Ernesto Núñez Albarrán
@chamanesco
La noticia de que el gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, se contagió de coronavirus fue difundida por él mismo la tarde del pasado sábado y vino a confirmar lo que ya todos sabíamos: que cualquiera puede adquirir la nueva enfermedad que ha puesto en crisis a todo el mundo.
Omar Fayad Meneses, un priista hiperactivo y vigoroso de 57 años de edad, se había colocado al frente de la estrategia para atender la emergencia sanitaria en Hidalgo, donde la Secretaría de Salud ubica una de las 16 defunciones ocurridas en el país por la pandemia hasta la noche del 28 de marzo.
Unas horas antes de confirmar que él mismo había adquirido la enfermedad, Fayad se refirió al caso del hombre de 46 años muerto en el Hospital General de Pachuca por Covid-19, con una frase nada tranquilizadora: “el hombre estuvo en contacto con muchas personas”. Y, de hecho, informó que dos de los hijos del finado estaban en cuarentena, pues dieron positivo en la prueba que se les practicó.
Fayad, quien ha estado promocionando los hospitales inflables en los que se atenderá a los hidalguenses en caso de un contagio masivo, no pudo mantenerse a salvo él mismo, y en la noche del sábado, luego de informar que había dado positivo en la prueba de Covid-19, tuiteó: “desde mi cuarentena en casa sigo trabajando y dirigiendo los esfuerzos de mi gobierno para controlar la epidemia en Hidalgo. Nada nos detendrá para superar juntos esta crisis”.
Nadie está exento de contagiarse, ni siquiera el presidente Andrés Manuel López Obrador, que el 18 de marzo tuvo a Fayad como invitado en Palacio Nacional.
Las noticias sanitarias provenientes de Hidalgo nos recuerdan que ahí hay un proceso electoral en marcha para elegir a sus 84 ayuntamientos en una jornada electoral programada, hasta el momento de redactar estas líneas, para el próximo 7 de junio.
Hidalgo y Coahuila son las únicas dos entidades federativas señaladas en el calendario electoral de este 2020. Hidalgo tendrá elecciones municipales, y Coahuila renovará su Congreso local (25 diputaciones).
En ambos casos, las autoridades electorales locales, la mayoría de los partidos políticos (nacionales y estatales), así como los legisladores, han sugerido públicamente postergar los comicios; es decir, mover los calendarios para recorrer las diversas etapas del proceso electoral a fechas en las que haya pasado la contingencia sanitaria.
Esto, porque muchas de las actividades programadas implican la presencia simultánea de personas en un mismo lugar (elección y registro de candidatos) o la interacción persona a persona (campaña, jornada electoral y cómputos distritales).
Instalar 3 mil 889 casillas en Coahuila y 3 mil 941 casillas en Hidalgo implica capacitar a más de 90 mil personas para reclutar el ejército de 54 mil 810 funcionarios de casilla que recibirían y contarían los votos de 2 millones 228 mil coahuilenses y 2 millones 192 mil hidalguenses convocados a las urnas.
Y, aunque se ha reportado un avance de más del 90 por ciento en la integración de las mesas directivas de las 7 mil 830 casillas de ambos estados, aún se antoja difícil llevar a cabo los procedimientos que faltan en un entorno de sana distancia o de aislamiento absoluto.
En el caso de Coahuila, el registro de candidaturas se tenía previsto del 15 al 19 de abril; la campaña, del 25 de abril al 3 de junio; la jornada electoral, el 7 de junio, y la toma de protesta de los nuevos diputados, el 1 de enero de 2021.
En Hidalgo, los tiempos son más apretados: las candidaturas se tendrían que registrar entre el 3 y el 8 de abril; la campaña correría del 25 de abril al 3 de junio, la jornada electoral sería el mismo 7 de junio, pero la toma de protesta de los nuevos ediles sería el 5 de septiembre.
Considerando que el Consejo de Salubridad General ha sugerido que abril y mayo serán los meses de mayor contagio, y que el subsecretario Hugo López-Gatell dijo el sábado que la población debe quedarse en casa ya y durante un mes, es prácticamente un hecho la postergación de las elecciones.
Una decisión que no es del agrado del PRI, partido que gobierna en ambos estados y que todavía el viernes 27, por conducto de su representante ante el Consejo General del INE, Gerardo Triana Cervantes, proponía realizar el registro de candidaturas por internet e incluso llevar a cabo las campañas electorales de manera virtual.
En resumen, dijo el priista: “hacer uso de los instrumentos tecnológicos a la mano, para poder cumplir y llegar a la conclusión de las jornadas electorales en ambos estados”.
El PRI sabe que se juega dos de sus bastiones históricos, en los que ha sido acechado permanentemente por sus opositores.
De los 11 estados que gobierna actualmente, Coahuila e Hidalgo son -junto con el Estado de México, Colima y Campeche– los únicos en los que jamás ha perdido la gubernatura.
En ambos estados, sin embargo, los Congresos locales son adversos a sus gobernadores y el avance de la oposición ha sido notorio en los últimos años.
En Coahuila, el gobernador Miguel Riquelme llegó al poder tras los dos sexenios de los Moreira y en una cerrada elección en 2017, anulada originalmente por el INE y confirmada por el Tribunal Electoral en una polémica decisión.
El PRI es primera fuerza en el Congreso local, con 10 curules, pero es minoría frente a los 15 diputados del PAN, UDC, Morena y PRD, partidos que -además- gobiernan importantes municipios coahuilenses.
Para el gobernador Riquelme, la elección de este 2020 representa la evaluación de medio término en las urnas, y una oportunidad para reposicionar a su partido antes de las batallas por venir: las federales de 2021 y la de gobernador en 2023.
En Hidalgo, la ola lopezobradorista de 2018 convirtió a Morena en una potente fuerza política local, con una mayoría de 17 diputados en el Congreso del estado, 9 de los 10 diputados federales y las dos senadurías.
Las elecciones de este año servirían para renovar el mapa municipal hidalguense, producto de las elecciones de 2016, en las que el PRI logró mantener bajo sus siglas 30 de los 84 municipios; el PAN ganó 15, el PRD 10 y Morena 7.
Con Morena fracturado por sus disputas internas, al PRI y al gobernador Fayad no les vendría mal celebrar las elecciones el 7 de junio, y tomar a su principal opositor desorganizado y sin candidatos firmes en los principales municipios.
Pero más allá de las batallas locales, Hidalgo y Coahuila serán la antesala de la gran elección de 2021, cuando se renovará la Cámara de Diputados, 30 Congresos estatales y casi 2 mil ayuntamientos en 30 entidades.
Nada será igual durante y después de la pandemia de Covid-19; nada, incluidas las elecciones.
Ya que nadie está exento de ser contagiado, lo más sano será que esta semana el INE confirme la decisión de postergar los comicios del 7 de junio.
Pero será necesario que, tarde o temprano, las instituciones vuelvan a funcionar para garantizar los derechos políticos de la ciudadanía, la contienda política en condiciones equitativas y la renovación democrática de los poderes públicos.
*La opinión aquí vertida es responsabilidad de quien firma y no necesariamente representa la postura editorial de Aristegui Noticias.