Los rostros de las fotografías cubiertas de flores que este miércoles adornaban la calzada ante la Embajada de Irán en Madrid eran los de hombres y mujeres muy jóvenes. En cada imagen aparecía el nombre y la edad —casi siempre en la veintena— de iraníes que se cree han sucumbido a manos de las fuerzas de seguridad durante los 12 días que duran ya las protestas por la muerte de Mahsa Amini, la joven de 22 años fallecida el 16 de septiembre tras ser detenida por llevar mal colocado el velo islámico. Esas fotografías habían sido dispuestas en el suelo por algunos del centenar de manifestantes que se congregaron a partir de mediodía ante la legación diplomática iraní para protestar por la represión que ha provocado ya la muerte de al menos 76 personas en el país persa, según datos de la organización Iran Human Rights, con sede en Oslo, avalados el martes por Naciones Unidas. En las pancartas, en manos de muchos manifestantes, reinaban el nombre y el rostro de Amini, convertida en un icono de la opresión que sufren las iraníes.
Quienes increpaban al régimen de Teherán a las puertas de su Embajada en Madrid eran, en su mayoría, mujeres —algunas iraníes—, aunque también varios hombres se unieron a la protesta, convocada por varias asociaciones del mundo de la cultura: Clásicas y Modernas, Women by Women, Mujeres en las Artes Visuales, MIM, Mujeres en la Música y la Liga de las Mujeres Profesionales del Teatro. Estas entidades pretendían entregar una carta al embajador iraní en España, Hassan Qashqavi, en la que expresan su “dolor” por la muerte de Amini y piden el fin de la represión en Irán, explicó Fátima Anllo, presidenta de Clásicas y Modernas.
No lograron su propósito. Las puertas de la Embajada permanecieron cerradas mientras el centenar de asistentes coreaba lemas como: “Hermanas iraníes, estamos con vosotras”, y algunas jóvenes quemaban unos cuantos velos islámicos, emulando uno de los actos de protesta de las iraníes que han reflejado las fotografías y vídeos difundidos en redes sociales.
Manifestantes protestan por la muerte de la iraní Mahsa Amini frente a la Embajada de Irán en Madrid, este miércoles. ANDREA COMAS
La presidenta de Clásicas y Modernas leyó luego un manifiesto en el que las asociaciones convocantes reclaman para el pueblo iraní “el apoyo de las instituciones públicas de las democracias occidentales” para que “tenga lugar la transformación social” que garantice los derechos fundamentales de las iraníes. El texto rebate también el argumento de que la imposición del velo es un “aspecto cultural”. Imponer el uso de esta prenda “no será cultural” mientras las iraníes no sean libres de usarlo o no sin que ello les acarree consecuencias negativas, prosigue el manifiesto.
Una condena “tardía”
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Sara, de 59 años, es una de las iraníes residentes en España que participaron en la manifestación. Esta mujer, ya española tras un exilio de más de 40 años, salió de su país natal sola a los 19 años, cuando se percató de la progresiva islamización de una sociedad antes relativamente avanzada —había ministras, cirujanas y juezas— en el contexto del mundo musulmán. “Empezaron poco a poco a imponer el pañuelo [el velo islámico] en los institutos y en los trabajos”, ha recordado. Cuando llegó a España, le denegaron el asilo político. Cuatro décadas después, esta mujer cree que las iraníes están pidiendo a sus compatriotas que viven en el extranjero “que hagan llegar al mundo su voz”.
Esta exiliada iraní se muestra muy crítica ante lo que define como una “tardía” condena del Gobierno español. Hasta hace dos días, el Ejecutivo de Pedro Sánchez no se había pronunciado sobre la muerte de Mahsa Amini ni sobre las protestas que comenzaron inmediatamente después de su fallecimiento el 16 de septiembre. El lunes, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, pidió a las autoridades iraníes que respetaran el derecho de manifestación de la población y que esclarecieran las circunstancias de la muerte de la mujer. Este mismo miércoles, horas antes de la manifestación en Madrid, Albares convocó al embajador de Irán en España para expresarle su protesta por la represión de las manifestaciones y la vulneración de los derechos de las mujeres.
“¡Menos mal!”, exclamó Sara al conocer esta convocatoria, y luego apostilló: “Lo tenían que haber hecho antes”.
Maryam Bonu, de 38 años, sostenía una pancarta mientras explicaba que vino a España para proteger a su hija. En un español aún rudimentario, acertó a decir que no quiere que la niña “viva ni crezca en Irán”. Para lograrlo, esta mujer ha tenido que separarse de su marido, que sigue trabajando en su país y que le manda dinero para mantenerlas a ella y a su hija aquí. Bonu no tiene permiso de trabajo. A su lado, a Ilham, de 43 años, se le saltaban las lágrimas cuando hablaba de sus padres en Irán, con los que solo ha podido comunicarse una vez en los últimos días, en una breve llamada de teléfono, porque “los mensajes no llegan” después de que las autoridades iraníes hayan cortado internet. “En Irán no podemos tener una vida normal. Vine aquí buscando eso”, aseguró.
Manifestantes frente a la Embajada de Irán en Madrid, este miércoles. ANDREA COMAS
La manifestación de Madrid de este miércoles ha sido la segunda tras otra protesta celebrada la víspera que tampoco fue multitudinaria. Varias decenas de iraníes, en su mayoría mujeres, se concentraron el martes ante el Congreso de los Diputados para denunciar la represión. En otras capitales europeas, como París y Londres, las protestas han sido mucho más masivas. El domingo, miles de personas se congregaron, por segundo día consecutivo, en la capital francesa con la intención de marchar hacia la Embajada de Irán antes de ser dispersadas por la policía con gas lacrimógeno.
Ese mismo día, en Londres, una manifestación ante la representación diplomática de Teherán acabó con al menos 12 detenidos y cinco policías heridos de gravedad, según un comunicado de la policía de la capital británica. En Atenas, Roma, Berlín, Buenos Aires y Ciudad de México, entre otras ciudades, también ha habido concentraciones de protesta por la represión y la muerte de Mahsa Amini en Irán.
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