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Hasta 850.000 virus desconocidos en aves y mamíferos podrían dar el salto a los humanos

Un hombre libera a un faisán en Pensilvania, Estados Unidos.Ben Hasty (Getty) / MediaNews Group via Getty Images

¿Qué estrategia es mejor: actuar para controlar y solucionar el problema una vez que aparece o prevenir su aparición? Más de una veintena científicos internacionales partieron de esa pregunta a la hora de analizar la pandemia causada por el nuevo coronavirus y la degradación medioambiental. Y en un informe elaborado bajo el paraguas del IPBES, siglas en inglés de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas, organismo científico vinculado a la ONU, concluyen que, como dice el refrán, en este caso sale más a cuenta prevenir que curar. En concreto, hasta 100 veces menos costoso resultaría prevenir las pandemias que intentar atajar sus efectos una vez iniciada. “Nuestro enfoque actual es tratar de detectar nuevas enfermedades de manera temprana, contenerlas y luego desarrollar vacunas y terapias para controlarlas. Claramente, frente a la covid-19, con más de un millón de muertes humanas y enormes impactos económicos, este enfoque basado en la reacción es inadecuado”, concluyen estos expertos. El estudio cifra en un billón de dólares el coste que tienen al año para la economía las pandemias y otras zoonosis, enfermedades que dan el salto desde el mundo animal al ser humano.

El informe advierte de que los estudios científicos apuntan a que existen alrededor de 1,7 millones de virus actualmente “no descubiertos” en mamíferos y aves; y de ellos “hasta 850.000 podrían tener la capacidad de infectar a las personas”. Los especialistas piden un cambio estructural para detener la degradación medioambiental. Por ejemplo, aumentando las áreas protegidas y reduciendo la explotación de las regiones de alta biodiversidad para disminuir “el contacto entre la vida silvestre, el ganado y el ser humano”.

Estos expertos —entre los que hay especialistas en veterinaria, medicina o biología― señalan que la evidencia científica demuestra que las pandemias son cada vez más frecuentes. Además, recuerdan que su aparición, vinculada a diversos microbios transportados por reservorios animales, está “totalmente impulsada por las actividades humanas”. Es decir, causada por “las mismas transformaciones ambientales globales que impulsan la pérdida de biodiversidad y el cambio climático”, como la deforestación, la expansión e intensificación agrícola y el comercio y consumo de vida silvestre. “A esto hay que añadir los patrones de consumo de la sociedad: la humanidad consume más y más de nuestro medio ambiente global y eso se traduce en pérdida de biodiversidad, pero también provoca un mayor riesgo de zoonosis emergentes y de pandemias como la covid-19”, añade Thijs Kuiken, uno de los autores del estudio y miembro del departamento de virología del Centro Médico de la Universidad Erasmus, en Rotterdam (Países Bajos).

Los especialistas apuntan como una de las actividades más perniciosas los cambios del uso del suelo vinculados a la deforestación, los procesos de urbanización y el crecimiento de la agricultura y la ganadería. “El cambio de uso de la tierra es un factor de importancia mundial para las pandemias y provocó la aparición de más del 30% de las nuevas enfermedades notificadas desde 1960”, detallan. Entre otras muchas recomendaciones, estos expertos proponen “incluir impuestos o gravámenes sobre el consumo de carne, la producción ganadera y otras formas de actividades de alto riesgo pandémico”.

El otro gran punto negro sobre el que ponen el foco en su informe es el comercio ilegal y consumo de vida silvestre. Advierten de que “la agricultura, el comercio y el consumo de vida silvestre” han provocado la pérdida de biodiversidad y enfermedades emergentes, “incluidos el SARS y la covid-19”. Y alertan también de que tanto el comercio legal como el ilegal de fauna silvestre pueden ser un factor de aparición de nuevas enfermedades. “Alrededor del 24% de todas las especies de vertebrados terrestres silvestres se comercializan a nivel mundial”, contextualizan.

Impactos económicos

Además de las pérdidas humanas y sufrimiento, los científicos cifran en más de un billón de dólares las “pérdidas económicas anuales” causadas por las pandemias y otras zoonosis. Sin embargo, estiman en entre 40.000 y 58.000 millones anuales los costes de las estrategias preventivas de las pandemias —por ejemplo, la reducción del comercio de vida silvestre y de los cambios de uso de la tierra—. El informe reconoce que el verdadero impacto económico de la covid-19 aún es incierto y que dependerá de la efectividad de las vacunas. Pero apunta a una estimación inicial de entre 8 y 16 billones de dólares para el mes de julio pasado.

Para poner en marcha esa estrategia de prevención que evite las pérdidas humanas y económicas, los expertos del IPBES ponen sobre la mesa una serie de recomendaciones. “Muchas tienen que ver con los cambios del uso del suelo para impedir la deforestación, los efectos de la minería, la forma de producción de la comida para el ganado. Si reducimos esas prácticas, bajamos el nivel de riesgo de que se produzca otra pandemia y se restaura la biodiversidad”, resume Kuiken.

Estos especialistas piden que se ponga en marcha un consejo científico supranacional de prevención de pandemias para que los países puedan tomar decisiones ejecutivas. Proponen, por ejemplo, que los Gobiernos se comprometan a alcanzar metas dentro de un acuerdo internacional para limitar las causas que desencadenan las pandemias. Y recomiendan “reducir o eliminar” del comercio de vida silvestre a las “especies de alto riesgo de enfermedad”. Kuiken también considera determinante involucrar a la ciudadanía: “Es importante saber más sobre el origen de las pandemias y tener conciencia de lo que se consume, por ejemplo, del uso de la piel en los abrigos o llegar a un consumo responsable de carne”.

Unai Pascual, economista ambiental del Centro Vasco para el Cambio Climático BC3 y coautor del estudio, advierte de que la zoonosis se da sobre todo en zonas tropicales y subtropicales. “Pero que ocurra a miles de kilómetros no quiere decir que el resto del mundo, España incluida, no sea responsable debido, en parte a nuestros patrones de consumo en un mundo globalizado. Como pasa con el problema del cambio climático si, por ejemplo, nos llevamos las empresas a China, el CO2 se emite allí, pero nos afecta a todos. Igualmente, los patrones de consumidores de todo el mundo implican efectos en la biodiversidad a mucha distancia, pero como muestra la pandemia, llegan hasta aquí”, aclara.

El experto pone como ejemplo la destrucción de bosques tropicales, que son grandes reservorios de la biodiversidad y a los que considera “el escudo” para que los gérmenes permanezcan en su hábitat. Pero, añade, “si a los animales que cargan esos gérmenes les quitamos sus hábitats tienen que salir y acercarse al hombre”.

Los expertos de IPBES creen que es posible superar a la “era de las pandemias” —la de ahora es la sexta desde la de 1918, apuntan—. Pero advierten de que “sin estrategias preventivas, las pandemias surgirán con más frecuencia, se propagarán más rápidamente, matarán a más personas y afectarán la economía mundial con un impacto más devastador que nunca”. En su opinión, está acreditado que la respuesta no puede ser a posteriori como hasta ahora: “La covid-19 demuestra que este es un camino lento e incierto, y mientras la población mundial espera que las vacunas estén disponibles, los costes humanos aumentan en vidas, enfermedades soportadas, colapso económico y medios de vida perdidos”.

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