó de un asesinato de una menor a un inocente drogadicto, ahora se sospecha que debido a la presión social inculparon también a un pobre indígena de tan solo 26 años, el cual no sabe hablar español y que tal vez como Juan Carlos Chávez “El Jalapeño” sea acusado de un delito que no cometió, amén de que tendrán que contratarle y designarle un traductor del dialecto mazatleco para que su juicio no sea amañando.
Es asi como en 1991 ocurrió un caso similar en Querétaro, en donde dos niñas fueron halladas muertas, igual asfixiadas y ultrajadas sexualmente y en donde también pudo haberse fabricado el delito a pobres inocentes que no podrán defenderse de la justicia queretana, eso según el sentir de la sociedad que no cree que el indígena oaxaqueño “Salvador N”sea el verdadero asesino de la niña Victoria Guadalupe.
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