El problema de coronarse campeón en cuatro de los cinco últimos campeonatos del mundo de Fórmula 1 es que resulta muy difícil ser creíble cuando uno trata de destacar las carencias de su coche en los ensayos de pretemporada, el momento del año en el que los equipos se esmeran tanto en afilar sus monoplazas como en que no se note. Los ensayos de invierno terminaron este sábado en Bahréin, donde el domingo que viene arrancará el Mundial aparentemente más abierto de la última década, al que optan, al menos según los testimonios de los principales protagonistas, hasta tres escuderías distintas, un auténtico festival si tenemos en cuenta las últimas experiencias.
El zarandeo que se le ha dado al reglamento técnico, sobre todo en el área de la aerodinámica de los monoplazas, ha abierto la puerta a interpretaciones tan extremas como la de Mercedes, donde, sin embargo, su voz más universal se limita a destacar los problemas con los que ha nacido la nueva Flecha de Plata. “No creo que estemos para luchar por ganar carreras en estos momentos. Pero en el coche hay potencial para llegar hasta ese punto”, destacó Lewis Hamilton, que tras perder hace tres meses la posibilidad de coronarse por octava vez, volverá a intentarlo en este 2022, en el que, sin duda alguna, se las verá de nuevo con Max Verstappen y su Red Bull, los más sólidos este último día en el circuito de Sakhir.
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En una semana se desenmascarará a los embusteros, que a estas alturas siempre los hay. De cualquier forma, parece evidente que hay escuderías que mantienen intactas sus aspiraciones de pelear por el título, caso de Red Bull, y otras, como Ferrari, que han dado un paso adelante muy sólido, en fiabilidad pero sobre todo en ritmo. “El domingo que viene tendremos una idea más aproximada, pero puede que la gente se lleve una sorpresa”, añadió el británico, en referencia a quienes no le compran esa teórica falta de pegada del W13 que se insinúa en los virajes de alta velocidad.
La marca de la estrella monopolizó los focos el jueves, la primera de las tres últimas jornadas de entrenamientos de este invierno, con el diseño minimalista de su bólido. Red Bull contraatacó el sábado, con una revisión de su RB18, concentrada al igual que Mercedes en la zona de los pontones –las protuberancias a ambos lados del habitáculo, cuya función es la de redirigir el flujo de aire de la forma más eficiente–. Con Verstappen como punta de lanza y el dorsal 1 en el morro de su prototipo, la escudería energética parte como favorita. Por disponer del actual campeón, de su velocidad y ambición, y por tener en nómina a Adrian Newey, el mago de la aerodinámica, en un momento en que este elemento será casi más protagonista que el motor.
Y luego está Ferrari y su eterna cruzada para tratar de recuperar el puesto que por historia merece, tras una sequía de 14 años desde el último Mundial, el que Kimi Raikkonen se adjudicó en 2007. “Creo que el Ferrari será el coche de referencia en la primera prueba. Luego, el Red Bull; y después viene McLaren, o nosotros”, ordenó el corredor de Stevenage (Gran Bretaña).
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