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Hans Kluge: “Estoy preocupado por la pandemia en Europa. Para el 1 de febrero puede morir otro medio millón de personas”


Europa vuelve a ser el foco de la pandemia de covid y la Organización Mundial de la Salud (OMS) no esconde su preocupación. Las restricciones sociales se han flexibilizado en algunos países y el ritmo de vacunación tiene mucho margen de mejora, admite el director regional de la OMS en Europa, Hans Kluge (Roeselare, Bélgica, 52 años).

En una visita a Barcelona este martes para participar en el Congreso Mundial de Hospitales, organizado por la patronal catalana La Unió, el médico belga pone de ejemplo a España y su alta cobertura vacunal (en torno al 80%), pero cree que no se puede bajar la guardia. Tampoco en España. La pandemia no ha terminado.

Pregunta. En apenas cuatro semanas, los casos de covid en Europa han crecido un 55%. ¿Por qué está pasando esto?

Respuesta. Hay dos motivos principales: el primero es que en la mayoría de los países de Europa la vacunación se ha ido estabilizando en lugar de crecer y, en segundo lugar, hay varios países que están relajando las medidas de salud pública y las restricciones sociales en un momento en el que aumentan los casos. Sobre lo primero, la cuestión no es ya el acceso, sino el escepticismo hacia las vacunas, por ello crearé un grupo de trabajo europeo sobre las personas que no quieren vacunarse. Y tenemos que ser más proactivos para encarar las fake news. Sobre las medidas de salud pública, hay que explicarle mejor a la gente que no suponen un ataque a la libertad de nadie. Las medidas preventivas que los gobiernos están aplicando son precisamente para evitar el confinamiento estricto.

P. ¿Está preocupado por la situación de la pandemia en Europa?

R. Sí estoy preocupado, sin duda. Estamos trabajando con el Instituto de Evaluaciones de Salud (en Seattle), y se hizo una proyección: para el 1 de febrero puede morir otro medio millón de personas en Europa [la región europea de la OMS consta de 53 países, incluidos Rusia y repúblicas exsoviéticas]. Pero sabemos lo que hay que hacer: vacunación, mascarillas y ventilación. Y esperemos que pronto dispongamos de tratamientos.

P. La cobertura vacunal en Rumania es del 30%; en Bulgaria, del 22%. En España, en cambio, casi del 80%. ¿Hay dos Europas?

R. Hay 53. Creé una unidad sobre estudios conductuales e hicimos un estudio para entender cuál es la percepción de la gente que no se quiere vacunar, y en cada país era distinta. Muchas políticas se basan en suposiciones, pero necesitamos datos y, a partir de ellos, diseñar una estrategia según cada comunidad. No una estrategia nacional, sino por comunidad.

P. ¿La gente ya no confía en sus políticos o en las autoridades sanitarias?

R. En muchos países es un problema, sin duda. Digamos que en países donde los políticos escuchan a los científicos, como en España, la situación es mejor. Pero hay varios países donde los políticos adoptan medidas populares o bajo presión de la oposición. En este momento de la historia, necesitamos la unidad de todos los partidos políticos porque solo hay una forma de salir de la pandemia: los políticos con los científicos y con la gente para que avancen en la misma dirección.

La tercera dosis no es un lujo, es parte del estándar de vacunación porque la inmunidad baja”

P. ¿Cuál es el poder de los grupos antivacunas en Europa?

R. Los antivacunas son todo un reto, pero en muchos países [el escepticismo hacia la vacunación] es por información errónea. Tenemos la pandemia y, luego, una infodemia. Incluso gente bien formada a veces cree en esto [los bulos]. A los del ala dura no hay que dedicarles mucho tiempo porque no les vamos a hacer cambiar de opinión, pero esos tal vez sean un 1% o un 2% de la población. Hay que centrarse en el resto para transmitirle información adecuada de una forma que la gente lo entienda. Las vacunas salvan vidas.

P. ¿Cómo se resuelve esta nueva ola en Europa?

R. Vamos a lanzar una campaña de comunicación a nivel europeo con personalidades influyentes, país por país, con tres mensajes: primero, las vacunas salvan vidas; segundo, por favor, llevad la mascarilla, sobre todo en interiores, y donde no se pueda garantizar la distancia social; el tercer mensaje es la ventilación, porque no se habla lo suficiente de ello. Y en cuanto la Agencia Europea del Medicamento apruebe el tratamiento, incidiremos en ello. Porque incluso con la vacuna vamos un poco rezagados, y si se dispusiera de un fármaco que redujera la mortalidad al 50%, sería un gran avance.

P. ¿Cuál es la influencia de las variantes? La delta plus todavía no se considera de preocupación.

R. No todavía. Pero cuanta más transmisión, más mutaciones. Por ello necesitamos que todos se vacunen y necesitamos tratamientos. Porque si tenemos una delta súper plus donde la vacuna es menos eficaz, necesitaremos, sobre todo, tratamientos. Pero que no cunda el pánico. La OMS ve cada día 100 mutaciones y la mayoría no son motivo de preocupación y las vacunas funcionan.

P. En países con bajas tasas de vacunación, ¿debería ser obligatoria la inmunización?

R. Hay varios países que lo están considerando y hay varias cosas a tener en cuenta que le corresponde decidir a cada país. Primero, lo que decida tiene que encajar con el marco jurídico y cultural de ese país. Sabemos que la vacunación obligatoria en muchos casos puede tener el efecto contrario: aumenta el escepticismo sobre la vacuna. Si un país opta por la vacunación obligatoria debería ser como último recurso, si ya se ha intentado todo lo demás. Primero hay que hacer un estudio del comportamiento de las personas porque en muchos países, cuando lo analizamos, vimos que el problema era que resultaba demasiado complicado vacunarse. Antes de optar por la vacunación obligatoria habría que asegurarse de que todas las barreras para acceder a la vacuna están eliminadas.

P. ¿Es pertinente promover la tercera dosis en países ricos cuando hay países pobres sin acceso a la vacuna?

R. Aquí hay un error de comprensión: la tercera dosis no es un lujo, es parte del estándar de vacunación porque la inmunidad va bajando. Y si no lo hacemos para la gente mayor ahora, volveremos a tener fallecimientos entre este colectivo. Hay que hacerlo todo, como en España: dar la tercera dosis y donar 50 millones de dosis a otros países. Si todos los países hubiesen hecho lo mismo, se habría resuelto. Pero hay muchos Estados que tienen excedentes de vacunas sin hacer nada, a punto de caducar. Necesitamos compromiso y liderazgo político. Es la única forma de salir de la pandemia.

P. ¿Se llegará a saber el origen de la covid?

R. Es muy difícil, pero los países deberían compartir los datos de forma transparente. A finales de noviembre hay una sesión especial para abordar un nuevo tratado mundial sobre pandemias y una de las cuestiones clave que deberán decidir los Estados miembros es qué poder le ceden a la OMS. A día de hoy, yo no tengo el mandato para ir de forma independiente a un país y analizar todos los datos y todos los equipamientos. La OMS no es una inspección internacional, estamos simplemente ahí para ayudar a los países y son los Estados miembros lo que nos gobiernan y los que deben darnos más capacidades.

P. La OMS fue muy criticada por su investigación sobre el origen de covid y por la lentitud en los primeros días. ¿Cuáles han sido los grandes errores y qué han aprendido?

R. Antes de detectar el primer caso en Europa, yo ya tenía al equipo sobre el terreno. Desde la OMS Europa podríamos haberlo hecho mejor, seguro, y los países también. Pero hay que contarle a la gente que estamos en una situación sin precedentes y es normal que no tengamos todas las respuestas. Vamos aprendiendo cada día. Creo que esto es una lección importante para la OMS porque necesitamos seguir el principio de precaución: si uno no está seguro y puede aplicar una medida que no perjudique, como la mascarilla, mejor hacerlo antes de disponer de las evidencias. La OMS ha aprendido tres cosas. En primer lugar, el papel de las oficinas regionales tiene que ser mayor, deberían estar capacitadas para llamar y alertar antes de declarar la pandemia. Otra lección: el marco jurídico que orienta el comportamiento de la OMS y de los países durante la pandemia se llama Normativa de Salud Internacional, pero no tiene previsiones para ver qué sucede en el caso de que algunos Estados miembros no lo cumplan, y esto habría que abordarlo. En tercer lugar, hubo un panel independiente que analizó el rendimiento de la OMS y dijo claramente que estaba falto de financiación. Necesitamos una financiación más flexible y sostenible.

P. ¿Qué esperan de los otros virus respiratorios este invierno?

R. Habrá muchos más porque el año pasado hubo muchos menos debido a las medidas públicas, pero esto también significa que este año habrá menos inmunidad contra estos virus. La gente que pueda debería aplicarse las dos inyecciones [contra la covid y la gripe] y hay que proteger al personal sanitario. Estoy muy preocupado. Dos de cada 10 profesionales sanitarios están quemados [agotados] y tenemos un problema. De hecho, acordamos con la ministra Darias trabajar conjuntamente con España en salud mental del personal sanitario.

La OMS necesita una financiación más flexible y sostenible”

P. ¿Qué pasa con otras enfermedades, como la tuberculosis o el VIH?

P. España tendrá la presidencia de la UE en 2023 y trabajaremos con Darias y su equipo en un documento político importante para reducir el estigma y la discriminación del VIH, porque es el principal obstáculo para su eliminación en 2030. El año que viene tenemos dos planes de acción que aplicaremos en Europa: uno para acabar con la tuberculosis y otro plan para tratar VIH, hepatitis e infecciones de transmisión sexual a partir de una buena atención primaria. Este es el principal reto hoy. Con la covid tendremos muchas dificultades, pero no podemos olvidarnos del resto de enfermedades, incluyendo el cáncer.

P. ¿Cuándo se acabará la pandemia de covid?

R. No puedo decir cuándo terminará, pero sí cómo terminará: con un despliegue igualitario de vacunas y tratamientos, escuelas seguras y las dosis de refuerzo. También hay que seguir presionando al virus con medidas preventivas, como la mascarilla, ventilación, control de la movilidad transfronteriza, y hay que aumentar las pruebas, incluyendo las pruebas genómicas para que se puedan detectar pronto las nuevas variantes. Pero soy optimista. No es que el año que viene se haya acabado, pero habremos superado la fase aguda, siempre y cuando la gente en Europa se vacune.


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