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¿Hasta dónde llegarán los tipos de interés?

Escuchar o leer la palabra inflación prácticamente a diario se ha convertido en una rutina a lo largo del último año. Y esa rutina no es precisamente algo positivo, sino todo lo contrario. El término es sinónimo de preocupación y de incertidumbre económica. Que exista inflación quiere decir que se ha producido un aumento general de los precios durante un periodo de tiempo sostenido. Tal y como explica el Banco Central Europeo (BCE), esto significa que por cada euro puedan adquirirse hoy menos bienes y servicios que ayer y, por lo tanto, el valor de la moneda se va viendo reducido gradualmente.

La mala noticia es que la inflación se está disparando en las principales economías de todo el mundo. Entre ellas, España. En el caso concreto de nuestro país, el Índice de Precios de Consumo (IPC), el indicador a través del cual se mide la inflación, alcanzó el pasado mes de febrero en su nivel nivel más alto desde 1986: un 7,6% interanual. La cifra es superior a la media de la Unión Europea, territorio en el que los precios repuntaron un 5,8%. En Estados Unidos, el incremento de precios se situó en el 7,9% interanual, una cifra no vista desde 1982. Cuarenta años. En la Reserva Federal de Estados Unidos (FED, por sus siglas en inglés, Federal Reserve System), hay economistas muy veteranos que no habían conocido semejante batacazo.

Los principales bancos de todo el mundo ya trataron de frenar la preocupación a comienzos de 2021. Sus responsables y expertos asesores externos aseguraron entonces que el problema de inflación sería algo transitorio. Sin embargo, los resultados de los primeros meses del año 2022 han evidenciado que no estaban en lo cierto. Años de políticas monetarias ultraexpansivas, programas de estímulo económico récord y una recuperación post-covid mucho más fuerte de lo esperado alimentaron la actual fiebre en el sistema de precios. Ahora, el conflicto de Ucrania ha empeorado todavía más las cosas. La repercusión energética y los problemas de abastecimiento en algunos productos son solo las primeras fichas del dominó, según los analistas.

Los efectos de la guerra de Ucrania

Las consecuencias de la invasión rusa no se circunscriben exclusivamente al territorio ucraniano, sino que ya se sienten y van a poder sentirse a lo largo y ancho de todo el mundo. Ucrania y Rusia suponen aproximadamente una tercera parte de todas las exportaciones mundiales de trigo, una quinta parte del comercio internacional de maíz y casi el 80% de la producción de aceite de girasol.

En el caso de Ucrania, la guerra ha dañado plantaciones e infraestructuras clave, está reduciendo la mano de obra disponible y dificultando los procesos de siembra y recogida. Por otro lado, las sanciones internacionales contra Rusia están dificultando las relaciones comerciales de este país con el resto del planeta. Esto es lo que explica que numerosos expertos alerten de que la invasión podría llegar a poner en peligro entre el 10% y el 50% de la oferta mundial de algunos de los principales productos agrarios. Un escenario de escasez que, junto al incremento en el precio de los combustibles, puede contribuir a elevar aún más la inflación.

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El escenario actual pone sobre la mesa una serie de preguntas clave. ¿Cómo van a reaccionar los bancos centrales ante esta situación sobrevenida? ¿Qué estrategias barajan? Y la más importante: ¿hasta dónde pueden llegar los tipos de interés? Si quieres conocer la respuesta a todas estas cuestiones no te pierdas el último vídeo de Si lo Hubiera Sabido, el nuevo canal de información financiera de Mutuactivos.


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