El precio que alcanzará la electricidad este jueves, de 188 euros el megavatio hora (MWh), jamás hubiera sido posible antes del 6 de julio de este mismo año. Ese día fue el último que rigió el tope de 180 euros el MWh que el regulador español fijaba para las ofertas realizadas en la subasta del mercado mayorista. La presión de Bruselas le obligó a marcar una franja más generosa, que iba desde el terreno negativo de los -500 euros hasta los 3.000 euros el MWh, en línea con el resto de los socios comunitarios. España no ha visto todavía días con precios negativos, como ha ocurrido en Bélgica o Alemania. En cambio, ha tardado poco más de dos meses en rebasar el importe máximo que ponía coto a las subidas. Los analistas, que recuerdan que la Comisión Europea llevaba tiempo insistiendo en esa medida, prevén un invierno con una elevada volatilidad en las tarifas, que seguirán marcadas por el elevado coste del gas.
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La luz sigue con su espectacular ascenso en los mercados mayoristas. En solo 24 horas se ha encarecido otros 16 euros, haciendo añicos cualquier récord anterior. La tarifa encara un nivel que parecía improbable para los analistas hace poco más de dos meses. El 6 de julio entraba en vigor una resolución de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) que abría —por abajo y por arriba— los precios a los que se podía ofertar la electricidad. Bruselas había presionado a España para que se acercara a la decisión de la Agencia europea para la cooperación de los reguladores de energía (ACER), que estableció esos límites de entre -500 y 3.000 euros.
Según el Boletín Oficial del Estado (BOE), antes de emitir esa resolución, la CNMC formuló dos consultas: una en noviembre de 2019 y otra en diciembre de 2020. El texto legal explica el resultado de la primera: “Mientras que los traders y grupos dominantes verticalmente integrados consideraban insuficiente y preferían igualar los límites de oferta al límite actual de casación (-500 euros el MWh y 3000 euros el MWh), los comercializadores independientes, grandes consumidores y algunos representantes preferían mantener una regla de actualización progresiva desde un valor inferior”. Del texto se desprende que finalmente la CNMC prefirió igualarse con el resto de la UE para lograr la “armonización” que propugna la normativa comunitaria.
Los analistas consultados recuerdan que esa subida del umbral máximo era inevitable: Bruselas llevaba tiempo presionando a España para que los igualara al resto de la UE. El hecho de haber rebasado ese tope, sin embargo, da una idea de cómo el mercado está pulverizando todas las perspectivas existentes en el mes de junio. Los precios de la electricidad se fijan en una subasta diaria, en la que el Operador del Mercado Ibérico de Energía (OMIE) casa los precios de los productores con los demandantes por franjas horarias. El método es marginalista, es decir, la última energía en entrar en el sistema marca el precio para todas las fuentes. Eso significa que si solo hay renovables ―más baratas—, los precios tienden a ser bajos. “El gas lo está condicionando todo”, resume Francisco Valverde, responsable de Renovables de Menta Energía. Esa fuente de energía sigue disparada en los mercados. Su precio en el mercado ibérico (MibGas) el miércoles fue de 69,25 euros el MWh, lo cual supone un incremento del 8,7% respecto al día anterior.
Competencia global
Mario Berná, socio de la consultora eléctrica Ingebau, augura: “Algún día veremos los 200 euros el MWh”. “El gas está caro y los futuros se han disparado. A ello se une que en octubre hay paradas programadas en centrales nucleares por mantenimiento, lo que puede influir en el precio”, avanza este analista. De hecho, el operador ibérico ya registra precios superiores a los 70 euros el MWh para el mes de octubre y por encima de los 60 euros el MWh hasta marzo de 2022. Juan Antonio Martínez, analista de Grupo ASE, sostiene que pueden seguir subiendo en los próximos meses, que estarán marcados por una “volatilidad enorme de los precios”. A su juicio, el mix energético es clave. “Nuestro potencial en renovables está infravalorado en determinadas horas del día”, sostiene.
La clave está en el gas. Mientras marque el precio del resto de las tecnologías, continuará siendo complicado dar con una solución. Y el problema es global. Martínez, de Grupo ASE, cuenta que en parte empezó cuando Estados Unidos inundó el mercado con gas procedente del fracking. La pandemia hundió el precio del gas, que incluso llevó a la quiebra a empresas estadounidenses. Pero entonces llegó un invierno de olas de frío, con el temporal Filomena. Y el mundo entero, con los almacenes vacíos, empezaron a competir por un bien que escaseaba. “Los países asiáticos —en particular Japón, China y Corea del Norte— absorben el 70% del gas natural licuado mundial”, explica. Así que Europa pugna por el que llega de Noruega, Argelia y, sobre todo, Rusia, cuyo gasoducto con Alemania (el Nord Stream 2) apunta a que volverá a demorarse.
Para evitar que ese incremento se traslade a la factura del consumidor, el Gobierno adoptó el martes un paquete urgente de medidas. Francisco Valverde, de Menta Energía, ha calculado que ese ahorro será de 25 euros gracias a las rebaja drástica de los cargos. “Eso servirá para hacer bajar algo la fiebre, pero no del todo”, explica Carlota Pi, presidenta de Holaluz. A su juicio, España tiene un “problema estructural” al contar con muy pocas viviendas con placas solares, menos que en toda la ciudad de Bruselas a pesar de las largas horas de sol del sur de Europa y del cielo gris de la capital belga. Y a ello se añade un aumento de la demanda eléctrica. “Con el mix energético actual, el precio del gas disparado y los costes de contaminar, este rally no tiene fin”, resume.
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