Suecia asumirá la presidencia rotatoria de la UE en enero de 2023 y en julio de ese año España le tomará el relevo. Su ministro para Asuntos Europeos, Hans Dahlgren (Upsala, 73 años), ha estado este lunes de visita en Madrid para empezar a coordinar agendas y políticas con sus colegas españoles de Exteriores “para que el trabajo sea lo más eficaz posible para los ciudadanos”, recalca. Antes de eso Suecia celebrará elecciones generales, lo que puede acabar alterando la agenda del semestre, pero Dahlgren deja entrever su optimismo sobre los comicios y más tras la victoria del SPD en Alemania.
“Desde luego que creo que la socialdemocracia ha vuelto con más fuerza. Los resultados recientes en Noruega han ido en esa dirección y ahora todos los países nórdicos —Dinamarca, Noruega, Finlandia y Suecia— tienen un primer ministro socialdemócrata. Como socialdemócrata, y aunque va a ser una negociación complicada, espero que Olaf Scholz se sume como próximo canciller en Alemania. Ha logrado una remontada fantástica en estos cuatro años y creo que ese es un viento fuerte y favorable a nuestro favor”, dice con evidente alegría.
Menos optimista se muestra Dahlgren sobre la relación entre la Unión Europea y Estados Unidos. “El nuevo presidente [Joe Biden] es más favorable a la cooperación con Europa y coincidimos en muchos temas de cooperación internacional como el cambio climático o las relaciones con Irán”, admite el ministro. “Pero no debemos engañarnos, él está representando los interesas de EE UU y cuando defiende el América primero, suena muy similar a la política comercial de [Donald] Trump”.
Suecia ha expresado su rechazo —”aunque estamos dispuestos a colaborar”— a una Europa de la Defensa que implique la creación de un Ejército europeo, como apunta el alto representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell. En la misma línea discrepa de la propuesta de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, de avanzar hacia la independencia estratégica de la UE. “No creemos que la mejor forma de proteger nuestra seguridad y nuestros intereses sea aislarnos del mundo. De hecho lo que creemos es que debemos apostar por una independencia estratégica abierta, al estilo de la cooperación para desarrollar la vacuna de la covid-19″, que implicó hasta un total de 28 países para su desarrollo.
Con lo que sí se ha mostrado muy beligerante el Gobierno de Estocolmo es con el respeto al imperio de la ley, que han puesto en cuestión países como Hungría y Polonia con sus decisiones contra la independencia judicial y la autoridad última del Tribunal de Justicia Europeo sobre la legislación nacional. Pero no hasta el punto de forzar su salida de la Unión —”la discrepancia es con unas decisiones o medidas políticas no con un país, ambos son países europeos y pertenecen a la Unión”—, aunque sí en forma de multas y acceso limitado a los fondos europeos.
En todo caso, Hans Dahlgren considera que estas tensiones arrojan una importante lección para cuando la UE se plantee una ampliación, que no ve en un futuro cercano. “Debemos estar absolutamente seguros de que cuando los nuevos países entren en la UE no solo se comprometan con los valores en el momento del acceso, sino que el respeto a los valores se mantiene a lo largo del tiempo”.
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